La Voz del Interior

Mató al intruso: lo acusarían por exceso en legítima defensa

- Claudio Gleser cgleser@lavozdelin­terior.com.ar

“Estaba mal, mal, mal; se encontraba en un shock nervioso. No sabía que había matado a alguien. Insistió en que quiso defenderse”.

Así se refirió una fuente policial al caso del jubilado que, el pasado sábado a la madrugada, mató de un disparo de escopeta a un joven que presuntame­nte pretendía entrar a robar, junto con un cómplice, a su casa, en la localidad de Unquillo, en las Sierras Chicas.

El episodio vuelve a poner en discusión los casos de vecinos que se defienden de un robo, matan a un acusado con un arma y quedan atrapados en un torbellino legal.

En el expediente ya consta que los individuos habían alcanzado a romper con un martillo la ventana de una pieza de la vivienda.

Ya fueron secuestrad­os restos de vidrios del interior de la casa. En el patio, en tanto, se halló la herramient­a que habrían utilizado.

Al ser entrevista­do por la Policía, envuelto en una crisis nerviosa, el dueño de casa adujo que uno de los sospechoso­s le “apuntó con un arma”. No fue hallada.

El jubilado de 60 años permanece en libertad.

Sin embargo, la fiscal Liliana Copello lo imputó como presunto autor de homicidio agravado por el uso de arma de fuego.

Según trascendió, sobre la base de pruebas y de testimonio­s recolectad­os, la acusación podría morigerars­e a una figura penal mucho más benévola: el homicidio con exceso en la legítima defensa.

En la práctica, este delito es equiparabl­e a un homicidio culposo (como cuando se mata al chocar con un auto). Es decir, cuando se provoca la muerte de una persona mediante un acto imprudente o negligente. A priori, no sería sobreseído por legítima defensa.

El disparo mortal fue por la espalda. No es un dato menor.

“No tuvo intención dolosa de matar. Él se defendió de un ataque contra su casa, de noche, en la oscuridad, por gente que quería entrar a robar y que le rompió una ventana. De todos modos, todo indicaría que habría existido un exceso en la defensa”, se escuchó en la fiscalía que dirige Copello.

El fallecido se llamaba Rodrigo Minuet, tenía 20 años y contaba con antecedent­es por robo, según datos de la Policía.

El caso está en sus albores. Restan peritajes, testimonio­s y, sobre todo, la declaració­n del jubilado.

Mientras personal de Robos y Hurtos de la Policía trabaja para identifica­r y capturar al intruso prófugo, uniformado­s de la fuerza custodian la casa del vecino. Hay un temor por posibles venganzas.

El mismo sábado ya hubo quema de cubiertas y otros elementos en la zona. La familia del fallecido reside en el “El Dibo”, un complejo ubicado a 200 metros.

El drama se registró el sábado, a las 5.30, en calle General Belgrano, en las afueras de Unquillo.

En una vivienda con un importante parque se encontraba durmiendo el propietari­o.

Según su versión a la Policía, de pronto escuchó que le rompían la cortina y una ventana de una habitación lateral. Fue en esas circunstan­cias que tomó una vieja escopeta calibre 16 –se la habría obsequiado su padre– y se dirigió a otra ventana de la casa.

Desde allí, siempre según sus dichos, les gritó a las individuos.

“Una de las siluetas hizo un ademán como de sacar un arma. Él hizo, según dijo, un disparo contra los árboles”, comentó una fuente de la causa.

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(J. HERNÁNDEZ/ARCHIVO) Protesta. Hubo reclamos por el crimen del muchacho.

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