Para las organizaciones, pobreza y especulación agravan el problema
La falta de trabajo y la escasez de disponibilidad de recursos económicos son aspectos centrales de esta problemática para los distintos actores sociales que la atienden. Pero además, surge de sus definiciones un asunto ligado a la disponibilidad de la tierra para su habitabilidad. La contracara, opinan, son los negociados inmobiliarios que se imponen a la necesidad habitacional.
Guido Barbizan es director general de la fundación Techo Córdoba. En los seis barrios donde trabajan, hay dos que han crecido con notoria evidencia (Villa Ávalos y Los 40 de Argüello).
“Estamos impulsando una ampliación en la nueva apertura del Registro Nacional de Barrios Populares (Renabap). Este fenómeno de expansión se vio agravado por la pandemia”, estableció.
Barbizan explicó que los territorios crecieron hacia “el fondo” de los barrios. “Hacia la zona del campito”, que, como en otros sitios, son espacios que carecen de infraestructura y servicios. “Cada vez hay más familias viviendo en barrios populares”, sumó.
Según el referente, hace falta un trabajo conjunto entre Estado, organizaciones sociales y ciudadanía. “Es necesario tomar cartas en el asunto. Siempre acercamos a los gobiernos proyectos y asesorías. Llevamos adelante procesos de integración urbana financiada. Pero la respuesta está en la articulación”, consideró.
Por su parte, una red de organizaciones sociales, instituciones, ONG’s y comunidades lanzó por octavo año consecutivo la campaña Tierra para la vida digna. Desde este amplio sector señalaron que se trata de la surgió que nació inicialmente en 2013.
“En lugar de soluciones, encontrábamos desde los gobiernos una feroz política de represión, despojo y saqueo a las familias que buscaban un lugar para vivir y trabajar. Entendimos entonces la urgencia de fortalecer y visibilizar la voz de quienes ocupaban tierras en el campo y en la ciudad, resolviendo así la necesidad básica de techo y alimento”, explicaron.
Además sostuvieron que es una problemática que aparece “cíclicamente”. “No hay soluciones reales, integrales y con recursos que atiendan la problemática”, expresaron. Apuntaron que en estos años “se profundizó la desigual e injusta distribución de la tierra”.
En números
“Los datos duros dicen que en la provincia el 48 por ciento de los habitantes sufre déficit habitacional. Según el Observatorio de Trabajo, Economía y Sociedad, tres de cada 10 habitantes del Gran Córdoba sufría de déficit habitacional en el tercer trimestre de 2019”, remarcaron.
También sostuvieron que hasta el
25 de octubre de 2020 se registraron
14 conflictos en relación a la tierra en la ciudad de Córdoba. “A esto le sumamos que desde la Justicia Provincial se recibieron 383 denuncias por ocupaciones de tierras y usurpación de inmuebles”, ampliaron.
A partir de este panorama, plantearon que se debe recuperar tierra para la producción y la vivienda. “Esto es posible con la comunidad organizada, con las cientos de familias y colectivos que cotidianamente construyen espacios de vida más sanos”, expusieron.
Y pidieron “políticas públicas para quienes tenemos una necesidad concreta y material de tierra, techo o vivienda y trabajo”.
La organización Polo Obrero (PO) también aportó su mirada. “Nuestros comedores eran 60 y en la actualidad son 89. Las ollas populares, en las villas, crecieron de 50 a 70. Los niños que recibían asistencia eran 3.076 y hoy son 5.206”, remarcó Silvina Vivas, referente del PO en Córdoba.
Eduardo Bedardo encabeza esta agrupación en Córdoba. Para él, el problema habitacional pasa por la “especulación inmobiliaria”. “Los especuladores se han quedado con todo el beneficio otorgado por el Estado”, sostuvo.
Y denunció que el acceso a las tierras es “prohibitivo”. Esto –dijo el dirigente– ha hecho que sea “prohibitivo el acceso a la vivienda”. “No hay planes de vivienda”, remarcó.
No hay soluciones reales, integrales y con recursos que atiendan la problemática por parte del Estado.