Los otros costos sanitarios que dejará la pandemia
Que el árbol no tape el bosque. Con ese título, distintas asociaciones científicas advirtieron –hacia mediados del año pasado– que la problemática del Covid-19 estaba acaparando la totalidad de recursos sanitarios y que había riesgo de desatención del resto de las patologías. El comunicado, firmado por distintas especialidades médicas, fue como una especie de profecía.
Hoy esas mismas asociaciones reconocen que los pacientes con enfermedades crónicas están regresando a las consultas médicas. Pero lo hacen con enfermedades avanzadas, reduciéndose la posibilidad de sobrevida o cura.
La Asociación de Oncólogos Clínicos
de Córdoba advirtió la semana pasada que algunos pacientes vuelven con tumores más avanzados. Y que otros tantos demoraron el primer diagnóstico. Insisten en que la prevención (por caso, con mamografías o Papanicolaou) es mucho más económica que tratar un cáncer avanzado, tanto de mama como de cuello de útero, siguiendo el ejemplo.
También la Federación Argentina de Cardiología alertó sobre la interrupción de los controles de enfermos crónicos. Los efectos secundarios de la pandemia fueron calificados como “la cuarta ola” en el Octavo Congreso de Medicina Interna.
Los especialistas advirtieron que muchos recursos sanitarios fueron reasignados al Covid-19. Y que esto trajo aparejada una disminución de la calidad y de la cantidad de atención de enfermedades “no Covid”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó en abril el último “Informe de la evaluación rápida de la prestación de servicios para enfermedades no transmisibles durante la pandemia de Covid-19”. El reporte detectó que en el 94% de los 135 países relevados, se interrumpieron servicios sanitarios esenciales.
Los más afectados fueron: atención primaria de la salud, rehabilitación, cuidados paliativos y salud mental. También se detectaron barreras en los controles de enfermedades infecciosas (VIH, tuberculosis, hepatitis) y en los chequeos de patologías crónicas (diabetes, hipertensión y respiratorias). Además, el 66 % de los países pospusieron cirugías.
La OMS explicó que esta desatención puede deberse a la reasignación de recursos hacia la pandemia, la desestructuración de servicios sanitarios en el resto de las patologías y el temor de los pacientes a contagiarse. Además, dejaron de asistir cuando cambiaron instituciones o profesionales que tenían como referencia.
La realidad local
Ariel Espinosa, presidente de la Sociedad de Medicina Interna de Córdoba, explicó que la interrupción de las atenciones a enfermedades prevalentes se hizo más notoria durante los dos picos de Covid-19 (octubre de 2020, y mayo–junio de 2021). También, durante los meses más estrictos de la cuarentena.
El especialista marcó que la atención en consultorio de las patologías “no Covid” se resintió porque muchos profesionales fueron destinados a reforzar las guardias y emergencias. Y muchos pacientes con patologías que no revisten gravedad (como un cálculo en la vesícula) llegaron en estado crítico por complicaciones (por ejemplo, pancreatitis) y pasaron a quirófano.
“Es evidente que la pandemia va a dejar costos a mediano y largo plazo. Efectos que hoy son difíciles de mensurar. Tiene que ver con la desatención que sufrió toda la problemática de salud que podríamos definir como no Covid”, sostuvo Iván Ase, médico magíster en Administración Pública.
En los países de bajos recursos, la OMS propone construir redes con referentes comunitarios y trabajar en atención primaria de la salud, para detectar necesidades especiales de asistencia.
En los desarrollados, reforzar la telemedicina. Empezar a podar ramas para que el árbol no siga tapando el bosque.
Pacientes con otras enfermedades crónicas llegan a la atención con más complicaciones por la interrupción de los controles en pandemia.