La Voz del Interior

Armas. Biden y Trump, en el ojo de una nueva tormenta política

- Héctor Brondo hbrondo@lavozdelin­terior.com.ar

El actual presidente de EE.UU. y su antecesor se disparan con munición gruesa en la batalla ideológica que mantienen desde hace años en torno a una mayor regulación de la adquisició­n, posesión y uso civil de armas.

La serie de masacres perpetrada­s en la última quincena por tiradores furtivos en Estados Unidos reinstaló en la agenda de discusión política de ese país (y de una porción importante del planeta) un tema siempre controvers­ial e inconcluso: la convenienc­ia o no de intensific­ar la regulación legal para la compra, posesión y uso civil de armas de fuego.

El 14 de mayo último, Payton Gendron (18), entró a los tiros a un supermerca­do en la ciudad de Búfalo, Nueva York. La incursión criminal causó la muerte a 10 personas y heridas a otras tres; del total de víctimas, 11 eran negras.

Al día siguiente, un hombre de 68 años ingresó armado a un templo pertenecie­nte a la iglesia Presbiteri­ana de Ginebra, en Laguna Woods, California y sin avisar de sus intencione­s a quienes participab­an en el oficio religioso, jaló el gatillo del arma automática que portaba y comenzó un barrido letal. Como consecuenc­ia de los balazos, murió una persona y otras cinco resultaron lastimadas; todas ellas, de origen taiwanés.

Y el 25 de mayo, Salvador Rolando Ramos (18), abrió fuego contra niñas, niños y docentes de la escuela primaria Robb, de Uvalde, Texas, asesinando a 19 escolares y a dos maestras antes de ser abatido por un policía. El joven agresor había adquirido los dos fusiles de asalto de 5.56 milímetros que usó para cometer la matanza una semana antes del estallido violento y un día después de su cumpleaños.

Todos somos Kerr

Steve Kerr, entrenador de los Golden State Warriors (equipo profesiona­l de básquet que compite en la NBA) aludió en un discurso desgarrado­r al encadenami­ento de sucesos trágicos que conmociona­ron a la sociedad norteameri­cana y provocó gran escozor más allá de las fronteras del país.

El monólogo del director técnico ante cámaras de video reflejó el estado de ánimo de buena parte del pueblo estadounid­ense con relación al drama colectivo que se sucede desde hace décadas, sin solución de continuida­d.

A propósito, una encuesta de la consultora Morning Post publicada ayer por el portal de noticias Político muestra que el 65 por ciento de los 1.920 estadounid­enses consultado­s se manifestó a favor de imponer controles más estrictos a la tenencia de armas, derecho protegido por la Constituci­ón del país.

La cifra resultante supone un crecimient­o de cinco puntos porcentual­es con respecto a un sondeo elaborado tras el tiroteo en Búfalo, ejecutado por un joven autoprocla­mado supremacis­ta blanco.

La suba se nota de manera especial en el electorado republican­o que pasó de un respaldo del 37 al 44 por ciento, mientras que entre los votantes que se declararon independie­ntes, el apoyo saltó de 56 a 66 puntos.

Otra vez en el centro del ring

La discusión de fondo volvió a parar, cara a cara, en el centro del cuadriláte­ro de las disputas políticas e ideológica­s al presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, y a su

No pasarán. El primer intento de los demócratas de responder a las últimas masacres fracasó el jueves en el Senado. Los republican­os voltearon un proyecto de ley sobre terrorismo interno que hubiera abierto el debate sobre armas y crímenes de odio.

antecesor en el cargo, Donald Trump.

El actual inquilino de la Casa Blanca reaccionó poco después del tiroteo en la escuela de Uvalde y a través de un mensaje nacional emitido en cadena, sostuvo: “Como nación nos tenemos que preguntar cuándo, en el nombre de Dios, vamos a enfrentarn­os a los grupos de presión a favor de las armas. Cuándo, en el nombre de Dios, vamos a hacer lo que en el fondo sabemos que hay que hacer”, planteó.

“Estoy cansado. Tenemos que actuar. Todos sabemos lo que hay que hacer”, destacó en su discurso destinado a los legislador­es demócratas y republican­os enredados en una eterna discusión en el Congreso que aparenteme­nte gira entorno a intereses de ciertos factores de poder y no en sintonía con las expectativ­as populares.

El actual mandatario anunció que viajará en los próximos días a Texas con su esposa Jill para encontrars­e con las familias de las víctimas de la masacre de la escuela Robb y expresarle­s su sentimient­o de dolor.

Por su parte (y también en Texas), Trump ratificará este fin de semana su rechazo a toda iniciativa tendiente a regular las armas. El exjefe de Estado participar­á en la convención de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) que delibera desde ayer y hasta mañana en suelo tejano; se trata del encuentro anual en el que la industria de las armas demuestra su verdadero poder de fuego.

Cada cual atiende su juego

Esta semana, el magnate republican­o vaticinó el fracaso de los proyectos que se tramitan en el Capitolio sobre el control fiscal de armamentos y reiteró su convicción de que las decisiones al respecto deben quedar en manos de los estados y de los gobiernos locales. “Son ellos los únicos que deben tener potestad de endurecer o flexibiliz­ar sus restriccio­nes”, en línea con la Segunda Enmienda a la Constituci­ón de los Estados Unidos, precisó.

Esta corrección a la Ley Fundamenta­l protege el derecho del pueblo estadounid­ense a poseer y portar armas, razón por la cual la potencia occidental es uno de los países con menores limitacion­es para adquirir y portar armas de fuego.

Analistas políticos coinciden en que es altamente probable que el asunto ocupe un lugar destacado en la plataforma electoral de demócratas y republican­os de cara a las elecciones a la Cámara de Representa­ntes previstas para el 8 de noviembre próximo. En esos comicios se elegirán representa­ntes de los 435 distritos en los 50 estados del país y resultan cruciales para determinar si se mantiene el actual equilibrio relativo de fuerzas en la Cámara Baja o se desbalance­a en favor de uno u otro bloque político.

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AP PREVENCIÓN. Policías montados de Houston, Texas, controlan el ingreso al centro de convencion­es donde delibera desde ayer la Asociación Nacional del Rifle de EE.UU.

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