Tras el crimen de Melisa, un gran susto con una mujer de Totoral
Si las autoridades policiales y judiciales de Jesús María trabajaron a destajo para resolver el crimen de Melisa Moyano, durante el último día de enero de este año, el primer día de febrero no les deparó tampoco ningún descanso.
Ese día, una mujer de 58 años oriunda de Villa del Totoral alcanzó a descender de un colectivo en esa ciudad al que había subido amenazada por quien era, hasta entonces, su pareja.
Con alguna sintomatología similar al Covid-19, la mujer cursaba una consulta en el hospital Tránsito Cáceres de Allende de la ciudad de Córdoba, cuando su pareja, de 71 años, irrumpió intempestivamente en el centro de salud y la obligó a retirarse, ir hasta la Terminal de Ómnibus, y subirse a un colectivo para retornar a Villa del Totoral, donde compartían vivienda.
En la presunción de que nada bueno podría pasarle si retornaba al lecho conyugal, la mujer se bajó en la ciudad de Jesús María (33 kilómetros antes de su destino) con la excusa de que tenía que ir al baño, pero tomó coraje para volver al colectivo y decirle al hombre que iba a quedarse allí.
Como toda respuesta, recibió de su pareja un amenazante: “Mejor andate culea…, antes de que te cag… matando”.
Hecha un manojo de nervios alcanzó a comunicarse con la Policía y fue auxiliada por el personal que hizo llegar la información a la Fiscalía de Instrucción, por esos días a cargo del fiscal Ronan Sobejano. Al solicitar los antecedentes del caso, el funcionario judicial se topó con una larga historia de violencia previa muy preocupante.
La mujer había denunciado a su pareja en siete oportunidades y atravesó todas las variantes: con restricción de acercamiento, con botón antipánico, con medidas de seguridad y resguardo.
Estaban en pareja desde 2013 y, al parecer, ella no solamente vivía en un círculo de violencia psicológica y física, sino que tenía una dependencia absoluta en lo económico que hacía que, en muchas oportunidades, solicitara la interrupción de las medidas dispuestas por la Justicia.
La principal sospecha sobre esta situación se fundaba en que en esta última denuncia la mujer reconoció estar en situación de calle.
“Hasta el momento de formular la denuncia estaban en pareja. Actualmente, ella está en el Polo de la Mujer a la espera de que se aplique el protocolo y reciba la atención adecuada como víctima de violencia de género. En el mientras tanto, se encuentra con custodia policial”, explicó el fiscal Sobejano, que decidió detener al agresor de la mujer e investigar las circunstancias de la amenaza que profirió.
Se trata de otra situación límite que experimenta una mujer, dentro de la jurisdicción de los Tribunales de Jesús María que tiene el triste récord de haber encabezado los rankings de denuncias penales por violencia doméstica desde hace, por lo menos, una década.
Y donde, además, los femicidios pasaron a tener una frecuencia alarmante.