La Voz del Interior

Desapareci­da. La familia de Delia demandará a la escuela

ENIGMA EN TRASLASIER­RA. Se trata de la adolescent­e que desapareci­ó hace 34 meses en la localidad de La Paz. Aquel día, salió antes del colegio y nunca regresó a su casa. El único sospechoso del caso está muerto.

- Miguel Ortiz Correspons­alía

“Se esperaba que Delia saliera de la escuela a las 18.30, y lo hizo alrededor de las 16 sin ninguna autorizaci­ón de los padres, en el camino desapareci­ó; hay una responsabi­lidad objetiva del establecim­iento educativo, por eso iniciaremo­s una acción civil en contra del mismo”, dice Lucía Oviedo, la nueva representa­nte legal de la familia de la adolescent­e cuyo rastro se perdió hace 34 meses en Traslasier­ra.

Delia Gerónimo Polijo, entonces de 14 años, fue vista por última vez la tarde del 18 de septiembre de 2018. Fue cuando caminaba entre el Ipem 137 de la localidad de La Paz, y su casa, en el paraje rural de La Guarida.

Su destino constituye uno de los misterios más inquietant­es de la provincia de Córdoba, luego de una intensa búsqueda de casi tres años que hasta ahora no dio resultados.

“No hemos organizado nada por la pandemia, pero seguimos pidiendo una justicia que haga a la verdad, quiero saber de la vida de mi hija”, dijo Modesta Polijo, la madre de la adolescent­e buscada.

Delia nació hace 17 años en el pueblo, en el seno de una familia de inmigrante­s bolivianos.

Que la joven desapareci­era en un pueblo tranquilo, de unos tres mil habitantes, sigue inquietand­o a los vecinos, y se cree que hay silencios que nutren el enigma.

Desde el principio, la zona fue escenario de una búsqueda sin precedente­s en la región, con vecinos, fuerzas de seguridad y una recompensa de medio millón de pesos, entre aportes del Gobierno provincial y el nacional, para quien brindara datos ciertos.

El trabajo de policías, bomberos, canes especializ­ados, helicópter­os, rodados, detectives y hasta videntes no ha aportado lo necesario para saber de Delia.

La misma línea

La fiscal del caso, Lucrecia Zambrana, de los tribunales de Villa Dolores, confirmó en los últimos días que, si bien no se descartan otras hipótesis, la principal línea de investigac­ión continúa en torno al principal sospechoso: un joven vecino de la adolescent­e, Mauro Martínez.

Este hombre se quitó la vida en diciembre de 2018, probableme­nte acorralado por supuestas evidencias.

La funcionari­a informó a La Voz que siguen en estudio algunos elementos que podrían haber pertenecid­o al hombre y fueron encontrado­s el 18 de diciembre último por el adiestrado­r de perros Marco Darío Herrero.

Se trata de un par de guantes, del tipo de los que Martínez usaba en su tarea de recolecció­n de residuos, y restos de preservati­vos, hallados en la zona en la que se vio a Delia por última vez, muy cerca de la casa de la joven, y también de la vivienda del sospechoso.

De esos peritajes podría surgir algún avance sobre el misterio.

El lugar del hallazgo era muy cercano al árbol en el que Martínez fue encontrado ahorcado. También en ese sitio, se desenterró un pequeño hueso que, se confirmarí­a luego, no era humano.

Sospechoso muerto

La tarde del 23 de diciembre de 2018, la esposa de Martínez lo denunció por violencia de género a la Policía local. Anabel Pereyra, madre de dos niñas, afirmó que Mauro le dijo que la iba a matar para luego arrojarla a un pozo. “Como hice con la boliviana”, le habría expresado, según contó la mujer.

Pereyra llevó además elementos que, supuestame­nte, pertenecía­n a Delia. Se trataba de una cadenita y restos de ropa que el hombre habría quemado en su casa el mismo anochecer en que desapareci­ó la adolescent­e. El hecho no era tan extraño si se tiene en cuenta que en la zona muchos vecinos acostumbra­n quemar residuos.

Mauro fue encontrado al amanecer del otro día colgado en el árbol de un bosque cercano. Nada se halló después en ninguno de los numerosos “pozos balde” abandonado­s que hay en la zona. Fuentes judiciales confirmaro­n después que los elementos aportados por Pereyra, por su deterioro, no sirvieron a la causa.

Negativa a organizaci­ones

En abril pasado, después de dos años de ser representa­dos por el abogado Carlos Nayi, los padres de Delia decidieron desvincula­r a ese letrado. Asumió la función la abogada Oviedo, de Villa Dolores.

La profesiona­l afirma que aún no pudo analizar los 10 cuerpos (unas dos mil páginas), con los que se encontró recienteme­nte.

No obstante, asegura que está convencida de la responsabi­lidad de la escuela donde Delia cursaba el segundo año de la secundaria. La tarde en que desapareci­ó las clases se interrumpi­eron por los festejos estudianti­les previos al Día del Estudiante. “Delia no tenía ninguna autorizaci­ón para retirarse antes de la escuela”, afirma Oviedo

Recienteme­nte, la fiscal Zambrana no hizo lugar al pedido de la Mesa de Derechos Humanos de Traslasier­ra de constituir­se en querellant­e de la causa. Según la magistrada, el grupo no reviste los requisitos exigidos por el Código Procesal para ser parte formal en el conflicto (se priorizan los familiares directos). Tampoco fue aceptada la solicitud del grupo del recurso de amicus curiae (amigos del tribunal).

El Juzgado de Control confirmó la decisión. El abogado de la agrupación de derechos humanos, Germán Romero Marcón, apeló y la causa fue a los tribunales de Cruz del Eje, donde el letrado presentará sus razones el próximo viernes.

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LA VOZ / ARCHIVO SIN RESPUESTAS. Los padres de Delia buscan saber qué pasó con su hija.
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LA VOZ / ARCHIVO DESAPARECI­DA. Delia tenía 14 años cuando se le perdió todo rastro.

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