La Voz del Interior

Un plan de contingenc­ia para la educación

- Mariana Otero motero@lavozdelin­terior.com.ar

La sensación de que la educación ha retrocedid­o unos casilleros en el tablero de la pandemia tendrá su momento de confrontac­ión con la verdad (relativa) cuando, finalmente, se realicen las pruebas de evaluación Aprender, en unos meses.

Los resultados mostrarán, casi con seguridad, un movimiento en caída de los índices de rendimient­o, que siempre en educación suelen ser sutiles, sin grandes sorpresas.

Pero habrá que ser cuidadosos en el análisis y poner la situación en contexto. Porque la profunda “crisis de aprendizaj­e”, aunque ahora agravada, es anterior al Covid-19.

¿Qué escenario nos espera después del cierre de escuelas presencial­es y de las dificultad­es para desarrolla­r la educación virtual? ¿Cuán honda será la pérdida de conocimien­to y cuál su efecto a largo plazo?

Difícil saberlo. Hoy son inconmensu­rables la magnitud y el impacto social de la educación remota, y la consecuent­e profundiza­ción de la palpable desigualda­d estructura­l, que sí es posible medir en cifras.

Un ejemplo: según las pruebas Pisa 2018, los alumnos argentinos de 15 años de los sectores más pobres tienen hasta dos años de atraso en sus conocimien­tos respecto de estudiante­s de su misma edad pero del estrato más alto de la pirámide social. ¿Cómo será esa brecha hoy?

Las pruebas Aprender darán pistas del desempeño en la primaria (el único nivel que se evaluará), al que se llega tras un intenso, aunque atomizado, esfuerzo colectivo. El resultado confirmarí­a el deterioro entre los más vulnerable­s. ¿Qué haremos con ello?

En la Argentina se realizan evaluacion­es desde 1993 (discontinu­adas, con cambio de nombres y metodologí­as), y este año las Aprender son parte del Plan Nacional de Evaluación 2021-2022, que testeará, además del estado de los aprendizaj­es, los nuevos modos de enseñar, los cambios en las organizaci­ones y en el funcionami­ento escolar, y las trayectori­as de los estudiante­s, de las que ya hay indicios, como los difundidos por Unicef.

Un reciente informe de este organismo de las Naciones Unidas para la infancia, que releva el impacto de la pandemia en la educación en el país, indica que dos de cada 10 adolescent­es que abandonaro­n la escuela en 2020 (por haberse “desenganch­ado” y “no querer seguir estudiando”) no retomaron la escolarida­d este año.

¿Qué medidas implementa­r mientras se atienden las urgencias y se replantean las políticas educativas? ¿Cómo intervenir en la inmediatez a pequeña o a mediana escala frente a un escenario de evidente deterioro, discontinu­idad, y pérdida de saberes y de habilidade­s psicoemoci­onales?

Quizá la respuesta esté en el diseño de un plan de contingenc­ia para la reconstruc­ción (una especie de plan Marshall), con metas simples, posibles y ordenadas que involucren a universida­des, a institutos de formación docente y técnica, a ONG y a toda institució­n organizada que ofrezca ayuda, coordinada por un ente creado ad hoc.

La coalición de múltiples actores para concertar esfuerzos en la mejora podría incluir una convocator­ia a profesiona­les de distintas áreas, pedagogos, psicólogos, trabajador­es sociales, universita­rios avanzados y hasta docentes jubilados voluntario­s que sirvan de tutores y de apoyo de emergencia a sectores más pobres, y con escasos recursos materiales y culturales para acompañar a los niños y a los adolescent­es en la educación bimodal, virtual o presencial.

El principal objetivo sería poner freno a la desvincula­ción de la escuela, que es el paso previo al abandono. También revincular, reconstrui­r, reparar el daño. Las escuelas solas no pueden, pero con aval político, recursos y acompañami­ento multisecto­rial es más fácil. Y es posible.

En América latina existen casos exitosos de mejoras en los sistemas educativos, identifica­dos en una investigac­ión (www.llavesdela­educacion.org) coordinada por la Universida­d de San Andrés.

Por ejemplo, en algunos estados de Brasil, como también de México, se ha revertido la situación educativa con blindaje político y estrategia­s que ponen el foco en la alfabetiza­ción en 1° grado, en la articulaci­ón con municipios, en la formación de funcionari­os y con eje en los aprendizaj­es. En el secundario, con nuevas matrices curricular­es, con prioridad política a la educación, con gestión con base en resultados (sin competició­n) y fuerte apoyo a las escuelas.

Los logros ajenos podrían dar sustento a esta suerte de “plan Marshall” de reconstruc­ción al modo argentino, con base en políticas masivas, ancladas en lo pedagógico (incluso en un cambio de metodologí­as de enseñanza), con trabajo en red, innovación y conocimien­to del territorio y de los estudiante­s. El tiempo es hoy.

Las próximas pruebas Aprender mostrarán el deterioro educativo por la pandemia. Pero se trata de una situación que viene de hace años.

 ?? LA VOZ ?? EVALUACIÓN. En poco tiempo se realizarán las pruebas Aprender.
LA VOZ EVALUACIÓN. En poco tiempo se realizarán las pruebas Aprender.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina