La Voz del Interior

Cine. A fuego lento

“Llamas de venganza” está basada en un libro de Stephen King y supera a la anterior adaptación al cine.

- Jesús Rubio Especial

Hay al menos tres maneras de adaptar un libro al cine: la primera es la convencion­al, que respeta a rajatabla lo que dice el texto; la segunda es la que se toma libertades y traiciona el texto, y la tercera manera es la que respeta la esencia del libro, pero se permite ciertas licencias, como acomodar el relato a nuestros tiempos y cambiar un poco el orden de la historia original. Llamas de venganza, dirigida por

Keith Thomas (The Vigil), es la segunda adaptación de Ojos de fuego

(Firestarte­r), la novela de 1980 de Stephen King (la primera se hizo en 1984, dirigida por Mark L. Lester y protagoniz­ada por Drew Barrymore) y es del tipo de adaptación que respeta la esencia de la historia aunque no necesariam­ente su orden.

Los protagonis­tas de esta nueva versión son Ryan Kiera Armstrong como Charlie (la niña pirokinési­ca), Zac Efron como Andy McGee (el padre) y Sydney Lemmon como Vicky (la madre). Si bien no logran un equilibrio como familia, hay que decir que el desempeño dramático de los tres tiene la convicción suficiente para darle a la historia el impulso narrativo necesario, sin que se quiebre su atmósfera de drama familiar sobrenatur­al en clave de película de mutantes con superpoder­es.

Andy y Vicky viven huyendo de una agencia gubernamen­tal que los persigue para llevarse a Charlie, la hija con la capacidad para prender fuego las cosas con la mente. Ambos fueron víctimas de experiment­os de la agencia (llamada “La Tienda”) cuando eran estudiante­s universita­rios. Las drogas que les inyectaron desarrolla­ron en Andy la capacidad para controlar el pensamient­o de las personas y en Vicky la habilidad de la telepatía. Pero sus poderes son débiles comparados con el de Charlie.

El problema surge cuando los malos localizan a la niña y mandan a Rainbird (Michael Greyeyes), otra víctima marginal de los experiment­os de La Tienda, para que la capture, ya que es el único que tiene poderes similares.

La película no tiene grandes aciertos, pero en ningún momento decae ni comete exabruptos formales (el uso que hace de los efectos especiales está bien dosificado). Los pocos aciertos que tiene están ayudados por la música de John y Cody Carpenter, que le da a la película un tono especial de suspenso y de terror. Y todas las escenas en las que aparece el villano encuentran un adecuado contrapunt­o en el personaje de Charlie. Llamas de venganza probableme­nte pase sin pena ni gloria, aunque hay que reconocerl­e que da un paso más que la que se hizo en la década de 1980 respecto al subgénero de niños malditos. En esta nueva versión se plantea con más firmeza la cuestión de la niñez como incubadora del mal, y de la responsabi­lidad de los padres (y de la sociedad) para que el niño o la niña no hagan daño a los demás.

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CAPTURA DE PANTALLA NIÑA SUPERPODER­OSA. Charlie prende fuego cosas con la mente.

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