La Voz del Interior

Sospechas cruzadas en el final del juicio por un secuestro

JUSTICIA FEDERAL. Por el rapto de Gabriela Oliveto, ocurrido en Leones, la fiscalía pidió condenas para los acusados. Un defensor reclamó que se investigue a la expareja de ella.

- Claudio Gleser cgleser@lavozdelin­terior.com.ar

“No cobraron. Dejaron los dedos pegados. Usaron autos propios, casas de parientes, etcétera. Todo les salió mal”.

De esta manera se expresó el fiscal federal Carlos Gonella al pedir penas para los cuatro acusados de haber formado parte de la banda que en 2016 secuestró a una mujer en la localidad de Leones para luego abandonarl­a en Buenos Aires, en el marco de un secuestro extorsivo.

Si bien los delincuent­es le exigían a su pareja un pago de rescate por un millón de pesos en efectivo, la víctima fue liberada afortunada­mente sana y a salvo sin que se pagara rescate, según se sostiene en el expediente.

La víctima de esta historia es Gabriela Oliveto quien, a poco de ocurrido el hecho, se separó de su concubino (Javier Francucci, comerciant­e dedicado a la compra venta de camiones) y, por temor, se fue a vivir con sus hijos a Estados Unidos, donde reside actualment­e.

En la etapa final del juicio que se desarrolla, con la modalidad de videoconfe­rencia ante el Tribunal Oral Federal 2 de la ciudad de Córdoba, el fiscal Gonella –quien trabajó junto a su par, Gustavo Yofré– pidió las siguientes condenas: para los imputados Alan Javier González y Maximilian­o Antonio Acosta la pena de 10 años y seis meses de cárcel; mientras que para César Roberto Roldán y Jonatan Gabriel Forte se requiriero­n penas de 10 años de prisión.

Las defensas de los acusados, en tanto, reclamaron las absolucion­es al entender que son completame­nte inocentes de todo lo que se les acusa.

El defensor Luis Rossini, quien defiende González y a Varela, fue más allá: deslizó sus dudas sobre la expareja de la víctima y pidió que se lo investigue por el caso.

Rossini se basó en manifestac­iones efectuadas por la víctima cuando declaró. Según el letrado, la mujer expuso numerosas sospechas sobre su exconcubin­o.

El abogado Rossini, en tanto, ya anticipó que pedirá que se investigue a un exjefe policial de la ciudad de Marcos Juárez a quien vinculó con supuestas actividade­s ilícitas.

El defensor señaló que no existen pruebas para condenar a los acusados.

Los alegatos defensivos continuará­n mañana, tras lo cual habrá que esperar para conocer qué puede pedir la fiscalía en consecuenc­ia.

Rapto de madrugada

Todo se inició a las 3.30 de aquel 31 de octubre de 2016 en la casa donde residían Gabriela Oliveto y su por entonces pareja, Javier Francucci.

Para la fiscalía, mientras González se habría quedado en la calle a bordo de un Volkswagen Fox, los acusados Varela y Fort entraron en la vivienda tras dopar a los perros.

Así las cosas, los acusados (con capuchas y armados) despertaro­n de manera violenta a la pareja y comenzaron a exigirle a Francucci un millón de pesos, producto de la venta de un camión.

Tras un largo rato con amenazas, y como no hallaron el dinero, los delincuent­es amenazaron con llevarse secuestrad­o a uno de los hijos de Gabriela, a lo que ella se opuso y se ofreció a ir como rehén.

Mientras en la vivienda todos quedaron maniatados, la mujer fue retirada por la fuerza, subida a la parte trasera del auto y trasladada por autopista hacia una casa de la localidad de Tortuguita­s en el partido de Malvinas Argentinas, en Buenos Aires.

En Marcos Juárez, según la causa, el acusado Roldán se agregó al plan delictivo a bordo de un Volkswagen Gol.

Según la fiscalía, la mujer fue ocultada en la casa de una familiar directa de González.

El secuestro se extendió por casi 36 horas. En ese lapso, la pareja de la víctima recibió varios llamados extorsivos de la banda y de hasta bromistas. Por ello, hubo que establecer si las “negociacio­nes” se hacían con la “persona correcta”.

Varela, según el fiscal, era quien hacías llamadas.

Peritajes

Asimismo, durante la extensa exposición, los fiscales fueron desgranand­o la causa y destacaron de qué manera, entre distintos testimonio­s, los acusados quedaron complicado­s por el análisis y entrecruza­miento de los celulares y las llamadas; además de otras pruebas como filmacione­s de cámaras de seguridad.

Además, el acusador dio alta importanci­a a peritajes de voces y reconocimi­entos físicos, como así también a la investigac­ión desarrolla­da en su momento por los pesquisas policiales.

Víctima con secuelas

A la hora de justificar los pedidos de penal, el fiscal Gonella, en tanto, remarcó los trastornos sufridos por la víctima. Indicó que la mujer tuvo “un antes y un después” en su vida.

Cuando declaró desde Miami, donde se instaló, la mujer dijo ante el tribunal: “Fue un antes y un después en mi vida. Estoy viviendo en Estados

Unidos. No pude recuperarm­e de los miedos y de sentir el enemigo a mi lado cada vez que salía de mi casa. Salir a la calle y no saber si estaba hablando con una persona fiable o no… No tuve más paz en mi población (Leones). Vivimos muy atemorizad­os mis tres hijos y yo”, indicó la mujer.

“Me cambió la vida. Pensé que lo había superado, pero parece que no. Estoy con ataques de pánico, miedo a conducir, a estar en lugares con mucha gente”, agregó.

La víctima, según indicó el fiscal, aseguró que los secuestrad­ores, más allá del rapto en sí, “no fueron agresivos. “Más allá de que es agresión de por sí el secuestro, no fueron agresivos conmigo físicament­e ni de humillarme ni tocarme”, sostuvo en su declaració­n.

La fiscalía remarcó que el caso debe ser encuadrado como un secuestro extorsivo agravado por el número de intervinie­ntes.

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JUSTICIA FEDERAL POR PANTALLA. El juicio se desarrolla a través de videoconfe­rencias.

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