En 2020, el desmonte se llevó 5 mil hectáreas
Equivalen a 18 canchas de fútbol por día. La superficie es algo mayor a la de 2019, pero sensiblemente menor a las de la década anterior.
El castigado bosque nativo cordobés perdió el año pasado otras 4.108 hectáreas producto del desmonte, según datos que releva la Policía Ambiental del Ministerio de Coordinación de Córdoba.
La cifra supera por poco la registrada en 2019, aunque es mucho menor a las que se constataron en la década pasada, en el inicio de la mediciones del organismo oficial.
De todos modos, el daño resulta evidente: las 4.108 hectáreas equivalen a 18 canchas de fútbol perdidas por cada día del año.
A la acción deliberada o no intencional del hombre para eliminar el monte nativo debe sumarse la incidencia de los incendios, que asuelan el territorio provincial en la segunda mitad de cada año. Si bien el año pasado se quemaron 340 mil hectáreas, se estima que 39 mil hectáreas fueron de bosque cerrado y bosque abierto.
El desmonte ilegal en Córdoba afectó a 4.810 hectáreas de bosque nativo el año pasado, según datos oficiales de la Policía Ambiental del Ministerio de Coordinación de Córdoba.
Esto es casi un 10 por ciento más que en 2019. Ambos años representan las cifras más bajas desde que en septiembre de 2014 la Provincia comenzó con este monitoreo.
En 2015 fueron un poco más de siete mil hectáreas afectadas por prácticas no autorizadas; en 2016 fueron 6.951; en 2017, otras 14.427, y
7.413 hectáreas sumaron en 2018. Adrián Rinaudo, director de la Policía Ambiental, explicó que si bien el
2020 fue un año inusual por la pandemia, las actividades rurales no se prohibieron. “Nunca dejamos de controlar. El seguimiento satelital se siguió haciendo”, respondió.
Y agregó: “Estamos conformes con lo que pudimos hacer a pesar de las limitaciones por la pandemia. Si no hubiésemos controlado, se hubiera desmontado mucho más”.
Las hectáreas intervenidas en
2020 representan una superficie muy baja si se compara con las 340.000 hectáreas afectadas por los incendios el año pasado, aunque en este caso no todo lo que se quemó fue monte nativo. Según la Secretaría de Ambiente, fueron 39 mil las hectáreas bajo fuego el año pasado.
En provincias del norte argentino el desmonte ocurre a otras escalas. Según un informe de Greenpeace, en Santiago del Estero se desmontaron
32.776 hectáreas en 2020. En Jujuy fueron 30.071; en Salta, 20.962; en Formosa, 17.779; y en Chaco, 13.128 hectáreas. El monitoreo de la ONG no discrimina entre intervenciones legales e ilegales.
Sin embargo, para Córdoba es una tasa muy alta si se considera el escaso monte autóctono que sobrevive en la provincia.
Según estudios ambientales, Córdoba solo conserva un tres por ciento de bosque nativo en buen estado de las 12 millones de hectáreas que había un siglo atrás.
Estos ecosistemas son sinónimos de biodiversidad y de paisaje, un atributo clave para el turismo. Pero también son vitales para la regulación hídrica y climática de la región.
Cuánto bosque quemó el fuego
en 2020. Según un informe de la Secretaría de Ambiente de Córdoba, de las 340 mil hectáreas quemadas en 2020, entre bosque cerrado y bosque abierto, hubo fuego sobre 39.071 hectáreas en esta provincia.
18 canchas de fútbol por día
Una comparación puede servir para entender la magnitud del daño. Esas 4.810 hectáreas intervenidas sin autorización equivalen a una pérdida diaria de 18 canchas de fútbol como las del estadio Mario Kempes.
La Policía Ambiental determinó que hubo 1.768,6 hectáreas afectadas ubicadas en la categoría roja, según la ley provincial de bosques 9.814. Es el 36,7% del total afectado.
Esa ley fue sancionada hace más de una década. Protege cuatro millones de hectáreas, en tres categorías, según el estado de conservación del monte. La actualización de ese mapa sigue pendiente desde hace más de cinco años.
El sector rojo es el bosque mejor conservado y donde sólo pueden realizarse intervenciones mínimas, pero con autorización de la Secretaría de Ambiente de la Provincia.
En 2020, sobre 880 hectáreas de zona roja se realizó un desmonte ilegal total, mientras que en el resto fueron afectadas por rolado para extraer renovales del bosque, desmonte selectivo de arbustos, aperturas de picadas o intervenciones para leña. Todos estos indicadores fueron más altos que los registrados en 2019.
Balance positivo
Rinaudo rescató varios aspectos positivos después de años de monitoreo. “Las intervenciones son de menos de diez hectáreas porque se llega a tiempo antes de que sigan avanzando. Años atrás, los desmontes eran de 300 a 400 hectáreas”, detalló.
Agregó que la mayoría de las intervenciones son en categoría amarilla por desconocimiento de la normativa o problemas en la tramitación de las autorizaciones.
“Queremos salvar el monte que está pintado de rojo porque es el mejor conservado”, explicó Rinaudo.
Otro aspecto positivo, según el funcionario, es que desde hace casi dos años no se registran casos de deforestación química, por la decisión de Policía Ambiental de ser severos en el control y las multas para esas prácticas. “También desaparecieron las topadoras. Ahora solo se ven tractores con alguna pala delantera o maquinaria para rolado”, comentó.
La Policía Ambiental sólo informa las intervenciones no autorizadas.
Pero la Secretaría de Ambiente autoriza intervenciones en predios tanto en categoría amarilla como roja. Hasta 2015 también se informaba esa superficie intervenida de manera legal. Luego dejaron de reportarse.
Dónde y para qué
En 2019, la Policía Ambiental realizó 222 procedimientos para constatar infracciones observadas en información satelital o durante inspecciones aéreas. El año pasado fueron 157.
Según Rinaudo, el 60% de los procedimientos se deben a intentos de rolado o desmonte selectivo (por lo general en el norte provincial), un 20% son desmontes para extraer leña (en el noroeste) y otro 20% para loteos cerca de centros urbanos.