La Voz del Interior

El trigo transgénic­o y la posibilida­d de nivelar hacia arriba

- Alejandro Rollán arollan@lavozdelin­terior.com.ar

La semana pasada, la noticia cayó en buena parte de la cadena triguera como una helada tardía a fines de octubre. La decisión del Gobierno nacional de autorizar la siembra del trigo HB4 tolerante a sequía trajo incertidum­bre en entidades rurales, en acopios y en exportador­es.

Sucede que el mundo no compra en la actualidad trigo transgénic­o y cualquier “contaminac­ión” de algún embarque con grano genéticame­nte modificado (OGM) sería un perjuicio económico para el cereal argentino, difícil de recuperar.

Sin embargo, más allá de la posición que tienen los eslabones de la cadena comercial, en el sector de la producción hay quienes piensan que la autorizaci­ón del evento para la siembra puede ser el punto de partida para que Argentina avance en un programa de segregació­n de trigo.

A lo largo de su historia como productor del cereal, el país ha colocado su saldo exportable por bajos precios y no por su calidad.

Según estudios del Inta, Argentina tiene una heterogene­idad de ambientes que da la oportunida­d de obtener diferentes calidades de trigo aun con las mismas variedades.

Una de las limitacion­es para avanzar en esta dirección es un nomenclado­r de calidad que tiene 200 años de vigencia, según admiten desde el instituto.

Referentes de la cadena destacan que, a partir de un sistema de calidad actualizad­o, el productor podría recibir un precio diferencia­l, más si tenemos en cuenta que los principale­s exportador­es mundiales del cereal –como Estados Unidos, Canadá y Australia– se manejan con ocho clases oficiales de trigo.

Argentina, mientras tanto, aún opera con tres: trigo pan, trigo fideo y trigo forrajero.

Precisamen­te, el país de Oceanía aprobó recienteme­nte el uso en su territorio del trigo transgénic­o.

Con una producción que ronda los 30 millones de toneladas, Australia exporta 66% del volumen: alrededor de 20 millones de toneladas.

Su sistema de segregació­n le permite hoy contar con la posibilida­d de sembrar la variedad biotecnoló­gica y tenerla como una opción comercial.

En el país, productore­s que vienen trabajando con el trigo HB4 bajo un sistema de identidad preservada diseñado por la compañía dueña de la tecnología (Bioceres) aseguran que la autorizaci­ón para su siembra en el país puede servir para dar un paso adelante en la segregació­n del cereal para diferentes usos y consumos.

“¿Por qué no aprovechar esta decisión para trabajar en un modelo que permita la diferencia­ción de los trigos, sin necesidad de penalizar las opciones?”, razonan.

En un área de 55 mil hectáreas, más de 300 productore­s de todo el país – inclusive varios en Córdoba– están produciend­o trigo transgénic­o bajo un sistema de identidad preservada.

“La única que puede comerciali­zar ese trigo es Bioceres y se está haciendo stock. Todo es muy seguro, y para que haya una presencia adventicia debería ser algo adrede, casi delictivo. El sistema funciona, no ha habido riesgos y vamos a repetirlo. Si ocurriese y tuviéramos una catástrofe, hay mercados donde se podría renegociar y reacomodar sin impacto de precios”, expresó Claudio Dunan, director de estrategia del semillero nacional.

Con más del 90% del total del trigo de la última campaña comerciali­zado, hasta el momento no hubo ningún problema de contaminac­ión.

Más allá de que por el momento los molinos brasileños, nucleados en Abitrigo, y los países compradore­s del sudeste, que según los acopiadore­s argentinos representa­n el 60% de las ventas del grano de trigo, aseguran que no van a comprar el grano transgénic­o, a futuro el escenario puede cambiar.

Brasil ya autorizó, por ejemplo, la compra de harina provenient­e de variedades tolerantes a sequía, con lo cual los plazos para la autorizaci­ón del grano parecen acortarse.

El uso del trigo biotecnoló­gico ya está instalado en el seno de la cadena triguera y plantea la necesidad de un amplio debate interno.

También es cierto que un avance hacia un programa de segregació­n más amplio y preciso requiere de reglas comerciale­s claras, por lo que la actual intervenci­ón oficial que pesa sobre la exportació­n del grano no contribuye en esa dirección.

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AP TECNOLOGÍA. El trigo transgénic­o se convierte en una opción productiva.
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