La Voz del Interior

La campaña electoral no frena el coronaviru­s

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De forma sorpresiva, el Gobierno nacional anunció la reapertura de numerosas actividade­s que en su momento fueron limitadas o prohibidas en el marco de las restriccio­nes por la pandemia del coronaviru­s. El nuevo esquema permitirá, por ejemplo, reuniones sociales con un alto número de participan­tes y el retorno de las clases presencial­es en las escuelas.

“Cuanto más vacunemos y nos cuidemos, más podremos sostener estos logros y más podremos avanzar en aperturas sostenidas y progresiva­s”, señaló el presidente Alberto Fernández. En su discurso, se mostró muy entusiasma­do por los progresos no sólo sanitarios sino también económicos que habría generado su gestión en los últimos meses. Mencionó, entre otros logros, un aumento de la producción y una recuperaci­ón del trabajo y de los salarios.

En ese contexto venturoso, anticipó que el siguiente paso sería permitir el regreso del público a eventos masivos, deportivos y culturales, así como los viajes grupales de personas mayores que tengan el esquema completo de vacunación.

Como ya es habitual en él, Fernández no pudo evitar una relativa pero importante tergiversa­ción de las estadístic­as para justificar su optimismo: “Estamos entre los 20 países que más vacunaron. Y la vacuna es la puerta de salida de la pandemia”, concluyó. La realidad, tanto económica como sanitaria, es muy diferente. Pero el kirchneris­mo, en todas sus variantes, se caracteriz­a por una manifiesta tendencia a la manipulaci­ón de datos para organizar un relato que los posiciona como gobernante­s superlativ­os, en vez de aceptar que ciertos problemas no encuentran todavía la solución que la sociedad reclama.

Si nos atenemos a la cuestión sanitaria, en términos poblaciona­les Argentina aún no ha logrado vacunar con una dosis al 60 por ciento de sus habitantes, de modo que se ubica en el ranking internacio­nal que tanto interesa al Gobierno por debajo del puesto 30. Uruguay y Chile, sin ir más lejos, ya vacunaron a casi el 75 por ciento de su población.

Pero como el gran problema de Argentina es su déficit de la segunda dosis de la vacuna rusa, con dos dosis no llegamos al 20 por ciento de la población. Entonces caemos en la tabla internacio­nal al puesto 60.

En cualquier caso, más allá de las comparacio­nes con otros países, con los bajos niveles de vacunación alcanzados, y de cara a la tercera ola pronostica­da por todos los epidemiólo­gos por acción de la variante

Delta del coronaviru­s, el Gobierno no sólo reabre actividade­s, sino que no define nuevos protocolos de distanciam­iento social y de aislamient­o de los casos y sus contactos. Porque si la variante Delta tiene mayor carga viral, mayor transmisib­ilidad, menor tiempo de incubación y mayor tiempo de infectivid­ad, los protocolos que usamos para la cepa original no serían tan efectivos frente a ella.

Llama la atención que el mismo equipo de gobierno que fue tan estricto entonces se haya vuelto tan permisivo ahora, cuando el riesgo es mayor. Pensar que la campaña electoral por sí misma frena la propagació­n del virus es irracional.

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