Miradas opuestas de “El fotógrafo y el cartero”
A FAVOR Precisa pintura de la época del menemismo
“El poder es tener impunidad”, dijo Alfredo Yabrán cuando le preguntaron qué era el poder. Una declaración de principios rescatada en El fotógrafo y el cartero: el crimen de
Cabezas, el documental de reciente estreno en Netflix, que funciona como muestra del pensamiento del empresario, acusado como autor intelectual del asesinato del reportero gráfico, y como contundente resumen de los años de menemismo.
El documental refleja como pocos gran parte del entramado detrás del poder político y policial de aquella época: la fuerte interna entre los por entonces presidente Menem y gobernador Duhalde, cuya presencia ofreciendo ricos testimonios es una de los mejores hallazgos del filme. ¿Concesiones por estar? Para nada, de hecho queda bastante expuesto en varias situaciones, aunque también se hace notar su marcado interés por resolver el caso.
Igualmente, más allá de la capacidad de El fotógrafo y el cartero de funcionar como una certera pintura de época, una de sus máximas virtudes es la de redondear un registro completo y preciso con un gran uso de material de archivo, excelente edición y musicalización, sobre un caso que marcó un antes y un después en la historia de la política argentina y su relación con el periodismo. Allí está en la plataforma más popular, dispuesta al alcance de las nuevas generaciones, del público de otras latitudes y, por qué no, del espectador contemporáneo de aquel momento que volverá a conmocionarse.
Es cierto que el documental no aporta tal vez cuestiones demasiado novedosas sobre el asesinato de Cabezas y tampoco reúne testimonios de su círculo más íntimo que hubieran sido muy valiosos, pero su potencia radica en dejar expuesta esa impunidad de época y todo su devenir histórico que desembocó en esos convulsionados días de 2001.
¿Quedaron cuestiones en el tintero? Seguramente. De hecho, muchos coinciden que el material no tuvo el mismo impacto que el de la serie Carmel: ¿quién mató a María Marta?, realizada por la misma dupla (Vanessa Ragone y Alejandro Hartmann) y para la misma plataforma. Tal vez una miniserie hubiera ayudado a generar más impacto, aunque el resultado es más que satisfactorio.