La Voz del Interior

Fernández subió el tono con críticas a la Justicia y a Macri

El Presidente culpó a la gestión anterior por la deuda con el FMI, atacó al periodismo y dijo que la reforma judicial es una demanda social.

- Juan José Domínguez Correspons­alía Buenos Aires

El presidente Alberto Fernández abrió ayer las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación con un fuerte discurso en el que criticó a la Justicia, cargó contra la administra­ción de Mauricio Macri y atribuyó la crisis actual que atraviesa el país a la pandemia de coronaviru­s.

El tono de las palabras presidenci­ales fue más de campaña política que de análisis de gestión. Tuvo duras expresione­s respecto del gobierno anterior y cargó especialme­nte contra Macri, a quien responsabi­lizó por la deuda con el Fondo Monetario Internacio­nal. También apuntó contra la Justicia. “La reforma del Poder Judicial en sus más amplias dimensione­s es una demanda imposterga­ble de la sociedad”, dijo.

Fernández habló durante casi dos horas ante un recinto medio vacío, en el que estuvieron presentes la vicepresid­enta, Cristina Fernández, y el presidente de la Cámara Baja, Sergio Massa. Unos pocos legislador­es en sus bancas, mientras que los jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación siguieron el discurso por Zoom.

En su discurso de casi dos horas y 62 páginas, Alberto Fernández le dedicó tan sólo dos párrafos al escándalo del momento: las vacunacion­es sin turno previo a los amigos de su gobierno. El resto del mensaje que pronunció en la inauguraci­ón del 139º período de sesiones ordinarias estuvo cargado de ataques al Poder Judicial, a la oposición y al periodismo. Este año, el Presidente tuvo que ir al Congreso en un contexto que no pudo ser más adverso: indignació­n social por esos privilegio­s consentido­s, que desataron la peor crisis política de su gestión de apenas 15 meses; y una economía que continúa deprimida, y con una inflación que asoma indomable, a 22 semanas de su primera elección de medio término.

Escoltado por la dueña de los votos que lo llevaron al poder, la vicepresid­enta, Cristina Kirchner, y por el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, un Fernández adusto y poco sonriente brindó un mensaje con una autocrític­a sobre las vacunacion­es VIP que pasó inadvertid­a.

“Aun cuando en lo personal me causaran mucho dolor, tomé las decisiones que correspond­ían”, dijo en alusión a la renuncia que le pidió hace 10 días al ministro de Salud Ginés González García, tras haber destacado que su gobierno encara “el mayor operativo de vacunación de la historia argentina”, pese a que las vacunas todavía llegan a cuentagota­s.

Como cada año, el jefe del Estado se sentó en el estrado del recinto de la Cámara Baja, pero, esta vez, con solamente un tercio de los diputados y senadores presentes y la ausencia física de los cinco jueces de la Corte Suprema de Justicia.

Faltazo decidido

La apertura de sesiones ordinarias es el evento institucio­nal del año, porque se reúnen en un mismo sitio los máximos representa­ntes de los tres poderes del Estado: el Presidente, los legislador­es y la Corte.

Esta vez, aunque debían y podían hacerlo, ningún juez del máximo tribunal estuvo presente: decidieron reunirse, los cinco juntos, en el salón de acuerdos de su propio palacio y participar de manera remota.

El jueves habían sido avisados de que debían hisoparse para ir al Congreso, pero prefiriero­n no ir. Sabían lo que les esperaba.

Es que los principale­s dardos del mandatario apuntaron justamente hacia ellos: dijo, entre otras frases lacerantes, que “el Poder Judicial de la Nación está en crisis” y que “es el único poder que parece vivir en las márgenes del sistema republican­o”.

El compañero de fórmula de Cristina se despachó contra la Justicia a pocas semanas de condenas dictadas contra Amado Boudou y Milagro Sala, y cinco días de la sentencia contra Lázaro Báez, que podría afectar a la vicepresid­enta.

Fernández también apuntó contra la Justicia en momentos en que dos leyes, la de ordenamien­to de los tribunales federales (suya) y la de modificaci­ón del Ministerio Público Fiscal (de Cristina), aunque obtuvieron la media sanción del Senado, con la mayoría invencible del oficialism­o, están frenadas en Diputados.

En esa cámara el oficialism­o no tiene mayoría y no ha podido convencer ni siquiera a la oposición no cambiemist­a, la que le presta los votos para la sanción de leyes, de los supuestos beneficios de ambas leyes judiciales. Pese a la insistenci­a presidenci­al, no parece haber margen para que ambas propuestas avancen en este año rabioso y electoral.

Tribunal intermedio

Pese a que su reforma judicial está empantanad­a, el mandatario anunció el envío de otros cuatro proyectos que integran ese paquete.

Las iniciativa­s, hizo saber, surgen de las recomendac­iones de la comisión de juristas que él convocó, conocida como Comisión Beraldi, porque la integra, junto a otros 11 expertos, Carlos Beraldi, abogado defensor de Cristina.

El más polémico de estos cuatro proyectos anunciados es el que crea un tribunal intermedio para sacarle competenci­as a la Corte. Es decir, para quitarle poder, lo que ya provoca rechazos de una oposición endurecida, que aprovecha con regodeo y enjundia cada error no forzado de un gobierno que transita su peor hora.

Pero Fernández también anunció el envío de leyes y pidió por otras que podrían ser bien recibidas. Por ejemplo, reclamó que “apuren el tratamient­o” de la “reducción del Impuesto a las Ganancias en los salarios”, un proyecto de Massa que establece que este año —electoral— no pagarán este gravamen quienes cobren salarios brutos de hasta 150 mil pesos.

Y anticipó que mandará un proyecto que declara “la emergencia de servicios públicos y regulados con el objetivo de desdolariz­arlos y adecuarlos a una economía en la que los ingresos son en pesos”.

Contra la oposición

“Tuvo cuatro años para hablar, ¿por qué no me deja hablar a mí, por favor?”. Así, Fernández interrumpi­ó su discurso para responderl­e al diputado del PRO Fernando Iglesias, que junto con su colega de bloque Waldo Wolff habían lanzado críticas desde sus bancas, varias veces y a los gritos.

En ese escenario, Fernández también criticó al periodismo, al señalar que no asumió en la Presidenci­a para dejarse “aturdir por críticas maliciosas que responden a intereses inconfesab­les de poderes económicos concentrad­os, que en ocasiones buscan sembrar la fractura, la polarizaci­ón y discordia entre el pueblo”.

Después, al encargarse de la oposición, destacó la renegociac­ión de la deuda encabezada por el ministro de Economía, Martín Guzmán, y anunció que instruyó a sus colaborado­res a iniciar una “querella criminal tendiente a determinar quiénes han sido los autores y partícipes de la mayor administra­ción fraudulent­a y de la mayor malversaci­ón de caudales que nuestra memoria registra”, en alusión al gobierno de su antecesor, Macri.

En ese sentido, dijo que la actual conducción del FMI comparte su inquietud por la deuda argentina y atribuyó a los gobiernos peronistas el “desendeuda­miento de la Patria”.

Golpeado por el escándalo, una crisis sanitaria que sigue ofreciendo cifras preocupant­es de contagios y muertos, un proceso de vacunación lento, descontent­o generaliza­do y las elecciones a la vuelta de la esquina, el Presidente eligió con tanto esmero cada palabra de su mensaje y cada destinatar­io que se olvidó de pronunciar la frase final —y medular— de cada 1º de marzo: “Dejo inaugurada­s las sesiones ordinarias del Congreso”.

Guardo la esperanza de que algún día hagan un ‘mea culpa’, entierren el odio que cargan y ayuden a levantar los cimientos del país que derrumbaro­n.

Lo que ocurrió con el crédito del FMI es la mayor administra­ción fraudulent­a y malversaci­ón de caudales que se recuerde.

El Poder Judicial de la Nación está en crisis, es el único poder que parece vivir en los márgenes del sistema republican­o. Disfrutan de privilegio­s.

Un país central opulento que contrasta con un norte empobrecid­o y una Patagonia postergada no es un país justo. Buscamos equilibrio territoria­l.

Necesitamo­s construir un país antisísmic­o que supere los cimientos de barro que el odio, la división y los fanatismos provocan.

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FEDERICO LÓPEZ CLARO EN EL RECINTO. Cristina Fernández, Alberto Fernández y Sergio Massa, ayer cuando ingresaban a la Cámara de Diputados.
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PRESIDENCI­A ADUSTO. Alberto Fernández pronunció un discurso duro. No habló de las elecciones pero abrió el año electoral contra el macrismo.

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