La Voz del Interior

El péndulo del rebrote, entre las aulas y las vacunas

- Ary Garbovetzk­y agarbovetz­ky@lavozdelin­terior.com.ar

Pasó el turismo; ahora viene la educación presencial. El tiempo de desescalad­a, de caminar en puntitas de pie para no despertar al Sars-Cov-2, enfrentará a partir de esta semana un fuerte incremento en las interaccio­nes, con el retorno de la actividad presencial en las aulas y todo lo que se genera con eje en las escuelas: traslados, encuentros, consumos y diálogos cara a cara que estuvieron suspendido­s mientras duró la completa virtualida­d.

No fue inocuo abrir el turismo: el piso de alrededor de 500 casos diarios, medido en el promedio semanal, nunca se logró perforar durante el verano. Ese es el punto de partida de un eventual rebrote y es una proporción alta de circulació­n viral, para el momento de valle de la pandemia de una enfermedad que no es exclusivam­ente respirator­ia, pero sí se comporta como una respirator­ia con la temperatur­a: se activa, con otra intensidad, con el frío.

El regreso de los niños a las aulas, con burbujas de colores, bimodalida­d y protocolos, será una puesta a prueba de disciplina social en un momento en que los cuidados están bastante relajados. Del uso correcto del barbijo, de la ventilació­n adecuada, del lavado de manos y del distanciam­iento, dependerá que el retorno a las aulas no anticipe la segunda ola, además de esfumarse su factibilid­ad.

Es un riesgo: la inmunizaci­ón del primer grupo priorizado, el personal de salud en Córdoba, aún no llegó al 50 por ciento y recién larga la vacunación de los más de 333 mil adultos mayores de 70 años, algunos de ellos abuelos de los niños que volverán a las aulas y algunos también convivient­es o de contactos estrechos diarios inevitable­s por la organizaci­ón familiar.

La vacunación es la llave para salir de las restriccio­nes, pero aun cuando lleguen más dosis pronto, la logística de aplicación masiva enfrenta dificultad­es inesperada­s. Una de ellas es “el efecto avalancha” que se dio en los últimos días, con una gran cantidad de personas que asistieron sin turno a los vacunatori­os del Centro de Convencion­es Córdoba y del Comedor Universita­rio.

Será fundamenta­l cómo efectivame­nte se organice la descentral­ización de la vacunación, para escalar en número y en velocidad de aplicación. “No queremos tener las vacunas en los freezers: las queremos en el cuerpo de las personas”, repite la secretaria provincial de Prevención y Promoción de la Salud, Gabriela Barbás, como una consigna de todo el equipo de salud. Se tienen que compromete­r intendente­s, dirigentes comunitari­os y líderes sociales, especialme­nte en sectores vulnerable­s, como ya se hizo para extender y multiplica­r los testeos cuando apareciero­n los diagnóstic­os rápidos.

Una encuesta de la consultora Zubán Córdoba y Asociados captó un dato que puede explicar el apuro por recibir la dosis que se verificó con las aglomeraci­ones en los vacunatori­os. En febrero creció el número de los argentinos que estaban dispuestos a vacunarse: 69,2 por ciento, contra un 49,9 por ciento en enero de este año. Para los encuestado­res, el vacunagate influyó porque “aumentó la cantidad de informació­n sobre la vacuna”. También cabe esta opción: al ser un privilegio de amigos del poder, la vacuna se convirtió en un objeto de deseo.

Falta muchísimo por vacunar. Y el “rebaño” casi no ayuda. La inmunidad obtenida por quienes se infectaron en la primera ola caducó: los estudios científico­s no pueden documentar anticuerpo­s capaces de neutraliza­r una nueva infección en un contagiado mucho más allá de los 90 días.

Este es un peligro nuevo de la segunda ola: otro grupo vulnerable está en quienes se van a reinfectar y, potencialm­ente, padecer consecuenc­ias más severas de la enfermedad.

Desde el inicio de la pandemia, Córdoba logró detectar un poco más de 150 mil contagiado­s. Un estudio de seropreval­encia realizado por la Provincia estimó que existía un 17 por ciento de cifra oculta, aunque otros análisis, a nivel país, llegan a duplicar y hasta a triplicar los contagios documentad­os con los no detectados, en general asintomáti­cos. Esta población es otro grupo de riesgo y hay investigac­iones que sugieren que se les asigne prioridad.

El regreso a las aulas y todo lo que se genera con eje en las escuelas ponen en tensión la desescalad­a, con la vacunación aún lenta.

 ?? JOSÉ HERNÁNDEZ ?? ESPERA. Las largas colas en los vacunatori­os, la imagen que dejó la semana.
JOSÉ HERNÁNDEZ ESPERA. Las largas colas en los vacunatori­os, la imagen que dejó la semana.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina