La Voz del Interior

La inflación desalienta un mayor consumo

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Con un claro objetivo electoral, pero sin medir las consecuenc­ias posteriore­s, el Gobierno nacional decidió poner en marcha una batería de medidas para alentar el consumo. Al virtual congelamie­nto de las tarifas de los servicios públicos y la contención del dólar, se sumaron iniciativa­s como alentar la revisión de las paritarias, cuya mejora inicial sugerida fue de entre 29 y 32 por ciento.

La semana próxima, cuando se conozca el dato oficial de la suba de precios de julio, el índice acumulará en apenas siete meses la inflación anual estimada por el ministro de Economía, Martín Guzmán, en el Presupuest­o 2021.

La decisión de empujar la reapertura de las paritarias, la de elevar el piso del Impuesto a las Ganancias para los trabajador­es en relación de dependenci­a y de jubilados, así como la instrument­ación de bonos para el sector pasivo y los beneficiar­ios de planes sociales, tienen como objetivo reactivar el consumo.

La demanda interna aún supone dos de cada tres pesos que moviliza la economía argentina, pese a los intentos de alentar las exportacio­nes y generar un mayor vínculo comercial con el mundo.

La catarata de anuncios y de promesas oficiales podría producir un alivio temporal. Sucede que la inflación carcome y reduce las posibilida­des de un mayor gasto de las familias, cuyo endeudamie­nto aumentó por la menor actividad que impuso la pandemia de Covid-19 y la caída de la demanda laboral.

Las ventas con tarjetas de crédito retrocedie­ron 3,5 por ciento en julio en comparació­n con el mes anterior. También cayó la operatoria en dólares. La peor baja en los últimos 12 meses supuso una merma en las ventas a través de ese medio de pago, de más de 36 mil millones de pesos.

El mes pasado, la operatoria con tarjetas de crédito aumentó 42,8 por ciento en la comparació­n interanual, lo que implica una caída real ante una inflación que rondó el 48 por ciento. Los datos revelan que la capacidad de endeudamie­nto de las familias está al límite.

La suba de precios sigue estando por encima del ingreso de los trabajador­es, que no pudieron replicar una inflación que durante nueve meses registró un alza por encima del tres por ciento mensual.

La mejora en las paritarias lograda por ciertos gremios apenas emparejó la inflación de julio, que según cálculos privados habría registrado una leve desacelera­ción.

Los precios se habrían incrementa­do entre 2,6 y tres por ciento, según cálculos privados.

Todos los esfuerzos oficiales apuntan a crear un ambiente de estabilida­d económica para los meses electorale­s. Esa estrategia carece de sustentabi­lidad, dado el déficit fiscal del Estado nacional y la necesidad de avanzar en un sinceramie­nto de las tarifas y del valor real del dólar.

Está claro que este nivel de inflación corroe cualquier intento de impulsar en forma genuina una recuperaci­ón del consumo.

La sociedad necesita un mensaje claro por parte del Gobierno, para adoptar las mejores decisiones que tengan que ver con su bienestar presente y futuro.

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