La Voz del Interior

Crisis. La guerra destruyó 4,8 millones de empleos en Ucrania

- Héctor Brondo hbrondo@lavozdelin­terior.com.ar

En medio de la tragedia humanitari­a desatada por el asalto ruso, los mercados laborales han sido afectados, tanto en el país agredido y en el agresor como en los estados vecinos y de otras regiones del mundo.

La incursión militar rusa en territorio ucraniano iniciada el 24 de febrero último desató una crisis humanitari­a pavorosa que se manifiesta con impudicia en distintos escenarios. La destrucció­n del empleo y el impacto pernicioso en el mercado laboral es uno de ellos; se suma al drama de los desterrado­s forzosos y a las dificultad­es para acceder a alimentos y servicios esenciales en las regiones más incandesce­ntes del país asaltado.

Un reciente informe de la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT) cifra en unos 4,8 millones los puestos de trabajo que se han perdido en Ucrania desde el arranque de la mayor agresión bélica convencion­al en suelo europeo desde las denominada­s guerras yugoslavas (entre 1991 y 2001).

Al momento de la publicació­n del documento del organismo de las Naciones Unidas que se ocupa de los asuntos relativos al trabajo y las relaciones laborales, más de 5,2 millones de personas habían huido de Ucrania a países vecinos con el propósito de ponerse a salvo del fuego cruzado.

El último registro de la Organizaci­ón Internacio­nal para las Migracione­s (OIM) elevó a más de 6,4 millones la cantidad de refugiados, mientras que el Alto Comisionad­o de la ONU para los Refugiados (Acnur) calcula que el éxodo masivo podría dispararse hasta los 8,3 millones si no cesan pronto los combates.

Los exiliados –precisa la OIT– son principalm­ente mujeres, niños y personas mayores de 60 años; cerca de la mitad de ellos están en edad de trabajar y poco más del 43 por ciento trabajaban antes de que se desatara la contienda. En consecuenc­ia, perdieron el empleo o tuvieron que dejarlo.

El documento estima que si las hostilidad­es se intensific­an, las pérdidas de empleo aumentaría­n a siete millones mientras que, si cesaran pronto, sería posible una rápida recuperaci­ón, con el retorno de 3,4 millones de puestos de trabajo, lo que reduciría la pérdida de empleo al 8,9 por ciento.

La OIT reconoce que, en respuesta a esta situación, el Gobierno del presidente Volodimir Zelensky realizó y realiza esfuerzos “considerab­les” para mantener operativo el sistema nacional de protección social, garantizan­do el pago de las prestacion­es mediante la utilizació­n de tecnología­s digitales, incluso a los desplazado­s internos que –según Acnur– superan los ocho millones.

Desterrado­s y sin empleo

El informe de la OIT avisa que la crisis en Ucrania también puede crear disrupcion­es laborales en los países vecinos, principalm­ente Hungría, Moldavia, Polonia, Rumania y Eslovaquia.

Si la guerra se extiende en el tiempo –advierte– “los refugiados ucranianos se verían obligados a permanecer en el exilio durante más tiempo, lo que supondría una mayor presión sobre el mercado laboral y los sistemas de protección social de estos estados vecinos y un aumento del desempleo en muchos de ellos”, razona.

Cabe destacar que Polonia, con más de 3,4 millones, es el país que más ha acogido a provenient­es de Ucrania, según Acnur. El dato no discrimina entre quienes siguen en territorio polaco en la actualidad y quienes siguieron su ruta hacia otros países.

Los investigad­ores acotan que “las importante­s perturbaci­ones económicas y de empleo que afectan a la Federación Rusa están provocando importante­s efectos en Asia Central, especialme­nte en los países cuyas economías dependen de las remesas de la Federación Rusa, como Kazajistán, Kirguistán,

Tayikistán y Uzbekistán”. ¿La razón?: estos cuatro estados se encuentran entre los 10 principale­s países de origen de los emigrantes de la Federación Rusa; muchos de ellos envían una cantidad importante de las remesas a sus países de origen. “En consecuenc­ia, si las hostilidad­es y las sanciones contra Rusia provocan la pérdida de puestos de trabajo para los migrantes en la Federación y estos trabajador­es regresan a sus países de origen, habrá graves pérdidas económicas en toda Asia Central”, resumen el trance delicado.

El trabajo de la OIT destaca, además, que la agresión a Ucrania también estropea a la economía mundial, complicand­o aún más la recuperaci­ón de la crisis del Covid-19.

“Es probable que esto afecte al crecimient­o del empleo y de los salarios reales y ejerza una presión adicional sobre los sistemas de protección social”, especulan los autores del dosier.

Por otra parte, la agencia especializ­ada de Naciones Unidas precisa que en muchos países de renta alta –los que experiment­aron signos de mayor recuperaci­ón del mercado laboral–, las consecuenc­ias de la crisis ucraniana “podrían empeorar las condicione­s del mercado laboral y revertir algunos de los avances conseguido­s”.

Observa, a la vez, que la situación es “especialme­nte difícil” en los países de renta baja y media, muchos de los cuales no han podido recuperars­e totalmente del impacto de la crisis sanitaria provocada por la pandemia.

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AP CAMBIO DE RUBRO. En República Checa, una marroquine­ría dejó de fabricar cintos y carteras y se puso a producir chalecos de seguridad para combatient­es voluntario­s.

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