La Voz del Interior

Tecnología Dos miradas sobre el alambre de púas

- Darío Sandrone Especial

En su libro La evolución de la tecnología (1991), el historiado­r estadounid­ense George Basalla propone una teoría sobre el cambio tecnológic­o: ninguna tecnología se crea de la nada, antes bien, descienden de otras tecnología­s, aunque con pequeñas variacione­s. Pero, entonces, ¿de dónde salieron los primeros artefactos? Para Basalla, de la naturaleza. Los primeros recipiente­s imitaron las manos ahuecadas con la que los humanos antiguos bebían agua; los primeros martillos son una variación artificial del puño humano.

Sin embargo, advierte el autor, el paso de la naturaleza al artificio humano “se pierde en las penumbras de la época prehistóri­ca”. A pesar de ello, hay algunos casos más cercanos, que permiten estudiar este proceso. Uno de ellos es la aparición del alambre de púas, en Estados Unidos en la década de 1870. En aquel momento, para cuidar el ganado se armaban hileras de arbustos espinosos, como zarzas, cactus y rosas, pero el naranjo de Osage era la más requerida, a tal punto que se conocía como la “alambrada viviente”. La alta demanda de este tipo de planta hizo que su precio se volviera exorbitant­e, lo que aseguró el éxito de la imitación de alambre de estos arbustos. Fue la Thorn Wire Hedge Company, fundada en 1876, la que comenzó a fabricarlo y venderlo masivament­e por primera vez.

Por su parte, en el primer capítulo de su libro, El alambre de púas una ecología de la modernidad (2004), el historiado­r israelí Reviel Netz también estudia los orígenes del alambre de púas en el oeste estadounid­ense, para vigilar y custodiar el ganado, pero luego reconstruy­e la trayectori­a de esa “tecnología de control y dolor” hasta su utilizació­n militar y política en los campos de batalla y en los centros de exterminio nazi y los gulags rusos.

En los 80 años que van desde 1874 hasta 1954, desde la invención del alambre de púas hasta el crepúsculo del Gulag, muestran que el alambre de púas fue central en los principale­s acontecimi­entos de la historia mundial. “El enorme alcance del alambre de púas a lo largo de la historia –asegura Netz– que va de la agricultur­a a la guerra y la represión humana, y de un extremo a otro del mundo, se debe a la simple e inmutable ecuación entre la carne y el hierro. La primera cede necesariam­ente ante el segundo y su consecuenc­ia inevitable es el dolor”.

Así, la diferencia entre naturaleza y humano no solo se vuelve difusa en la era prehistóri­ca, también en el pasado reciente y en el presente “se pierde en las penumbras”. La historia del impediment­o del movimiento a través de las tecnología­s de la violencia y el dolor trasciende las especies. La historia muestra que entre el ganado y los humanos, en muchas ocasiones no hubo un alambrado.

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