La Voz del Interior

Por qué Schiaretti esquivó siempre una foto con Cristina

- Julián Cañas jcanias@lavozdelin­terior.com.ar

El acuerdo entre Cristina Fernández y el gobernador santafesin­o Omar Perotti sorprendió al PJ, incluyendo al presidente Alberto Fernández.

Con ese pacto, la expresiden­ta mostró un pragmatism­o político que casi no tiene límites.

Lo de “casi” tiene nombre y apellido: Juan Schiaretti. Con el gobernador nunca hubo un acercamien­to, aunque sí guiños en el pasado.

Hay que decir que fue Schiaretti el que siempre esquivó una foto con Cristina. En eso coincidían con su amigo Perotti, hasta que el santafesin­o cambió de opinión, por las urgencias electorale­s en su distrito.

La expresiden­ta había demostrado su pragmatism­o a prueba de balas en diciembre de 2017, cuando a través del diputado Eduardo Valdés convocó a Alberto Fernández a una charla.

Hasta aquel momento, su primer jefe de Gabinete había sido quien más la lastimaba con sus ácidas críticas en contra de sus dos gestiones.

El resto es conocido. Cristina se reconcilió con aquel a quien luego impulsaría como candidato presidenci­al, en una reunión en el Instituto Patria que se concretó el 18 de diciembre de 2017, dos meses después de su derrota en Buenos Aires, en las legislativ­as de ese año.

Aquello ya es historia. Ahora, en este año electoral clave para el Gobierno nacional, atravesado por la pandemia, el 23 de julio pasado, un día antes de la oficializa­ción de las candidatur­as, Perotti fue al Senado para sellar con la vicepresid­enta un pacto electoral para Santa Fe.

Cuando salió del encuentro, el mandatario santafesin­o fue quien llamó a Alberto Fernández para informarle de la novedad política.

Al Presidente no le quedó otra salida que echar del gabinete al ministro de Defensa, Agustín Rossi, quien resistió el sorprenden­te acuerdo.

Paradójica­mente, Rossi fue el principal defensor de la expresiden­ta en el Congreso durante el largo desierto político que significó para el cristinism­o la llegada al poder del macrismo.

“La política no tiene sentimient­os”, dicen que fue el mensaje por WhatsApp que recibió el ahora exministro de Defensa, de un dirigente cercano a la vicepresid­enta.

En las antípodas

Hablando de sentimient­os, Cristina Fernández y Schiaretti nunca se estimaron y siempre se evitaron.

Están en las antípodas del pensamient­o ideológico. Cristina identifica al cordobés como un liberal, más cercano al macrismo que al peronismo.

Para Schiaretti –quien se autodefine como progresist­a–, el cristinism­o es un populismo al que emparenta con el chavismo.

Más allá de sus diferencia­s, en el pasado Cristina Fernández le hizo algunos guiños a Schiaretti.

En 2019, bajó la lista kirchneris­ta que iba a encabezar Pablo Carro como candidato a gobernador en las elecciones provincial­es.

Para los schiaretti­stas, fue una decisión a la defensiva de la expresiden­ta, para no mostrar su debilidad electoral en Córdoba.

Los cristinist­as dan otra versión. En los primeros meses de aquel año, Cristina Fernández ya pensaba en la unidad del peronismo –que incluía a Schiaretti– para enfrentar al macrismo en los comicios presidenci­ales.

Esa idea de unidad se reflejó en el Frente de Todos, con Alberto Fernández como candidato presidenci­al y Sergio Massa adentro.

Schiaretti fue convocado por Alberto Fernández, pero fue el único gobernador peronista que no apoyó a la fórmula de los Fernández.

Para esta elección legislativ­a, aunque no lo admitan, hubo sondeos desde la Casa Rosada al gobernador para buscar un acuerdo en Córdoba.

Schiaretti no se movió de su postura: el PJ cordobés ponía a los cabeza de listas y rechazó el sello del Frente de Todos. Algo indigeribl­e políticame­nte para el cristinism­o.

A diferencia de Santa Fe –donde el PJ tiene chances de ganar y colocar a dos senadores, con lo cual podría ingresar la cristinist­a María de los Ángeles Sacnun– en Córdoba Juntos por el Cambio tiene virtualmen­te asegurado el triunfo en las generales.

En este escenario, sólo quedará una banca en el Senado para la minoría.

La intransige­ncia de Schiaretti de negociar la cabeza de lista para el Senado imposibili­tó un acuerdo con la Nación. O mejor dicho con Cristina, quien arma las candidatur­as del Frente de Todos en los ocho distritos donde se eligen senadores.

El mandatario cordobés no aceptó sumarse al Frente de Todos después de las Paso presidenci­ales de 2019, cuando el cristinism­o se aseguró la posibilida­d de volver al poder.

Menos aceptaría acercarse ahora a la vicepresid­enta, cuando la incertidum­bre le gana por goleada a la certeza por el resultado en las urnas para el oficialism­o nacional.

Schiaretti rechazó ir al Frente de Todos luego de las Paso de 2019, cuando el cristinism­o tenía asegurado su regreso al poder.

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PRENSA GOBERNACIÓ­N LEJOS. A diferencia de su amigo Perotti, Schiaretti no se acercó al cristinism­o.
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