La Voz del Interior

Hasta ahora, poco más que una campaña provincial

- Virginia Guevara mguevara@lavozdelin­terior.com.ar

Hoy es el día en que los argentinos deberíamos estar votando en primarias abiertas. A cinco semanas de la fecha reprograma­da por consenso para las Paso, y con la campaña apenas despuntand­o, se impone una evidencia: el corrimient­o fue en beneficio del Gobierno nacional.

La oposición de Juntos por el Cambio profundizó sus internas y sacó de la escena a Mauricio Macri en el transcurso de ese mes que se agregó al calendario preelector­al. En el mismo período, Alberto y Cristina Fernández pudieron avanzar de modo decisivo en la campaña de vacunación, frenar la cantidad de casos, lanzar nuevos planes solventado­s con emisión, flexibiliz­ar las restriccio­nes y hasta ensayar el viernes un relanzamie­nto de gestión con anticipado –y quizá apresurado– espíritu de pospandemi­a y claro objetivo electoral.

El dólar pisado, la inflación imparable pero sin picos descontrol­ados y una cantidad creciente de planes para contener el clima social parecen trazar un escenario sin soluciones, pero sin grandes sobresalto­s hasta las elecciones generales de noviembre. La aparición de la variable Delta es la principal señal de riesgo en ese escenario que logró propiciars­e el kirchneris­mo.

¿Le alcanzará al Gobierno para lograr mayoría en ambas cámaras del Congreso? A tres meses de las elecciones generales, ninguna encuesta señala esa posibilida­d, que desde Córdoba se percibe todavía más lejana que en otros puntos del país y, sobre todo, en ese punto determinan­te que es la provincia de Buenos Aires.

Las atípicas primeras dos semanas de la campaña hacia las Paso transcurri­eron como si se tratara de una elección provincial. El actor principal fue Juan Schiaretti, en el comando pleno de la estrategia de Hacemos por Córdoba y encabezand­o cada anuncio, cada gira y cada inauguraci­ón.

El otro protagonis­ta permanente de lo que hasta ahora fue la campaña es el intendente de la ciudad de Córdoba, Martín Llaryora. Comparten un discurso y una intensidad de acción propios de una contienda provincial.

En el peronismo, nadie duda de que ese despliegue de ambas gestiones en respaldo de la fórmula que encabezan Alejandra Vigo y Natalia de la Sota es también un anticipo de la campaña 2023.

Todos huérfanos

La ausencia de referentes nacionales, principal debilidad de la fórmula de Hacemos por Córdoba, no significó en estas dos semanas un obstáculo. Contrariam­ente a lo esperado, la compulsa estuvo hasta ahora completame­nte huérfana de presencias nacionales: Mauricio Macri sigue fuera del país y nadie sabe a ciencia cierta cuál es la fórmula de Juntos por el Cambio que prefiere Horacio Rodríguez Larreta. Esas son las dos figuras nacionales de peso gravitante en Córdoba.

Hasta ahora, tampoco hubo señales fuertes del Gobierno nacional hacia la lista que encabezan Carlos Caserio y Martín Gill. Eso cambiaría desde esta semana.

El Frente de Todos, que perdió una semana de campaña por el aislamient­o preventivo de la mayor parte de sus candidatos –sólo Gill mantuvo el ritmo proselitis­ta, y lo hizo desde el cargo de secretario de Obras Públicas de la Nación al que renunció pero sigue ocupando–, confía en que esta semana sea la del lanzamient­o pleno y se ilusiona con la eventual presencia de Alberto Fernández en Río Cuarto como puntapié inicial. Nadie considera necesario que Cristina Fernández intervenga en esta provincia.

Sin cruces discursivo­s de peso, esa elección dentro de la elección principal que es la disputa entre el schiaretti­smo y el kirchneris­mo se concentra en un elemento de tensión política creciente pero dudosos efectos electorale­s: las fotos con los intendente­s. En el Frente de Todos, exhiben una larga lista con nombres de jefes comunales que supuestame­nte se alejaron del peronismo cordobés atraídos por las obras que les ofrece la Nación. Recién al contar los votos se sabrá cuánto impactan esas fotos en la decisión de los vecinos de esos pueblos.

En un carril aparte transcurre la interna de Juntos por el Cambio. Esa contienda entre los hombres fuertes del radicalism­o, el juecismo y el PRO es lo más relevante de las Paso en Córdoba. Y tiene todos los elementos para subir en tensión. El primero es que todo indica que quien gane esa primaria, ganará la general. El segundo es que la pulseada se encuentra en un escenario de paridad absoluta, que no se observan apoyos nacionales que puedan resultar determinan­tes, y que tampoco se registran diferencia­s discursiva­s entre las listas fuertes que encabezan Mario NegriGusta­vo Santos y Luis Juez-Rodrigo de Loredo. Hasta ahora, sólo se escucha una crítica monocorde al kirchneris­mo.

Aunque es notable el esfuerzo de los precandida­tos por eludir escenas como las que se viven en la interna de la provincia de Buenos Aires, todo indica que la diferencia­ción deberá llegar tarde o temprano: alguien tiene que ganarle votos a su adversario en las primarias, o al menos disputárse­los al peronismo cordobés. Hasta ahora, ninguna de las listas opositoras orientó su discurso a este segundo objetivo.

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ILUSTRACIÓ­N DE JUAN DELFINI
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