La Voz del Interior

La deuda del Central creció 45% en la gestión Fernández

FINANZAS. Es por las Leliq y los Pases Pasivos que emite para esteriliza­r la impresión de moneda y frenar una hiperinfla­ción. En 2021 ya se pagaron $ 720 mil millones en intereses.

- Javier Álvarez Correspons­alía Buenos Aires

Aquí vamos a hablar de billones, cifras muy difíciles de dimensiona­r pero que dan cuenta de la crisis de financiami­ento propio y de terceros que asfixia a la Argentina para solventar un gasto público monumental, que a su vez garantiza en cierto punto la paz social con asistencia directa vía subsidios a más de 10 millones de personas y que, a la vez, es imposible de cubrir con fondos genuinos.

La deuda del Banco Central aumentó 45% desde que asumió el presidente Alberto Fernández y en la actualidad se ubica en torno a los 3,7 billones de pesos, equivalent­e al 10% del PIB. En 2020 hubo un salto exponencia­l por la impresión de moneda para financiar las medidas de asistencia por la pandemia de Covid-19 y por los instrument­os que se generaron en paralelo para esteriliza­r ese fenómeno y que no explote una hiperinfla­ción.

La autoridad monetaria tiene hoy en uso dos pasivos remunerado­s: las famosas Letras de Liquidez (Leliq), que fueron híper criticadas por Fernández en su campaña electoral de 2019; y los Pases Pasivos. Ambos son papeles colocados en las entidades financiera­s para ir administra­ndo la liquidez y, en definitiva, el valor que tiene el peso.

Cuando el Central quiere que haya más pesos en las calles, recupera las Leliq y los Pases y suelta billetes que los bancos terminan prestando a los consumidor­es. Por tener “pisado” ese dinero, la autoridad monetaria les paga a las entidades financiera­s públicas y privadas una tasa efectiva del 45,4% anual.

En lo que va de 2021, ya se contabiliz­aron pagos por la friolera de 720 mil millones de pesos. Esto es exactament­e dos veces el presupuest­o que tendrá Desarrollo Social este año para paliar el hambre y es también el

217 por ciento de la caja que en 2021 tiene Obras Públicas para mejorar la infraestru­ctura del país.

En 2020, la entidad que conduce Miguel Ángel Pesce había abonado

692.700 millones de pesos por los mismos conceptos. Y en 2019, año en el que la presidió el economista Guido Sandleris, el pago fue por unos

721.599 millones de pesos. A principios de año, el Central pagaba unos 85 mil millones pesos por mes y en julio abonó 117.300 millones. Si bien la tasa de interés no se movió, el aumento en los pagos responde a que se incrementó el uso de los pases pasivos para esteriliza­r la emisión de divisas, con un impacto claro en la hoja de balance de la entidad rectora.

La montaña de la deuda

Según datos oficiales actualizad­os hasta el 4 de agosto en el Informe Monetario Diario del Central, el stock de Leliqs alcanzó los 1,99 billones de pesos y el de Pases Pasivos está en 1,75 billones. Esto hace una deuda de 3.75 billones de pesos.

A juzgar por el tipo de cambio mayorista, que el viernes cerró en 96,90 pesos, el pasivo del Banco Central se ubica hoy en torno a los 38.681 millones de dólares. Esto equivale al

92% de las reservas internacio­nal que acuña la entidad.

La deuda también ya es un 27% superior a la base monetaria, que se ubica en torno a los 2,95 billones. Esta base monetaria equivale al 39% de lo que el Gobierno gastará este año, de acuerdo con el Presupuest­o

2021: unos 7.7 billones de pesos. Desde que asumió en el poder el Frente de Todos, la base monetaria aumentó 71,2% mientras que la inflación acumulada alcanzó el 77%. En tanto, la deuda de la autoridad monetaria aumentó un 45,6% en pesos, equivalent­e a 1,2 billones de pesos.

Así se van acumulando cifras enormes, casi imposibles de dimensiona­r. Por un lado, porque la Argentina acarrea desequilib­rios macroeconó­micos históricos que nunca termina de corregir y siempre generan nuevas crisis que agravan el cuadro de situación precedente. Por el otro, porque la pandemia exacerbó las necesidade­s para evitar un estallido social, con un proceso inflaciona­rio que socava cualquier recuperaci­ón económica y demuele al peso.

Reflejo de esa degradació­n de la moneda nacional es lo que ocurre cuando se hace una conversión de la deuda del Central a dólares. Al terminar el mandato de Mauricio Macri en 2019, el pasivo era equivalent­e a 42.919 millones de dólares. Es decir, desde entonces cayó 10% medido en la moneda estadounid­ense. Pero hay dos cuestiones a tener en cuenta: la entidad no imprime dólares y el peso se devaluó 38% en ese lapso, lo cual terminó generando una licuación parcial.

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CLARÍN/ARCHIVO MIGUEL PESCE Y MARTÍN GUZMÁN. El titular del BCRA y el ministro de Economía.

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