La Voz del Interior

El desorden que trae la alta inflación

- Juan Turello Especial

El desorden en los precios que provoca la alta inflación es un tema de conversaci­ón cotidiano. No hay precios de referencia ya se trate de comprar un alimento, un producto para la higiene personal, un repuesto para el automóvil o un neumático.

Y hay faltantes de algunos productos: aceites de diferentes tipos, harina y azúcar, según denunció Germán Romero, al frente del Centro de Almacenero­s de Córdoba.

Los precios subieron seis por ciento en abril, con un acumulado de 23,1 por ciento en el primer cuatrimest­re (casi la mitad del 48 por ciento anual comprometi­do ante el Fondo Monetario Internacio­nal) y 58 por ciento en los últimos 12 meses.

Es la variación más alta de los últimos 30 años. Pero no todo termina ahí: la aceleració­n inflaciona­ria en varias categorías de alimentos ya registra una suba interanual de 65 por ciento.

Es la inflación que se espera para este año según el último relevamien­to de expectativ­as de mercado (REM) del Banco Central.

Todo sucede con un dólar controlado. Las reservas apenas crecen pese a los efectos de la venta de la cosecha gruesa. Es una incógnita qué sucederá desde agosto cuando disminuyen las exportacio­nes, lo que podría obligar a un cepo más estricto (limitación al máximo de la venta de dólares oficiales y virtual cierre de las importacio­nes).

También están congeladas las tarifas. “Con razón, los usuarios están preocupado­s por la boleta que aparecerá en sus domicilios, pero la realidad es que deberían preocupars­e por cuánto es el incremento de la luz y el gas en la fábrica, en la panadería, en la carnicería”, advirtió un economista sobre la ansiedad que domina a las familias.

Esas subas –que estarán por encima del 70 por ciento– también se trasladará­n a los precios.

Analistas no descartan un escenario con una inflación anual de tres dígitos, por encima del 100 por ciento.

Desorden en todas partes

El Frente de Todos está dividido y las recetas para salir de la crisis son antagónica­s.

Alberto Fernández recorrió capitales europeas como titular de la Comunidad de Estados Latinoamer­icanos y Caribeños (Celac), no como presidente de la Argentina, cuyas reflexione­s ya se habían escuchado meses atrás en España, Alemania y Francia.

No fue a vender alimentos ni a promover inversione­s como había afirmado que era el motivo de su viaje.

El balance del tour es magro y su presencia llenó los titulares de los medios de comunicaci­ón por sus dichos sobre la pelea con Cristina Kirchner más que por el resultado de sus gestiones.

Oscar Parrilli, quien mejor interpreta a la vicepresid­enta, dijo en el Senado que el objetivo del kirchneris­mo es que fracase el acuerdo con el FMI.

Así, el Gobierno dejaría de lado la auditoría de las cuentas y el corsé que implica limitar la emisión, contener el gasto público y fortalecer las reservas, que siguen siendo los objetivos de Martín Guzmán.

El desorden también afecta a la oposición, que no puede plantear un modelo alternativ­o, y alienta la aparición de extremos, como Javier Milei y líderes piqueteros, con propuestas inviables para la Argentina.

El desorden provoca en la economía la ausencia de precios de referencia, incertidum­bre y parálisis de nuevas inversione­s, salvo las que permitirán valorizar el capital, por caso, la construcci­ón de inmuebles.

La suba descontrol­ada de los precios afecta la organizaci­ón social al aumentar la pobreza y la indigencia.

“La pérdida de valor de nuestros pesos afecta nuestra vida, nuestros vínculos”, resume la Fundación Agropecuar­ia para el Desarrollo de Argentina (Fada) al presentar su último informe de que “la pizza con amigos” cuesta hoy seis veces más que en 2017. Se resignan alimentos y se pierde la relación con los seres queridos.

¿Nos vamos a “chocar”? Fada señala que para evitar la colisión es necesario “equilibrar el gasto público, dejar de imprimir pesos y crear un plan económico sólido que ayude a generar confianza”.

Osvaldo Giordano, ministro de Finanzas de Córdoba, advierte que esa receta o la del kirchneris­mo (“plan platita”) son inconducen­tes si no se ordena al Estado ni se coordinan las múltiples funciones superpuest­as entre los tres niveles de gestión.

Argentina enfrenta grandes desafíos para ordenarse. Sucede que la dirigencia política, con el Presidente a la cabeza, está pensando en las elecciones de 2023.

La dirigencia política está enfocada a pleno en 2023, mientras casi todas las variables de la economía están descontrol­adas.

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El plan oficial para frenar los precios falló.
LA VOZ/ARCHIVO 58%. Fue la inflación interanual. El plan oficial para frenar los precios falló.
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