La Voz del Interior

LCF. Pasó por Talleres, brilla en Las Palmas y sueña con Belgrano

LIGA CORDOBESA. Se llama Pablo Palavecino, tiene 21 años y es uno de los mejores delanteros de la Primera. Lo dirige “Juanca” Olave, también referente del club de barrio Alberdi.

- Hernán Laurino hlaurino@lavozdelin­terior.com.ar

Cuando es de noche y apoya la cabeza en su almohada, Pablo Palavecino sueña con dos cosas. Pero una está pegada con la otra. Este picante delantero oriundo de barrio José Ignacio Díaz imagina que gambetea a dos o tres rivales en un Gigante de Alberdi que explota, que arde. Tiene la camiseta de Belgrano puesta y desborda para meter un centro justo que Pablo Vegetti manda a la red. Ése es su primer sueño: jugar en el club del que es hincha. Y, el segundo, viene de la mano: ser profesiona­l para poder “comprarle una casita a mi vieja”.

Pero hay que despertar y seguir entrenando cada día en su club, Las Palmas, donde está demostrand­o que tiene motivos para soñar con más.

Palavecino tiene 21 años y es uno de los jóvenes talentos de la Liga Cordobesa de Fútbol. Un atacante picante y atrevido, que tiene gol y también desequilib­rio. Pasó por las inferiores de Talleres, pero cometió algunos errores que lo obligaron a irse. Trabajó de albañil y Avellaneda, donde comenzó, le devolvió el deseo de triunfar con la redonda. “Me siento muy bien, mejor que el año pasado. Me acostumbré a esta posición en Las Palmas, donde me ponen tipo enganche, suelto. Me gusta asistir y también llego al gol. En Avellaneda jugaba de extremo, hacía muchos goles. Ahora me siento un jugador más completo. Estamos yendo paso a paso con el equipo y queremos pelear el campeonato. Tenemos un plantel para hacerlo. Mi objetivo es vivir de fútbol, quiero darle todo a mi familia. Mi papá trabaja en la construcci­ón y se sacrifica por nosotros. Quiero llegar a la máxima categoría y ayudarlos a ellos. Quiero comprarle la casita a mi vieja, es mi anhelo”, le cuenta Pablo a Mundo D.

Su pasado

Palavecino es un veloz extremo por derecha clase 2000, oriundo de barrio José Ignacio Díaz, “a tres cuadras de la cancha de Los Andes”, cuenta.

“Yo arranqué en la escuelita de barrio que se llama El Porvenir y a los 12 años me fui a Avellaneda. Estuve hasta los 15 más o menos, que ahí me viene a buscar Talleres. Me estaba yendo muy bien realmente. En Talleres estuve hasta los 19 años. Llegué a jugar en séptima, sexta y quinta de AFA. En 2019 fui a primera local de Liga y después me fui yo solo… Me arrepiento porque fue culpa mía. Fue por un tema de conducta y me di cuenta tiempo después que me había equivocado. Aprendí de mi error”, relata Pablo, al hablar de su trayectori­a.

Su forma de jugar provocó que en la

“T” lo compararan con Ángel Di María por su velocidad y gambeta. Aunque ese “enojo” no le permitiría seguir en el club de Barrio Jardín. Eligió irse.

Volvió a Avellaneda para a encontrar otra vez su juego y la rompió.

Por eso lo fue a buscar Las Palmas, donde jugó el Regional Amateur. Hoy es una de las figuras del equipo que conduce Juan Carlos Olave y pelea arriba en las posiciones en Primera A.

Universita­rio y Camioneros son líderes con 22 puntos; y detrás está Las Palmas, con 20. Hoy se medirán con Instituto, en la cancha de la Liga

Cordobesa.

“Está siendo un campeonato lindo, disputado. Nosotros venimos bien, mentalizad­os que queremos pelear el campeonato. Le estamos apuntando a eso. Tenemos un lindo grupo, muy unido. Se nos han escapado puntos por no definir los partidos o por distraccio­nes nuestras. Pero todos tiramos para el mismo lado. Somos un equipo directo, que va para adelante. Tenemos gente desequilib­rante”, dice Pablo sobre Las Palmas.

Allí tiene una leyenda como DT, de la cual se puede aprender mucho sobre cómo ser profesiona­l y prepararse para vivir del fútbol: “Juanca” Olave, ex arquero del Pirata.

“Tenerlo a Juan Carlos como técnico es algo muy lindo. Antes lo veía por la tele, ahora lo tengo todos los días conmigo. Transmite su experienci­a y su intensidad para vivir el fútbol. Nos exige mucho, para que uno lo viva como lo vive él, como vivía los partidos. Eso te sirve para crecer, para no conformart­e e ir por más”, señala “Pala”, que suma tres goles y seis asistencia­s en el presente torneo de la LCF.

Pablo espera seguir creciendo con Las Palmas y que alguien lo vea, para que aparezca una oportunida­d en el fútbol profesiona­l.

Y si de soñar se trata, se imagina jugando ahí, en el Gigante de Alberdi y vestido de Celeste.

Por eso pelea cada día y se toma dos colectivos para ir a entrenar.

“Me gustaría jugar profesiona­lmente… Soy hincha de Belgrano y me gustaría jugar en el Pirata. Ése sería mi gran sueño. Yo entreno y trabajo para cumplir mi sueño. Ojalá algún día se me pueda dar. Hace mucho que no voy a la cancha, pero antes sabía ir siempre. Me encantaría jugar con toda esa gente en el Gigante… Ahí sí que te dan ganas de entrar, pedirla y encarar. Debe ser una locura. Por ahora es un sueño, pero quién te dice que se me pueda dar algún día”, cierra.

Los que lo ven jugar en la Liga le dicen que siga trabajando cada día, con seriedad y conducta.

Y que sueñe en grande. Porque así se alcanzan las cosas.

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LUCHA.
Las Palmas viene peleando el torneo de Primera A con Camioneros y Universita­rio.
GENTILEZA PABLO PALAVECINO EN LA LUCHA. Las Palmas viene peleando el torneo de Primera A con Camioneros y Universita­rio.

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