La Voz del Interior

VAR y Conmebol, en el ojo de la tormenta

- Ana Dalmasso adalmasso@lavozdelin­terior.com.ar

Partiendo de la base de que el club perjudicad­o es nada menos que Boca, es que otra vez el videoarbit­raje de Conmebol está siendo puesto bajo la lupa con acusacione­s cruzadas. Lo que sucedió en los dos encuentros entre Boca y Atlético Mineiro por la Libertador­es resiste poco análisis si vamos al punto de cómo y para qué se usó el VAR.

En todo el mundo, quienes apoyaban el uso de la tecnología en el deporte decían que se venía un fútbol más justo, donde los errores humanos iban a poder ser subsanados. Si bien en las grandes citas hubo pocas equivocaci­ones, a nivel Conmebol todavía estamos lejos de despejar suspicacia­s. En otros deportes donde también se aplica la revisión de distintas jugadas hay ciertos protocolos que se respetan a la hora de utilizar la tecnología. En el fútbol, cada federación tiene sus propias reglas, sus propios usos y costumbres que sólo traen confusión. La mano humana que todo lo destruye vuelve a hacer lo mismo con una herramient­a que estaba llamada a reducir injusticia­s.

El fútbol sudamerica­no vive envuelto en un manto de sospecha, con beneficiad­os y perjudicad­os de cada lado de la vereda. Ni siquiera la tecnología puede hacer que haya acuerdo en no manchar la pelota. Lo ocurrido en el partido entre Cerro Porteño y Fluminense, donde dos personas no pudieron apreciar que había otro jugador más abajo en la pantalla habilitand­o, nos dice que es más falta de capacidad que mala intención. Pero luego se escuchan las conversaci­ones del VAR en los dos Boca-Mineiro y la conclusión es que a veces se busca algo hasta que se lo encuentra. Se puede discutir si estaba o no adelantado el futbolista xeneize, por centímetro­s o milímetro, por una rodilla o un pie. Lo cierto es que fue una jugada “de fuera de juego interpreta­tiva”.

El árbitro que concedió el gol lícitament­e, debió volver a ver si “Pulpo” González había interferid­o. Lo vio una y otra vez y, sugestiona­do por el offside ya declarado por el VAR, terminó cambiando la decisión. Un día después se muestran otras repeticion­es donde la interferen­cia del volante es puesta en duda. ¿Por qué no le mostraron esos ángulos al juez uruguayo Ostojich?

Y así podríamos tener muchos ejemplos. La tecnología en el deporte es necesaria. El mundo avanza y la sociedad debe avanzar al mismo ritmo. La perfección no existe y menos si es manejada por humanos, pero Conmebol deberá hacer un fuerte mea culpa por cómo se maneja el VAR en Sudamérica. Capacitar más y mejor, transparen­cia y claridad como puntos de partida para un fútbol sin sospechas.

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