Reclamo por infancias vulneradas en Río Cuarto
Profesionales, jueces y gremios denuncian las dificultades para atender derechos de la niñez, con pocos empleados y que son becarios.
En Río Cuarto, la Secretaría de Niñez Adolescencia y Familia (Senaf) de la Provincia llega a recibir más de 30 casos de infancia vulnerada por semana, que se suman a los expedientes abiertos que requieren seguimiento. Por ley, tiene competencia exclusiva en la materia. Las trabajadoras sociales y psicólogas de las unidades de desarrollo regional (Uder) son las que se encargan de tomar las medidas excepcionales (como retirar a niños de un hogar), elaborar informes para la Justicia y resolver si el niño o niña regresa a su casa, va con la familia extensa o queda en situación de adoptabilidad.
Hace más de ocho años que los equipos técnicos de Senaf están integrados por becarias: hoy son cinco psicólogas y tres trabajadoras sociales que cobran unos diez mil pesos por mes, en promedio. Trabajan de lunes a viernes de 8 a 13 y aseguran que no dan abasto.
Desde el Ministerio de Justicia provincial admiten que el reclamo “es de larga data”. “Se viene trabajando para resolverlo”, expresó una fuente de Senaf, pero informó que no hay avances concretos para anunciar.
“Por temor”, las becarias no dan su nombre. “No tienen idea del trabajo que hacemos. Estamos hablando de niños en situación de vulnerabilidad y cualquier cosa que digamos lo toman como un tema político”, plantea una.
“Muchas veces nos llega un oficio para informar sobre un niño y no se llega a responderlo a tiempo. Estamos atrasados porque somos pocos y cinco horas no alcanzan. Además, hay cambios permanentes en los equipos porque, como no se revierte la situación, los profesionales renuncian. Se le cambia a los niños varias veces la psicóloga”, dice otra. “Nunca hicimos paro para no afectar a las infancias, confiamos en que nos jerarquizarían, pero fueron sólo promesas. Después de ocho años tuvimos que agremiarnos y alzar nuestra voz”, apunta otra.
Jueces alzan la voz
El juez de Niñez de Río Cuarto, Mariano Correa, advierte: “Son absolutamente insuficientes los equipos técnicos de la Uder. Se ve cada vez que le dan intervención a la Justicia para el control de medidas de legalidad. Hay situaciones de vulneración, maltrato, abuso, privación de derechos esenciales, y los plazos deben ser breves por la gravedad que esto tiene para la vida de un infante”, remarcó a LaVoz.
Su antecesor, jubilado en diciembre, José Varela Geuna, también considera que “la situación de precarización de los profesionales y la invisibilización de sus tareas, tan trascendentes y sensibles, resulta extremadamente grave y preocupante”.
“El alma de esta institución lo constituyen sus profesionales técnicos, que trabajan a destajo, hasta a veces arriesgan su propia vida para realizar constataciones en domicilio y realizan informes con los que se va a decidir cuestiones tan trascendentes como el futuro de la vida de un niño. Tienen un compromiso excepcional y un nivel de ingresos muy por debajo de la indigencia”, señala Varela Geuna, con 40 años de trayectoria en Tribunales.
Correa agrega: “Los cuerpos técnicos deberían ser permanentes, no sujetos a regímenes de pasantías o becas. Más allá de la cuestión económica, el inconveniente más grave es la pérdida de seguimiento. Tenemos historias de vida de niños que se pierden, digamos así, porque se cambia la plantilla, se rota personal, se dificulta el seguimiento”.
“Hay muchas demoras y prórrogas que afectan a los chicos. Nos llegan los bebés sin leche ni pañales, sin Apross habilitado, hasta sin documento. Si uno no llama, no te comunican nada. Falta acompañamiento psicológico. Se tiran la pelota unos con otros, no dan abasto”, testimonió un integrante del programa Familias por Familias.
Otra persona que ha acogido a niños en su hogar, y trabaja con las infancias desde hace años en Río Cuarto, reclama: “Recién me tocó ir a denunciar el caso de un abusador que no respetó la cautelar, violó a una niña y no había un psicólogo que la pudiera ver en el momento. Es inaudito, me dijeron que había 40 pacientes en espera. Parece que no tienen dimensión de lo que significan el abuso en la infancia y las secuelas que deja”.