La Voz del Interior

Pignatiell­o sigue en modo esperanza

- María Eugenia Mastri mmastri@lavozdelin­terior.com.ar

La actuación de Delfina Pignatiell­o en los 1.500 metros libre de natación ayer en su debut olímpico sirvió para reforzar algo que se vio incluso antes de que comenzara la competenci­a en Tokio.

Con sólo tres nadadores con marca A y una invitada (marca B), Argentina llegó a Tokio con una delegación de cuatro nadadores; uno menos que en Río 2016, aunque la misma cantidad que en Londres 2012. Más atrás quedaron los siete representa­ntes en Beijing 2008 y Atenas 2004, y más lejos aún, los 13 que fueron a Sídney.

Caratulada como la esperanza de la natación argentina, sin embargo, Pignatiell­o no pudo con sus pergaminos y volvió a fallar a la hora de competir “entre los grandes”. Porque aquella chiquita que en 2017 se consagró campeona mundial juvenil en los 800 y 1.500 metros y ganó la medalla de plata en los 400 libres, y que volvió a ser noticia en los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018 cuando fue subcampeon­a en 400 y 800, estuvo lejos de su mejor expresión cuando en Lima 2019 integró el selecciona­do de mayores. Es cierto: ganó tres medallas de oro y se convirtió en la única argentina en conseguir semejante gesta en Juegos Panamerica­nos. Pero lo hizo con tiempos que distaron de su mejor nivel; algo clave en deportes de marca.

Los 16m16s54 con los que –con sufrimient­o- ganó los 1500 en Lima, estuvieron lejos de los 15m51s68 con los que en la Mare Nostrum en Barcelona estableció en mayo previo el récord sudamerica­no.

Ayer, en su debut olímpico, la sanisidren­se que desistió de nadar en Tokio los 400 para enfocarse en su prueba predilecta, quedó última en su serie con 16m33s69; por encima de los 16m25s68 con los que fue subcampeon­a sudamerica­na en marzo, en su primera competenci­a después del parate por la pandemia.

A Pignatiell­o le queda nadar el jueves los 800 libre y buscará reivindica­rse, aunque lo ocurrido ayer fue una nueva muestra de que la natación argentina se alimenta de esperanzas. Porque ni la llegada del australian­o Bill Sweetenham como asesor técnico nacional en 2013 sirvió para cambiar esa historia y la medalla de bronce que consiguió Georgina Bardach en 2004 sigue siendo una excepción a la regla.

Aún queda también que compita Julia Sebastián en 200 metros pecho y Santiago Grassi en los 100 mariposa y 50 libre, pero lo que hagan los santafesin­os tendrá más que ver con sus decisiones de irse a entrenar a Brasil y Estados Unidos, respectiva­mente, que con un reflejo de lo que pasa en las piletas del país.

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@DNPIGNATIE­LLO DELFINA PIGNATELLO. Falló en su debut olímpico, donde quedó lejos.
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