La Voz del Interior

Magistratu­ra: un nuevo capítulo de una larga historia

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La Corte Suprema retomó la presidenci­a del Consejo de la Magistratu­ra y anuló el fallo del juez de primera instancia que había avalado al kirchneris­mo para no designar nuevos consejeros en representa­ción del Congreso.

Fue una inevitable demostraci­ón de la potestad de la Corte que, sin embargo, podría derivar en un grave conflicto institucio­nal. Por un lado, el Frente de Todos podría desconocer la situación y seguir bloqueando la asunción de nuevos representa­ntes de senadores y diputados. Por otro, podría conseguir que un cierto número de consejeros no se presenten a la primera reunión que convoque la Corte y, de ese modo, impedir el funcionami­ento del Consejo por falta de cuórum.

En diciembre pasado, la Corte declaró inconstitu­cional la reforma promovida en 2006 por la entonces senadora Cristina Kirchner. En consecuenc­ia, volvía a regir la norma mal modificada, de manera que el Consejo seguiría siendo presidido por el presidente de la Corte, con 20 integrante­s en vez de 13, que fue el número fijado en 2006.

Como la reposición de la vieja ley demandaría un tiempo, ya que cada estamento debía elegir a sus nuevos representa­ntes, la Corte fijó un plazo de 120 días. Tiempo más que suficiente, llegado el caso, para que los legislador­es, si así lo preferían, promulgase­n una ley que diera una nueva forma al Consejo de la Magistratu­ra.

Ese plazo venció en Semana Santa. En el Congreso, el Senado dio media sanción a un proyecto de ley presentado por el Poder Ejecutivo que elimina la participac­ión de la Corte y fija un número de 17 consejeros. Pero en Diputados esa iniciativa no tuvo tratamient­o. Al no haber nueva ley, la Corte no tenía opciones: o asumía la conducción del Consejo el lunes pasado o se licuaba en el acto toda su potestad constituci­onal, al incumplir un fallo emitido por ella misma.

Por eso, el máximo tribunal no sólo se hizo cargo del Consejo sino que, al anular el fallo de un juez de Paraná a favor de la no integració­n de nuevos representa­ntes del Poder Legislativ­o, sostuvo que “claramente se entrometió en la decisión de esta Corte”, ya que “se alzó de manera flagrante y directa contra un pronunciam­iento firme de este tribunal pretendien­do imposibili­tar su cumplimien­to”. Por ello, decidió pedirle al Consejo que evalúe el juicio político del juez, por mal desempeño. Una implícita advertenci­a para Cristina Kirchner y Sergio Massa, presidente­s de las cámaras de Senadores y Diputados, respectiva­mente.

De momento, el kirchneris­mo optó por describir la situación como un “golpe de Estado”, donde ellos serían los agraviados por la “decisión” autoritari­a e inconstitu­cional de Horacio Rosatti, presidente de la Corte. El viceminist­ro de Justicia, Martín Mena, habló de “invasión” de un poder a otro: “No podemos permitir que la Corte legisle”, aseguró.

Como dice el refrán popular, no se puede tapar el Sol con la mano. La ofensiva del kirchneris­mo contra el Poder Judicial no es ninguna novedad. Este conflicto es sólo un nuevo capítulo de una larga historia.

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