La Voz del Interior

Comentario. En las profundida­des de la industria musical

SERIES. En ocho capítulos, “Esto es pop” escapa a las convencion­es y entrega un caudal de informació­n que vale la pena repasar. En Netflix.

- Juan Manuel Pairone jpairone@lavozdelin­terior.com.ar

Hay muchos documental­es dedicados a la música en Netflix y, sin embargo, pocos logran abarcar tantos subtemas y épocas distintas de la manera en la que lo logra Esto es pop, serie de ocho episodios que tiene como principal atractivo la diversidad de fenómenos que aborda.

Esa condición, que define de pies a cabeza a este proyecto de la productora canadiense Banger Films (y que fue estrenado en la televisión de ese país en marzo) es también un aspecto que genera algo de confusión en el espectador promedio.

Sucede que, a diferencia de otros proyectos similares que se encuentran en la plataforma, Esto es pop bucea profundame­nte en cada una de las tramas que trata y no busca la uniformida­d del relato. De hecho, los ocho episodios fueron dirigidos por seis directores diferentes (sólo repiten Jared Raab y Chelsea McMullan, con dos cada uno) y eso también explica los distintos enfoques narrativos que pueden encontrars­e.

Además, la versión que ofrece el gigante de streaming tiene un ligero cambio en la disposició­n de los episodios respecto a lo que se emitió originalme­nte. Y aunque muchas veces el orden de los factores no altera el producto, en este caso sí se hace evidente una sensación de extrañeza que, también hay que decirlo, queda de lado con el correr de los capítulos.

Aunque el interés por cada uno de los episodios variará en función de los gustos, vale la pena abordar la serie como una totalidad y no quedarse sólo en algunos de sus fragmentos. Es el propio recorrido el que terminará premiando a aquellos que profundice­n más allá de un caso particular, casi como si estuviéram­os escuchando un disco entero .

En ese sentido, los links más o menos explícitos entre los episodios ayudan a identifica­r suerte de relato global que trasciende lo que sucede en cada capítulo. Efectivame­nte, se trata de un recorrido por diferentes fenómenos asociados a la historia del pop en los últimos 70 años y las conexiones abundan. Sobre todo a partir de la decisión de profundiza­r en el detrás de escena y los detalles de cada temática, lo cual convierte a Esto es pop en un baúl de secretos por descubrir e interpreta­r.

El primer episodio que ofrece Netflix es, por caso, el que narra el ascenso y la posterior caída de Boyz II Men, grupo afroameric­ano que sentó las bases de lo que luego serían las boy bands a lo Backstreet Boys o NSYNC. El tercero, en tanto, vuelve sobre el pop de fines de los ’90 y principios de los 2000, pero esta vez para entender por qué Suecia se convirtió en un país clave para el avance del pop como género.

Ese capítulo, que probableme­nte sea el más apasionant­e de toda la serie, confirma algo que subyace en las bases de Esto es pop: toneladas de archivo, testimonio­s de primera mano, vocación sociológic­a y un nivel de producción que incluye la presencia in situ de los principale­s protagonis­tas de cada historia.

Esa dinámica vuelve a tomar protagonis­mo en el último episodio de la primera temporada, que está dedicado al Brill Building, edificio neoyorquin­o que sirvió como base de operacione­s de algunos de los principale­s compositor­es de los ’50 y los ’60, incluyendo al propio Neil Sedaka y su invaluable relato. Pero también aparece en el capítulo dedicado a uno de los efectos vocales que han definido al pop (y al hip hop) de los últimos 20 años, el Auto-Tune (con el rapero TPain, su principal precursor, revelando detalles imperdible­s), en el que también es otro de los grandes momentos de la serie por la originalid­ad en su acercamien­to al tema.

Además: el country como género que convive con el conservadu­rismo y la autenticid­ad como valores muchas veces en pugna; el brit pop analizado por algunos de sus protagonis­tas y también por aquellos que fueron parte de una movida que abarcó a buena parte de la industria musical británica; el auge de los festivales como eventos capaces de definir una época –la actual–, con sus avances y retrocesos desde los años ’60; y la canción de protesta como un ejemplo imperecede­ro de lo que la música es capaz de lograr cuando conecta con una fibra íntima en un determinad­o momento histórico.

Todas esas facetas conviven en una serie que hace de la variedad su mayor atributo.

Aunque la disparidad en la trama y el abordaje de cada uno de los episodios hagan que el recorrido sea un tanto sinuoso, Esto es pop termina siendo un refugio ideal para melómanos o para interesado­s en algunos de los fenómenos más relevantes de la cultura musical anglosajon­a.

“Esto es pop”. Disponible en Netflix desde fines de junio, es una creación de la productora canadiense Banger Film que consta de ocho capítulos. Tiene un desarrollo sinuoso pero muy, muy, interesant­e.

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NETFLIX FENOMENAL. La serie de Netflix se nutre de varias vertientes de la historia de la música pop.

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