Juego de coincidencias sobre las diferencias
No será el turno de emergentes o presentaciones de nuevas figuras para la escena política cordobesa. Los turnos anteriores de elecciones nacionales de medio término sirvieron para que asomase alguna que otra cara nueva en el firmamento provincial, algunas de las cuales se apagaron, y otras se mantienen, pero sin descollar.
Los nombres en las boletas que encontrarán los cordobeses en septiembre y noviembre son más que conocidos. Nadie debutará en candidaturas, tanto en los lugares expectables como en los remotamente expectables.
En cuanto al acceso de lo poco que hay para repartir (nueve diputados y tres senadores), todo parece circunscripto a tres discursos: los que se oponen a la gestión nacional, los que la defienden y los que, entre el rechazo y el apoyo, priorizan intereses cordobesistas.
Los márgenes discursivos de los dos primeros parecen más claros que para los terceros. Pero lo interesante es que del repaso previo de las listas que se oficializarán en las próximas horas surgen muchos puntos de contacto entre las principales listas. Habrá mucha diferenciación de campaña pero hay pasados recientes y posibles comportamientos a futuro que delatan que el plano discursivo proselitista puede estar lejos de los hechos concretos.
Mientras deshoja la margarita entre acuerdo o primaria, Juntos por el Cambio tiene cuatro nombres para encabezar dos listas. Uno de ellos, Gustavo Santos, ya dejó claro que hará campaña sólo cuestionando a la gestión nacional y que nada tiene para objetar del gobierno provincial, del cual formó parte en un par de ocasiones. Santos reconoce a Mauricio Macri como su jefe político pero le asigna un rol preponderante al gobernador Juan Schiaretti.
Los otros tres en danza para encabezar en Juntos por el Cambio, Mario Negri, Luis Juez y Rodrigo De Loredo, tienen un discurso más opositor a Schiaretti pero los tres fueron parte más que activa de la acción de dividir a la oposición que facilitó la holgada reelección del gobernador y su consecuente suma de poder con los municipios más importantes y los dos tercios de la Legislatura bajo su control.
Compañeros
Schiaretti presentará sus boletas por Córdoba como una reivindicación del modelo Córdoba y la defensa de los intereses provinciales pero se ocupó de encabezarlas con dos dirigentes que tienen proximidades ideológicas y operativas con Alberto Fernández y el Frente de Todos. Alejandra Vigo se ha opuesto en contadas ocasiones a la gestión nacional desde su banca y Natalia de la Sota quiso ser la delegada política del Presidente en Córdoba pero no le alcanzó y volvió a refugiarse en el liderazgo del gobernador.
El resto del armado de Schiaretti está pensado para volcarse en favor de Fernández cuando sea necesario.
Y el Frente de Todos, que parece lejano a Schiaretti, está armando una lista que la encabezan dos peronistas clásicos de mucho diálogo e interacción con el oficialismo provincial. Carlos Caserio tiene a los suyos integrando el bloque schiarettista de Hacemos por Córdoba en la Unicameral y Martín Gill es uno de los más dialoguistas con sus compañeros peronistas cordobeses. Los kirchneristas no peronistas o más ortodoxos tendrán lugares de relleno en la lista para la provincia más anti-K del país.
Por ende, para acertarle al juego de las diferencias, en especial a futuro, va a haber que agudizar demasiado la vista.