La Voz del Interior

Previsibil­idad y seriedad como desafíos

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Las manifestac­iones callejeras que en los últimos tiempos tienen como centro de convocator­ia a las redes sociales expresan las demandas de sectores de la sociedad que eligen esa vía pacífica para ser escuchados por las autoridade­s.

Sin embargo, suelen exhibir representa­ciones que desentonan con el sentido de la convocator­ia. Acciones que, incluso, en algunos casos llegan a superar los límites del mal gusto.

Algo de esto sucedió el sábado pasado durante las manifestac­iones que se motorizaro­n en distintos puntos del país para denostar a los llamados “vacunatori­os VIP” contra el coronaviru­s. Más allá de algunos roces que no pasaron a mayores entre manifestan­tes con sindicalis­tas y facciones afines al Gobierno nacional, la nota discordant­e estuvo a cargo de un grupo identifica­do luego como Jóvenes Republican­os.

Los muchachos no tuvieron mejor ocurrencia que colgar de las rejas de Casa Rosada bolsas mortuorias que simulaban contener cadáveres. La acción mereció el repudio del propio presidente Alberto Fernández, quien calificó de lamentable esta movida y cargó culpas contra la oposición.

Es cierto que la desacertad­a intervenci­ón de los aludidos jóvenes no aporta nada al verdadero sentido de la movilizaci­ón: terminar con los privilegio­s y los acomodos con el plan de vacunación. Un escándalo nacional que le costó el cargo al ministro de Salud Ginés González García.

Es decir, el problema no se solucionar­á sólo con descalific­ar las desviacion­es que siempre ocurren en estos movimiento­s callejeros, sino prestando atención al malhumor de la gente, ya no sólo por los vacunados de privilegio sino por una crisis social y económica que se siente con vehemencia en los hogares de la gran mayoría de los argentinos.

Por cierto, en el contexto de la pandemia que nos turba hace un año, la sociedad está cansada de las improvisac­iones y de los desacierto­s de las autoridade­s y exige con absoluto derecho vacunarse sin tener que sumergirse en una burocracia agobiante. El Presidente y los gobernador­es provincial­es deben resolver los contratiem­pos que se van presentand­o, con la serenidad y la seriedad que impone el tema luego de la polémica originada por las inmunizaci­ones no autorizada­s.

Desplegar bolsas mortuorias es desde todo punto de análisis descalific­able. También lo son los padecimien­tos de los adultos mayores (por mencionar la franja etaria más vulnerable) para acceder a una vacuna que los ponga a resguardo de un eventual contagio del virus que sigue acechando.

Enarbolar discursos crispados o caer en un debate de baja calidad y con clara intenciona­lidad política, espoleado por el año electoral que transcurri­mos, no colabora a remediar las urgencias de millones de argentinos. No sólo las vacunas que se distribuye­n por cuentagota­s. Hay otra realidad social en grado de erosión que se potencia por la escalada de los precios de productos básicos para los hogares.

Las quejas continuará­n en tanto no se imponga como desafío la previsibil­idad y la seriedad en las campañas contra la peste y la crisis que agobian.

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