Sin dar pistas, la economista repite que su corazón es liberal, aunque lo suyo es la actividad privada
Cuando fantasea respecto de dar el paso hacia la política, Diana Mondino responde cuáles serían sus medidas como ministra de Economía.
Un shock para darles “aire financiero a las empresas”, “desregular, desregular y desregular”, devolver el crédito fiscal a todas las empresas y que tengan una cuenta única fiscal.
“Me gustaría ver de presidente a uno que sepa sumar y restar y que entienda que los recursos son escasos”, dijo en Téngase presente ,un pódcast muy escuchado en la liberalósfera.
No dijo si prefería a Milei o a Espert. O a Macri o a Bullrich. Sí dijo que Juntos es una “ensalada”. Y que el gobierno de Macri fue “un intento”.
“¿Por qué hay que estar en la clase política y nos ser parte del clamor desde las ideas?”, jugó al misterio días atrás, repitiendo que sus actividades están en el ámbito privado, no en el público, donde participa lúdicamente a través de redes sociales y medios utilizando el “humor” ante las “barbaridades que hacen” con la economía.
Por estos días, también repite en distintos reportajes que lo importante es “avisar” que el día que Argentina abra su economía, algo que para ella es fundamental, habrá durante la transición un pasivo social.
“Se van a fundir un montón de empresas, pero lo que tienen que saber es que eso va a ocurrir”. El que avisa no traiciona.
En ese sentido, advierte que no es factible levantar el cepo al dólar de un día para el otro, pero reclama que el precio oficial debería ser el mismo cuando el Banco Central vende y cuando compra.
En lo que considera medidas para una transición hasta resolver lo “estructural”, propone que las empresas públicas reciban el mismo presupuesto que el año anterior, hasta tanto se decida qué conviene hacer: “privatizar, desguazar o hacerla eficiente”.
Advierte que cualquier política “exitosa” demorará una década en resolver el problema de la inflación, siempre de la mano del crecimiento de la producción (sin subsidios) para corregir el “grave problema” de los precios relativos.
También aclara que las políticas de shock no son válidas para la reconversión laboral, aunque la “equidad no está en el resultado, sino en el camino”.
Para Mondino, “los ricos están protegidos; los pobres no tienen información, tienen este clientelismo que los hace vulnerables, y la clase media está con esta mansedumbre que la apaga, la resigna”.
Por eso apuesta a que el motor del cambio político sea impulsado desde la clase media “empobrecida de dinero y de expectativas” que “se empieza a asustar por perder a sus hijos y a sus nietos”.