Un día lleno de esperanza
Ayer no fue un día más en Córdoba. Miles de niñas, niños y adolescentes de entre 12 y 17 años, recibieron por primera vez la vacuna contra el Covid-19, y para la inmensa mayoría de ellos ese bendito pinchazo significó un alivio por el que estaban esperando desde hacía mucho, mucho tiempo.
Quienes más celebraron la posibilidad de vacunarse fueron los chicos y chicas que tienen alguna patología de base, y que por ello necesitan tener lo más alejado posible al virus. Sus rostros –y el de los papás y mamás que los acompañaban– lo decían todo: la vacuna representa el principio del fin de una pesadilla, y una puerta que se abre luego de estar demasiados meses encerrados en sus casas.
Una crónica especial en las páginas de nuestra edición de hoy da cuenta de la mezcla de ansiedad y felicidad que ayer se respiraba en los vacunatorios de la Ciudad Universitaria, dispuestos especialmente para la inmunización de la población menor de edad.
Pero en la viña del Señor, hay de todo, como dicen las abuelas.
Lejos de la enorme satisfacción que ayer se vivía en los centros de vacunación para niños y adolescentes, el Gobierno de la Provincia confirmó que avanza en la definición de una estrategia para convencer a los adultos que todavía hoy rechazan la vacuna contra el coronavirus, lo que representa un peligro no sólo para ellos sino también para el resto de la sociedad.
Según datos oficiales, casi un cuarto de la población de Córdoba todavía no se anotó para recibir la vacuna, lo que puede representar un enorme y riesgoso caldo de cultivo para que el virus se siga reproduciendo. Y que siga generando variantes nuevas, más contagiosas y reactivas a la vacuna, como la versión Delta, que lamentablemente hace unos pocos días hizo pie en Córdoba. De todo ello también damos cuenta en esta edición.
Para miles de chicos y chicas, la vacuna es el principio del fin de una pesadilla, y una puerta que se abre luego de estar meses encerrados.