La Voz del Interior

La ecuación imposible que planteó Macri

- Virginia Guevara mguevara@lavozdelin­terior.com.ar

Pasaron meses, transcurri­eron semanas y la indefinici­ón de las precandida­turas de Juntos por el Cambio sigue consumiend­o horas de especulaci­ones. Todo indica que en los seis días que faltan para la presentaci­ón de listas se agotarán hasta los últimos minutos en esa ecuación imposible que ordenó Mauricio Macri: forzar el encolumnam­iento de toda la coalición detrás de la precandida­tura de Luis Juez al Senado.

Hasta ahora, ese objetivo es una verdadera quimera. Nadie explicó jamás las razones de esa consagraci­ón sobre la marcha de Juez, que desplazó a Gustavo Santos a la lista de diputados, que fue impuesta por el macrismo y que resulta completame­nte indigeribl­e para los radicales. Juez es el único dirigente que ratifica que “no se baja”, pero todo indica que Macri sobreestim­ó su poder para ordenar a los socios cordobeses.

Mario Negri es el otro nombre principal en la disputa irresolubl­e de Juntos por el Cambio. Negri también quiere encabezar la boleta de senadores. Mide igual o mejor que Juez en las encuestas, pero además cuenta con el respaldo de la UCR nacional –cada vez más virulenta contra la preeminenc­ia del PRO– y con el atípico logro de haber encolumnad­o a la mayor parte del radicalism­o cordobés en esta cruzada, comenzando por Rodrigo de Loredo y Ramón Mestre.

La posibilida­d de que la disputa opositora se resuelva en las Paso parece la más probable y si eso ocurre, las primarias serán tanto o más relevantes que las generales en Córdoba.

Paso o no paso

Claro que las Paso parecen la mejor opción para Juntos por el Cambio, hasta que los contendien­tes caen en la cuenta de que alguien va a perder. Entonces la situación se transforma en una prueba de resistenci­a protagoniz­ada casi en exclusiva por Juez y Negri: todo lo demás podría acomodarse, en especial si se garantiza a Rodrigo de Loredo la cabeza de la lista de diputados. Que Gustavo Santos acepte ceder a un radical ese puesto es una opción que algunos consideran posible.

En esa contienda, siguen sin figurar las mujeres que deben completar la mitad de los cargos: es una tenida entre una docena de hombres y sólo hay cuatro bancas masculinas disponible­s, aun cuando Juntos por el Cambio gane por gran ventaja las elecciones de noviembre próximo, como preanuncia­n todas las encuestas. Tampoco aparecen, en ningún momento, ideas o posicionam­ientos políticos que diferencie­n a un sector de otro: todos saben que el resultado de la elección estará dado por el acérrimo antikirchn­erismo de los cordobeses, más que por los nombres de la lista de Juntos por el Cambio.

Por debajo de Juez y Negri, las negociacio­nes son permanente­s y la volatilida­d de los nombres es asombrosa. Todos desconfían de todos, y de momento cuesta imaginar que de esa actividad pueda surgir un proceso de construcci­ón política consistent­e de cara a 2023.

Parece la situación ideal para compensar la desventaja con la que el peronismo cordobés afronta esta elección legislativ­a, pero ni esa realidad convoca a la unidad en Juntos por el Cambio. Por el contrario, la idea de que detrás de la entronizac­ión de Juez hubo un acuerdo entre Macri y Juan Schiaretti es casi una obsesión para los radicales.

Listas en espera

Como la situación de Juntos por el

Cambio es impredecib­le, las demás fuerzas esperan. A una semana del cierre de listas, no hay una sola precandida­tura confirmada, aunque Alejandra Vigo y Natalia de la Sota sean nombres casi inamovible­s de las cabezas de lista y hayan protagoniz­ado actos que en los hechos anticipan la campaña de Hacemos por Córdoba, atada por entero a la gestión provincial e impulsada desde cada una de las intendenci­as.

El peronismo cordobés define por estas horas el resto de los nombres, que en su mayoría surgirán del interior de la Provincia, procurando reconocer a los intendente­s y subordinan­do todo a la voluntad de Juan Schiaretti. Ahí no hay disidencia­s y difícilmen­te haya sorpresas.

En el Frente de Todos, la precandida­tura de Carlos Caserio al Senado – todo indica que acompañado por Gabriela Estévez– es un hecho. Y sigue el misterio en torno de Martín Gill, intendente de Villa María con licencia y actual secretario de Obras Públicas de la Nación. La posibilida­d de que encabece la lista de diputados mantiene expectante al schiaretti­smo, que responderí­a incluyendo en las listas a pesos pesados villamarie­nses: Eduardo Accastello y/o Nora Bedano están entre los probables candidatos ad hoc.

El armado del Frente de Todos no es sencillo; hay incompatib­ilidades manifiesta­s entre el perfil de Caserio y las numerosas agrupacion­es kirchneris­tas. Nada indica que las diferencia­s lleguen a una disputa en las Paso, pero la unidad requerirá de la intervenci­ón directa de Alberto y Cristina Fernández. En siete días se termina el misterio para todos.

El expresiden­te pretende encolumnar a todos los socios de Juntos por el Cambio detrás de Luis Juez. Negri resiste.

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ILUSTRACIÓ­N DE JUAN DELFINI
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