Lo dio vuelta. “Fue soñado”
ÍMPETU. Diego Novaretti marcó el gol de la victoria celeste y su emoción fue conmovedora. “No le podíamos fallar a la gente”, dijo el central.
La emoción de Diego Novaretti se mezcló con la de los 30 mil hinchas que coparon el Gigante de Alberdi. Porque ese gol que el defensor marcó a los 48 minutos del segundo tiempo le dio la victoria al equipo y la alegría a su gente.
“Fue soñado. Me tocó la mala suerte de que rebote la pelota y se nos meta en contra, pero no le podíamos fallar a la gente. El ímpetu que tiene este equipo y de la mano de la gente, a veces logramos estos triunfos así”, dijo aún emocionado el defensor, y explicó: “Estuve mucho tiempo fuera del club. Me tocó comer mierda, pero siempre entendiendo las cosas como pasan y sabiendo que si uno se porta bien las cosas salen bien”.
Sobre el partido, analizó: “No sé si jugamos bien o mal, creo que hicimos un buen partido. Llegamos con muchas situaciones de gol pero no supimos definirlas y después terminas sufriendo”.
Una marea Celeste fue testigo de ese triunfo. Y se posó sobre las cuatro tribunas del Gigante de Alberdi con más de 12 mil banderas dispuestas en todos los costados del estadio.
Como ocurrió desde el inicio de la temporada, hubo fiesta de la linda en el Julio Villagra, porque la gente vive a su manera el presente del equipo. No se guarda nada en cada partido y le mete fuerza a todo lo que se hace fuera del terreno, como para que los que están adentro sientan el empuje que ellos le quieren brindar.
Todos están detrás de un mismo objetivo: el ascenso. Los de corto lo hacen en la cancha, los dirigentes en la gestión y los hinchas con su aliento que nunca se apaga.
Desde temprano los hinchas se fueron acomodando en las tribunas, recogieron las banderas que se distribuyeron para darle forma al “Belgrano 360” que se planificó desde hace un par de semanas, desde aquella histórica jornada en la que se juntó un millón de pesos en 68 minutos.
Las banderas fueron un decorativo para la pasión que le meten los hinchas, porque para ellos no hay un equipo, hay un sentimiento por el que dejar cada grito, cada cántico y cada lagrima que se derrama.
Ese puñado de hinchas que le dieron forma al recibimiento tuvieron el respaldo de todos. Desarrollaron la idea y la pusieron en marcha para que se sacudiera el corazón Pirata de cuanto cordobés estuviera cerca.