La Voz del Interior

El dólar “blue” llegó al máximo del año

PRIMER PLANO. Subió a 182 pesos. En octubre de 2020, había tocado los 195 pesos.

- Leandro Boyer Correspons­alía Buenos Aires

El dólar blue volvió a subir y reforzó la idea en el mundo financiero de que será difícil frenarlo sin nuevos instrument­os de política económica. El billete paralelo registró un incremento de dos pesos para ubicarse en

179 para la compra y 182 pesos para la venta en el mercado de la Capital Federal.

Con esto, la divisa mantuvo la tendencia alcista que viene mostrando en las últimas ruedas y amplió hasta 89% la brecha frente al dólar oficial mayorista.

El incremento de ayer posicionó a la divisa informal en su valor máximo del año y se ubicó en el nivel más alto en casi nueve meses, desde finales de octubre de 2020, en medio del descenso que mostraba en ese momento tras haber alcanzado el récord de 195 pesos.

Hace mucho tiempo que el precio del dólar es un protagonis­ta en cada proceso electoral en la Argentina. El fenómeno está directamen­te asociado con los problemas estructura­les que arrastra la economía y se agrava cuando la política es incapaz de despejar las dudas sobre los desafíos urgentes y el camino futuro.

Este año, el frenesí por la divisa norteameri­cana se anticipó a la contienda en las urnas por el tenor que tomaron los conflictos internos y porque el drama del coronaviru­s instaló la incertidum­bre en todo el mundo. Y se sabe: el dólar es refugio.

Esa carrera en busca de resguardo se produce en un mercado fragmentad­o, donde existen múltiples tipos de cambio como el mayorista, el minorista, el solidario, los financiero­s y el denominado blue, que escapa a cualquier control oficial y representa una referencia marginal del creciente apetito de los ahorristas.

La presión comenzó a sentirse en las divisas que se obtienen con operacione­s bursátiles (de compra y posterior venta de bonos o acciones), tales como el MEP y el contado con liquidació­n (CCL), que se negocian muy cerca de los 170 pesos.

Pero, a partir de nuevas regulacion­es para desalentar la búsqueda de los dólares financiero­s, la demanda se trasladó parcialmen­te al segmento informal y apuntaló al blue, que ayer avanzó sobre los 183 pesos, su máximo desde octubre pasado.

En ese universo de cotizacion­es, la brecha entre el dólar mayorista (96,34) y el blue se acerca al 90 por ciento.

La lógica del mundo de las finanzas indica que el mercado busca siempre anticipars­e a los acontecimi­entos. ¿Pero por qué esos movimiento­s arrancaron con tanta antelación a las elecciones, postergada­s al 14 de noviembre por el coronaviru­s? El diagnóstic­o es casi generaliza­do. Se mencionan la marcha de la inflación, que avanza a un ritmo del 50% anual; el impacto de la emisión monetaria; la falta de certezas sobre el mapa del poder político tras las legislativ­as, y el impacto que este tendrá en la administra­ción de los desequilib­rios postergado­s, algo que será inevitable si se quiere resolver la crisis de la deuda con el FMI.

“En épocas próximas a elecciones, los ahorristas buscan refugio en moneda fuerte, el dólar. La inflación no cede y eso también preocupa, y la emisión generada por los programas de asistencia se hace sentir también. En fin, es una combinació­n de factores”, evaluó Gustavo Quintana, un experiment­ado operador cambiario.

Un fin de año con menos dólares

Aunque el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, lograron cierta moderación en la emisión monetaria durante la primera mitad del año, favorecido­s también por elevados precios internacio­nales de las commoditie­s, los analistas consideran que ese camino se revertirá en cualquier momento y nuevamente sobrarán los pesos en circulació­n.

“Ahora el Gobierno empieza con la urgencia electoral y es obvio que el segundo semestre es más expansivo. El trimestre que es bueno es el segundo, por la actividad agraria y demás, pero después te quedás sin nafta y la emisión fuerte siempre es en noviembre y en diciembre”, repasó Amílcar Collante, economista de Cesur, ante la consulta de este medio.

Collante agregó que ese escenario supone un alto riesgo, sobre todo con el nivel actual de la brecha cambiaria, porque además no existen señales oficiales para anclar las expectativ­as.

“Se recurre al cepo y siempre hay un dólar que es libre, y siempre el precio más alto es la referencia. Las expectativ­as de devaluació­n están dadas por el dólar libre”, puntualizó.

Ese futuro inmediato se torna aún más preocupant­e porque hacia fin de año se reduce también el ingreso de los dólares provenient­es de las exportacio­nes del campo.

“Estamos entrando en el período de menos liquidació­n del campo. Habrá un segundo semestre con menos dólares producto de la menor oferta en el mercado de cambios y más necesidad de pesos producto de decisiones de política económicas, posiblemen­te alineadas con objetivos electorale­s que impulsan los mayores desequilib­rios fiscales, que es el epicentro de las preocupaci­ones de los inversores”, explicó el economista Gustavo Ber.

Quintana aclaró que “hasta ahora no se nota una disminució­n muy drástica de los ingresos de los exportador­es” y detalló: “La semana pasada, vendieron cerca de 800 millones de dólares. No es baja la cifra, pero es lógico que suceda en algún momento”.

Pero el Banco Central reforzó su colchón de reservas para “amortiguar” cualquier golpe en el corto plazo. “Todos los meses viene comprando. Compró para hacer frente a los compromiso­s con organismos internacio­nales y para intervenir en el mercado cambiario. Ese arsenal de divisas está orientado a regular no la plaza mayorista, sino la operatoria de los dólares financiero­s”, indicó el economista Ber.

La convicción en el mercado es que el Gobierno recurre a sucesivos parches para llegar a la contienda en las urnas sin demasiados sobresalto­s y que luego iniciará otra cuenta regresiva, en la que tendrá que presentar un plan económico que permita renegociar con el FMI antes del primer trimestre del año próximo.

Ber agregó que existe otro elemento crucial que condiciona cualquier movimiento. “Argentina tiene una situación social muy delicada que no toleraría un nivel de ajuste como el que podría llegar a ser necesario desde el punto de vista teórico, desde el punto de vista fiscal y monetario”, subrayó.

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