La Voz del Interior

Que la opacidad no se use para quedarse con las dosis

- Brenda Austin y Marcelo Cossar Diputada nacional y legislador provincial (UCR)

Desde el inicio de la pandemia, hubo una sola constante: la improvisac­ión y la falta de anticipaci­ón del Gobierno nacional. Como si fuera poco, ahora vemos con dolor cómo se suma la inmoralida­d en la gestión de un bien escaso como es la vacuna contra el Covid-19.

Ya lo hemos dicho hasta el cansancio. Mientras el mundo se preparaba para la pandemia, el ministro de Salud Ginés González García aseguraba que el virus no iba a llegar a la Argentina.

Mientras otros países comenzaban a plantear la apertura de las escuelas, el presidente Alberto Fernández pedía por cadena nacional que niños y niñas les mandaran dibujitos por Twitter.

Mientras a nivel global se acopiaban testeos, en la Argentina teníamos la tasa más baja de la región.

Mientras el mundo empezaba a encontrar el equilibrio entre salud y economía, en el país llevamos la cuarentena hasta el límite del agobio de muchos sectores de la economía.

Todo esto en un contexto de restricció­n de las libertades individual­es y violación de los derechos humanos y, también, de aumento de casos de violencia institucio­nal.

Sin excepción

Córdoba no fue la excepción. Por más que el gobernador se esfuerce en mostrarse como algo distinto, nos encontramo­s, una vez más, con los mismos métodos en la Casa Rosada y el Gobierno de Córdoba.

Durante todo 2020 fueron funcionale­s acompañand­o cada una de las leyes nacionales –algunas, hasta perjudicia­les para Córdoba– y ahora incluso se replica desde el cordobesis­mo el “vacunatori­o VIP”. Vacunacion­es furtivas, discrecion­ales e ilegales.

Primero decenas y luego centenares de funcionari­os, empresario­s, gremialist­as y amigos del poder, arropados en una muy cuestionab­le figura de “trabajador­es estratégic­os”, que tardíament­e se pretende justificar con una reglamenta­ción hecha a medida.

En los últimos días, conocimos que cerca de 500 personas fueron vacunadas de manera indebida en la provincia apelando a atajos discursivo­s para ponerse al frente de la fila.

Personas que no debieron vacunarse y están vacunadas.

Personas que, aunque están habilitada­s para vacunarse, recibieron su dosis semanas antes de lo debido. Personas que, pese a haber sido vacunadas, no figuran en ningún registro oficial.

Saltarse la fila

Ahora, cuando lo que podía ser previsto y evitado se hace evidente, la política tiene que dar el ejemplo. La escasez de vacunas por la falta de gestión y la inmoralida­d en los criterios de distribuci­ón no pueden pagarse con la vida de más ciudadanos/as y con la credibilid­ad de las institucio­nes.

A diferencia de lo que dijo el Presidente, saltarse la fila sí es un delito, más aún cuando pone en riesgo la vida de las personas.

Tráfico de influencia­s, abuso de autoridad, incumplimi­ento de los deberes de funcionari­o público, manejo de informació­n privilegia­da y malversaci­ón de fondos públicos son algunos de los tipos penales que podrían encuadrar en lo sucedido.

Más allá del encuadre legal, quien se salta la fila le está robando la vacuna a su abuelo.

Saltarse la fila es quitarle las dosis al personal sanitario que falta ser inmunizado y que está en la primera trinchera, expuesto a una carga viral que pone en riesgo su vida.

Saltarse la fila es que personas con comorbilid­ades puedan fallecer por no recibir su dosis a tiempo.

Queremos que este bien público, que marca para algunos la diferencia entre la vida o la muerte, no sea un botín más del clientelis­mo en el proceso de apropiació­n del Estado.

Informació­n necesaria

En este delicado contexto, pedimos una vez más tanto al Gobierno nacional como al de la provincia que, en cumplimien­to del derecho al acceso a la informació­n pública, exhiban los listados completos de todas las personas que fueron vacunadas hasta el momento, y que quienes lo hicieron violando el orden pre

A diferencia de lo que dijo el Presidente, saltarse la fila sí es un delito, más cuando pone en riesgo la vida de las personas.

visto por los protocolos respondan ante la Justicia y la sociedad.

Es con informació­n veraz y completa que se reconstruy­e la confianza. También creemos imprescind­ible que, a partir de ahora, cuando empiecen a llegar –si se cumplen los pronóstico­s– vacunas de distintas partes del mundo, se garanticen los máximos controles y la transparen­cia en la gestión.

No debe ser la opacidad el recurso para que se queden con el Estado y los recursos públicos.

Esta campaña de vacunación –uno de los retos más grandes que enfrenta la humanidad– debe ser realizada abriendo las ventanas del Estado, echando luz y permitiénd­onos a todos los ciudadanos y ciudadanas y a quienes ocupamos responsabi­lidades en organismos legislativ­os que ejerzamos nuestro derecho a controlar. Sólo de esta forma se reconstrui­rá la confianza pública, base para nuestra sociedad democrátic­a.

Queremos que este bien público que marca para algunos la diferencia entre la vida y la muerte no sea un botín más.

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TÉLAM MINISTRO ECHADO. Ginés González García tuvo que irse por el escándalo.

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