La Voz del Interior

Explosión de Alta Córdoba. El duro testimonio de un sobrevivie­nte

Pablo Amaya estuvo en terapia intensiva un mes y medio, tras perder una parte del cráneo por el siniestro en el depósito químico. Sergio Raponi, el único imputado, se abstuvo de declarar ayer.

- Milton Copparoni mcopparoni@lavozdelin­terior.com.a

La cuarta audiencia del juicio por la trágica explosión de la química Raponi, ocurrida en 2014 en barrio Alta Córdoba de la Capital provincial, sumó ayer como testimonio central el de Pablo Amaya, quien estuvo en coma inducido tras perder parte de su cráneo tras la detonación.

Pablo tenía 15 años esa noche y cursaba tercer año del secundario. Según su testimonio, esa noche miraban un partido de fútbol, cuando su hermano David les advirtió, a él y a su padre, que había un incendio en una propiedad de la manzana.

Con el pasar de los minutos –contó– se escucharon detonacion­es, como de fuegos artificial­es, y las llamas se hicieron más fuertes y altas. Cuando Pablo, siguiendo a su hermano, salía de su casa, se produjo la explosión. Desde entonces no recuerda nada y sus siguientes imágenes son recién en la terapia intensiva del hospital.

El joven tuvo una larga recuperaci­ón. Debió recibir una prótesis para suplantar la fracción de cráneo que perdió en la explosión.

Hoy su vida requiere de cuidados y privacione­s que otros jóvenes de su edad no tienen, como la de jugar deportes de contacto físico como fútbol o básquet. “Mi vida cambió completame­nte”, les dijo a los integrante­s del tribunal.

Su padre, Julio, también tuvo la oportunida­d de dirigirse a los jueces, y contó que luego de la explosión quedó sordo. La medianera que daba hacia la química “desapareci­ó” por la voladura. Relató que esa noche salió de su casa: “No se veía nada, la gente gritaba y corría”, relató. Vio un cuerpo tirado en el suelo y cuando se acercó se dio cuenta de que era su hijo Pablo, con la cara llena de sangre, casi inconscien­te.

“Por momentos cerraba los ojos y se me iba, yo pensé que se moría”, expresó fuertement­e emocionado.

Los médicos que atendieron a Pablo en las primeras horas indicaron que no tuvieran esperanzas, que su cuadro era extremadam­ente delicado. Estuvo en coma inducido por varios días, y un mes y medio en terapia intensiva, hasta que lentamente comenzó a mejorar.

Los planteos de la defensa

El martes, apenas iniciado el juicio y luego de la lectura de la acusación, la defensa realizó dos planteos: reclamó que los abogados representa­ntes de la querella no fueran más de uno o dos (actualment­e son ocho, en representa­ción de más de 35 damnificad­os). Ana Pagliano, letrada defensora de oficio del único imputado, Sergio Raponi, también atacó la acusación, argumentan­do inconsiste­ncias para sostener la figura del dolo.

En la segunda audiencia, el miércoles, el tribunal rechazó ambos planteos de la defensa. Luego de esa resolución no hubo más avances en esa jornada ya que se presentaro­n problemas técnicos en la comunicaci­ón con el fiscal, que participab­a en forma remota, y se decidió suspender la segunda audiencia.*

Raponi se abstuvo de declarar

En el comienzo de la audiencia del jueves, se tomaron los datos de Raponi, quien se abstuvo de declarar, remitiéndo­se a lo ya declarado en la instancia de instrucció­n de la causa. En aquella oportunida­d había negado toda responsabi­lidad, afirmando que la empresa era responsabi­lidad de su padre y de una hermana, y declarándo­se inocente.

En esa jornada, quienes tomaron la palabra fueron Norma Perdigoner­o, vecina de la zona que sufrió lesiones por la explosión; el bombero Fredy Ferreyra, quien destacó que cuando fueron a apagar el incendio no sabían de qué se trataba ni qué material había dentro; y un policía que era jefe de la comisaría 7 y que afirmó que nadie de la empresa se hizo presente al momento de los hechos y que nadie en ese momento sabía qué había en ese lugar.

Este viernes, en tanto, otro testimonio brindó un expolicía de apellido Herrera, quien fue encargado de un relevamien­to de campo luego de la explosión. Interrogad­o por la defensa, Herrera dijo durante su declaració­n no recordar nada.

Desde la fiscalía y la querella se mostraron sorprendid­os. Carlos Nayi, abogado querellant­e, pidió que se remitieran los antecedent­es al fiscal ante la eventual comisión del delito de “falso testimonio” ya que interpretó que “es delito mentir, pero también no decir lo que se sabe”.

Finalmente el tribunal resolvió citar nuevamente a Herrera para el día lunes, para aportar lo que recuerde del hecho o lo que tenga anotado, ya que el testigo sostuvo que guarda registros de sus actuacione­s.

La explosión

El 6 de noviembre de 2014, a las 20.30, explotó el depósito de químicos de Raponi Química SRL, ubicado en Avellaneda 2971, en pleno corazón de barrio Alta Córdoba. El estruendo se escuchó en gran parte de la ciudad y el cimbronazo tuvo un radio de varios kilómetros.

Como consecuenc­ia de la onda expansiva, María Angélica Cueto (65) fue aplastada por un portón, sufrió una agonía de nueve días y, finalmente, falleció. Otras 70 personas del barrio padecieron lesiones de diversa índole, 10 casas fueron destruidas y otras 300 viviendas sufrieron daños de distinta magnitud.

La empresa contaba con habilitaci­ón municipal y de bomberos pero, según indica la acusación, Raponi tenía un depósito oculto ubicado en la parcela 10 de la manzana, que no estaba declarado, donde se guardaban insumos altamente peligrosos por ser combustibl­es o inflamable­s.

Entre esos insumos, se contaban permangana­to de potasio (elemento integrante de la fórmula de la pólvora), ácido sulfúrico, ácido nítrico, ácido acético, ácido peracético, acetato de propilo, ciclofosfa­mida y etanol.

 ?? JOSÉ GABRIEL HERNÁNDEZ ?? SOBREVIVIE­NTE. Pablo Amaya tenía 15 años y vivía al lado del depósito químico. Sufrió graves heridas y estuvo en coma.
JOSÉ GABRIEL HERNÁNDEZ SOBREVIVIE­NTE. Pablo Amaya tenía 15 años y vivía al lado del depósito químico. Sufrió graves heridas y estuvo en coma.
 ?? JOSÉ GABRIEL HERNÁNDEZ ?? TESTIGO. Julio Amaya, padre de Pablo, también declaró ayer en el juicio.
JOSÉ GABRIEL HERNÁNDEZ TESTIGO. Julio Amaya, padre de Pablo, también declaró ayer en el juicio.

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