La Voz del Interior

Schiaretti está a más de 13 mil kilómetros del Presidente

- Julián Cañas jcanias@lavozdelin­terior.com.ar

Cuando el presidente Alberto Fernández habló ayer en el partido bonaerense de Esteban Echeverría, el gobernador Juan Schiaretti estaba por arribar a Kuwait. La distancia política entre jefe del Estado y el mandatario provincial se podría parangonar con los 13.147 kilómetros que separan a la Casa Rosada del país asiático.

El Presidente trató de relanzar su gestión con un acto que intentó ser una demostraci­ón de fuerza. Pasó lo contrario. Por la ausencia de varios ministros y por la casi nula asistencia de gobernador­es –la excepción fue el sanjuanino Sergio Uñac–, Alberto Fernández se puso al frente de un gobierno que es más débil que el que compartía con Cristina Kirchner cuando eran socios políticos.

Tal vez la única cuota de optimismo para los albertista­s fue la presencia de Sergio Massa. Fiel a su estilo de hacer política, el presidente de la Cámara de Diputados hace equilibrio en la interna oficial y nunca se sabe de qué lado está.

Fuentes de la Casa Rosada aseguraron que fueron invitados todos los gobernador­es peronistas. La confirmaci­ón marca una debilidad: sólo asistió el de San Juan, con la resonante ausencia del bonaerense y cristinist­a Axel Kicillof.

Por una cuestión protocolar, Kicillof debió estar en el acto organizado por el gremio de la construcci­ón (Uocra), ya que el Presidente fue a su territorio.

A Schiaretti ya ni lo invitan desde la Nación, máxime cuando se trata de un acto político. En el Centro Cívico dijeron que no hubo ningún llamado desde la Casa Rosada.

Esta vez, el gobernador tenía una excusa concreta para justificar su faltazo: estaba en vuelo hacia Asia occidental, acompañado por otro mandatario peronista, el santafesin­o Omar Perotti, un equilibris­ta en la pulseada entre el Presidente y su vicepresid­enta.

Antes de su discurso en la convocator­ia de la Uocra, Alberto Fernández se metió en otro berenjenal. En una entrevista radial, dijo que si por él fuera aumentaría las retencione­s al trigo y al maíz. El mandatario, sin embargo, admitió que un eventual aumento de las retencione­s agropecuar­ias debería pasar por el Congreso, donde el oficialism­o no tiene los votos para impulsar esa medida.

No hay que ser un consultor en comunicaci­ón política para asegurar que fue un grave error hablar sobre una cuestión que el Gobierno no puede manejar.

De visita a Córdoba, el ministro de Agricultur­a, Julián Domínguez, tuvo que hacer piruetas para minimizar las sorprenden­tes declaracio­nes de Alberto Fernández.

Lo de sorprenden­tes tiene que ver con que 48 horas antes el ministro de Economía, Martín Guzmán, había descartado de plano un aumento en los derechos de exportació­n que impactan en el campo.

Las que van afuera...

Apelando a un viejo refrán de los futboleros –y el Presidente lo es–, sus colaborado­res más cercanos le deberían decir que si no ataja las pelotas que van al arco, al menos que no meta las que van afuera.

La comunicaci­ón sigue siendo un flanco débil del Gobierno nacional, entre otros tantos de la gestión. El jueves último, el jefe de Gabinete, Juan Manzur, encabezó una reunión de ministros. Luego del encuentro, el tucumano dejó trascender que pidió a los ministros que estuvieran en el acto en Esteban Echeverría.

La ausencia de varios –entre ellos, la del ministro del Interior, el cristinist­a Eduardo “Wado” de Pedro– es otra evidencia de que los funcionari­os albertista­s deberían tener certezas de cumplimien­to de lo que filtran a los medios, como fue en este caso un pretendido gesto de autoridad.

El escaso peso político del palco oficial del acto de la Uocra es un dato que exhibe la debilidad que tiene el Presidente, en una disputa casi personal con su vicepresid­enta.

Se ha dicho y se ha escrito mucho sobre las diferencia­s de Schiaretti con el Frente de Todos. El gobernador no distingue entre albertista­s y cristinist­as. Para él, todos son “kirchneris­tas”.

Pese a las diferencia­s políticas con la Casa Rosada, la megaobra que traerá agua del río Paraná hasta la ciudad de Córdoba tiene el aval del Gobierno nacional.

El secretario de Asuntos Estratégic­os, Gustavo Béliz, con el guiño del Presidente y del ministro de Economía, fue quien puso el gancho al primer endeudamie­nto de ambas provincias por 50 millones de dólares.

De no haber contratiem­pos políticos y financiero­s, el proyecto de traer agua del Paraná hasta la capital cordobesa tardará entre cuatro y seis años. Y el costo final sería de unos 400 millones de dólares.

Schiaretti está convencido de que el Gobierno nacional, atravesado por las tensiones internas, no resolverá los problemas del país.

La expectativ­a de máxima que el mandatario provincial le otorga al gobernante Frente de Todos es que llegue al final de su mandato.

En este contexto, Schiaretti elige estar lo más lejos posible de la Casa Rosada. Y si son más de 13 mil kilómetros, como ahora, mejor.

Algunos de sus funcionari­os le deberían recomendar al Presidente que al menos no meta en su arco las pelotas que van afuera.

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GENTILEZA CLARÍN PRESENCIAS. Sergio Massa, presente en el acto que encabezó el Presidente.
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