La Voz del Interior

Autorrobos para estafar a las asegurador­as

INVESTIGAC­IÓN. Tres personas fueron imputadas y detenidas en las últimas horas. La causa que comenzó en 2019 ya tiene 46 acusados, entre ellos un exfutbolis­ta y un exboxeador.

- Juan Federico jfederico@lavozdelin­terior.com.ar

Un nuevo elemento de la causa denominada “Operación Leyendas”.

La “picardía” los mandó a la cárcel. Simular un robo de un vehículo para que la compañía asegurador­a les pague el monto total de la póliza es una modalidad delictiva que en Córdoba se advierte cada vez más, según coinciden investigad­ores judiciales, policiales y de las propias firmas estafadas.

Para evitar una venta por un precio menor al pretendido, o ahorrarse los gastos de transferen­cia, hay propietari­os que hacen “desaparece­r” sus rodados o partes de los mismos. Luego, radican las denuncias judiciales y, constancia en mano, van a reclamar a las compañías de seguro, para que les restituyan el monto del vehículo o de las cubiertas, algo más usual en los últimos tiempos.

En las últimas horas, los sabuesos de la división Sustracció­n de Automotore­s de la Policía, bajo directivas del fiscal Iván Rodríguez, detuvieron a tres personas acusadas del delito de estafas. Se trata de un nuevo eslabón dentro de la causa conocida como Operación Leyendas, una de las investigac­iones judiciales más extensas que se haya realizado en la provincia de Córdoba sobre el robo de vehículos.

La causa se conoció de manera pública en octubre de 2019, cuando el fiscal Rodríguez ordenó una serie de allanamien­tos simultáneo­s. En total, ya había 43 personas imputadas por diversos delitos, a las que ahora se agregan los tres nuevos detenidos. De estos 46 acusados, 39 permanecen con prisión preventiva.

Entre los presos aparecen el exfutbolis­ta de Talleres Alejandro “el Tanque” Kenig y el exboxeador Gabriel Alejandro “la Garza” Funes, quien ya supo cumplir una sentencia por secuestro extorsivo que sufrió una mujer de Villa Allende en 2007. Mientras Funes permanecía detenido por aquella otra causa, en su momento se lo presentaba como un ejemplo de resocializ­ación dentro del Sistema Penitencia­rio de Córdoba, ya que adentro de la cárcel practicaba y enseñaba boxeo y hasta se organizó una inédita pelea intramuros.

Funes fue uno de los principale­s detenidos en aquella redada policial de octubre de 2019 que incluyó 100 domicilios de la ciudad de Córdoba, de Punilla, de Traslasier­ra y de las provincias de Buenos Aires, Santiago del Estero y San Luis, en el marco de una compleja investigac­ión por el robo de vehículos.

A “la Garza” el fiscal Rodríguez lo imputó como uno de los presuntos líderes de una enmarañada asociación ilícita de múltiples cabezas.

La investigac­ión sostiene que se trataba de una banda compuesta por diversas células que no necesariam­ente se conocían entre sí: algunos “levantaban” vehículos, otros los desguazaba­n, estaban quienes falsificab­an los papeles y aquellos que se encargaban de enviarlos a otras provincias o al exterior (entre estos últimos figura Kenig, según la acusación).

“El robo de autos no es tan redituable como otros delitos. Es que, por cada vehículo sustraído, en toda la cadena interviene­n diferentes personas: el que lo ‘levanta’, el que le modifica los papeles, el que lo traslada de una parte del país a otra y el que se encarga de arreglar la compra, entre otros”, supo contar en aquella oportunida­d un investigad­or.

Funes fue detenido junto a su pareja, la también boxeadora Yolanda Cardozo, y con un tercer boxeador, el tucumano Carlos Jerez, quien se había retirado de la actividad deportiva en febrero de 2019.

A Kenig, en tanto, los pesquisas lo definieron como un “pichi” o un “perejil”, ya que habría cobrado para hacer de chofer: llevar los rodados sustraídos de una provincia a otra. En aquel momento, en una entrevista con La Voz, el exfutbolis­ta reconoció que al menos una vez llevó una camioneta desde Santa Fe hasta el norte del país a cambio de 15 mil pesos, aunque él aseguró que creía que todos los papeles estaban en orden.

La pista del C4

La investigac­ión nació a principios de 2019, luego de que en un control ubicado en la avenida Poeta Lugones, en Nueva Córdoba, los policías detectaran un Citroën C4 blanco que había sido robado tres días atrás en Alta Córdoba. En ese momento, el fiscal y los detectives de Sustracció­n de Automotore­s tomaron nota de que toda la documentac­ión, la patente y la numeración en la cristalerí­a ya habían sido modificada­s en tiempo récord. O sea, estaban ante la punta del ovillo de una madeja demasiado espesa. Cuando comenzaron a tirar, se toparon con una mecánica criminal que hasta ahora, más de dos años después, continúa generando novedades.

Sobre este último eslabón, el autorrobo para estafar a las compañías de seguro, las fuentes consultada­s aseguraron que los ahora imputados se ponían en contacto con algunos miembros de la banda y les daban sus rodados para que ellos los desguazara­n, los vendieran en otro lado o directamen­te los hicieran desaparece­r. De esta manera, radicaban la denuncia por robo y pasaban a cobrar por el seguro.

Además de los tres nuevos imputados por estafas, que quedaron detenidos, por esta última maniobra también se agravó la situación legal de “la Garza” Funes, ya que en la investigac­ión se entiende que también habría participad­o en algunas de estas maniobras.

Las compañías de seguro, sostienen diversas fuentes del sector, hace tiempo que están al tanto de este tipo de modalidade­s. Por ello, cuentan con sus propios equipos de investigad­ores, que rastrean estas denuncias para determinar si están ante un robo “legítimo” o “ficticio”. Lo extraño, apuntan en Tribunales 2, es que nunca terminan por denunciar cuando se encuentran con una falsa denuncia, sino que todo termina en un acuerdo privado entre las partes sin participac­ión de la Justicia.

Por eso, estas imputacion­es y detencione­s, que derivaron de una investigac­ión que empezó de oficio, también son analizadas como un llamado de atención público: hay nuevos tiempos en la Justicia de Córdoba para perseguir esta clase de “picardías”.

En ese sentido, el policía Ariel Achával, que hace años que investiga esta clase de robos y autorrobos para diferentes compañías de seguro, dio una descripció­n de esta clase de delitos. “Prácticame­nte en cada barrio hay un representa­nte que corta autos. En mi estudio trabajamos con varias compañías de seguros y te puedo contar cómo son estos casos en los que los propios dueños simulan los robos: los divorciado­s que tienen que repartirse el rodado, los autos que tienen varios años de uso, vehículos utilizados mucho tiempo como taxis, aquellos que tienen las gomas lisas, el motor fundido o los amortiguad­ores vencidos, por lo que les sale caro repararlos. Pero muchas veces, las compañías se encuentran con que hay una verdadera mafia detrás de estos casos”.

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POLICÍA/ARCHIVO
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DE TODO. En los diversos allanamien­tos que se realizaron en el marco de esta causa se secuestrar­on dinero, armas y autopartes.

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