Encuentro elevó la vara de contenidos públicos (y privados)
No recuerdo cuándo descubrí que Encuentro era mi canal de cabecera pero sí recuerdo cómo me acompañó en los duros meses de cuarentena estricta con su programación especial llamada Seguimos educando.
En ese entonces el canal educativo y cultural decidió poner a profesores y comunicadores a dar clases de todo tipo de materias por la televisión. Los destinatarios de esos ciclos eran estudiantes de primaria y secundaria. No sé si esos niños y adolescentes llegaron a toparse con esos programas, si hubo docentes que los recomendaron o si hubo familias atendiendo a los contenidos que veían sus hijos en ese tiempo extraño.
Lo que sí sé es que para mí fueron una agradable vuelta a la escuela y a la Universidad. Fue un repaso por conceptos que había olvidado y un paseo por hechos históricos cuya sistematización a veces uno va perdiendo con el correr de los años.
Siempre imagino que nuestras cabezas tienen un espacio de “memoria RAM” acotado y que a veces para que ingresen nuevos conocimientos se van borrando o archivando otros. Lo que estoy diciendo no es para nada científico, pero así funcionará mi cabeza. Entonces, una clase de algo que puede parecer básico reordena y trae a flote cosas que uno ya no usa en su vida diaria. Por eso Seguimos educando fue realmente como volver al cole.
Programas que dejaron huella
Esos contenidos excepcionales se cortaron cuando las clases retomaron su “normalidad” y buscando nuevas programaciones me reencontré con una serie de ciclos a los que considero clásicos de la televisión no tanto por su popularidad o por su audiencia, sino porque marcaron un antes y un después a la hora de pensar los contenidos públicos y privados.
Principalmente creo que Encuentro y Paka Paka derramaron su originalidad en programas que luego replicaron temáticas y formatos en la TV Pública, en Construir TV, en CineAr o DeporTV, todos medios gratuitos que se pueden ver a través de la Televisión Digital Abierta (TDA). Por poner ejemplos: Mentira la
verdad puso a la Filosofía también en el radar de los medios privados. El papel de divulgador de Darío Sztajnszrajber terminó catapultándolo como figura autorizada para debatir temas de todo tipo en muchos programas que usualmente no se acercan al debate filosófico.
Historias debidas, el programa de entrevistas sobre derechos humanos de Ana Cacopardo, dejó patentadas escenas de las más estremecedoras de la historia reciente. Su viaje a México para tratar de desentrañar la situación de las familias de los 43 estudiantes desaparecidos forma parte de un archivo periodístico muy valioso en épocas de sobreinformación y olvido. El registro de esas denuncias y de la impunidad de esos crímenes quedará disponible.
Cambiando rotundamente de tema, hay otro ejemplo de un programa clave para la cultura local:
Encuentro en el estudio. Por el ciclo y por los míticos Estudios ION pasaron casi todas las personalidades de la música argentina (y de todos los géneros), incluso algunas como La Renga que jamás tocaron en un programa de televisión.
La gratitud de los compositores con el programa y con esas cuatro paredes que guardan los secretos de la música nacional se repite en cada sesión. Nadie quiso perderse la oportunidad de charlar con Lalo Mir y a su vez dejar un registro visual y sonoro de alta calidad que hoy circula en YouTube como material de escucha permanente. La sesión de Fito Páez tiene casi 3 millones de visualizaciones y la de La Renga casi 5 millones.
En tiempos en los que en la televisión abierta escasean las ficciones y abundan los programas de panel, que existan contenidos de calidad en los que los criterios del rating no sean la primera variable a contemplar ya es para destacar. Encuentro demostró que educar y entretener pueden ser las dos caras de una misma moneda.
Encuentro demostró que educar y entretener no necesariamente son excluyentes, sino que pueden ser las dos caras de una misma moneda.