Tratamientos y vacunas contra el dengue
No hay tratamiento antiviral específico para el dengue. Solo se realiza tratamiento de los síntomas, y un seguimiento estricto de los pacientes.
En caso de dengue grave, la asistencia prestada por médicos y enfermeras que tienen experiencia con los efectos y la evolución de la enfermedad puede salvar vidas y reducir las tasas de mortalidad de más del 20% a menos del 1 %. Es decisivo mantener el volumen de los líquidos corporales.
Evitar tomar aspirina e ibuprofeno porque puede favorecer las hemorragias. No utilizar medicación inyectable. Se debe aconsejar al paciente no automedicarse y concurrir al médico.
En la actualidad, no existe vacuna contra esta enfermedad. Sin embargo, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) está analizando el pedido de aprobación de la vacuna desarrollada por el laboratorio japonés Takeda. Se trata de un inyectable de dos dosis que se aplica con tres meses de diferencia entre el primer y segundo componente.
Su administración es subcutánea y no intramuscular, como la del coronavirus. La vacuna es tetravalente, es decir que brinda protección contra cuatro serotipos de virus. Ya demostró protección continua contra la enfermedad del dengue y su hospitalización, independientemente de la exposición previa de la enfermedad de un individuo, sin riesgos de seguridad importantes identificados, durante los tres años posteriores a la vacunación.
El laboratorio Sanofi desarrolló una vacuna que serviría para prevenir la enfermedad del dengue, la hospitalización y el dengue grave pero específicamente en niños (a partir de 9 años) y adultos que tengan análisis de laboratorio de una infección previa por dengue y que vivan en zonas endémicas. No obstante, se encuentra aún en estudio.
La experiencia (2019) indica que esta vacuna no es apropiada para la inmunización masiva en áreas endémicas porque puede incrementar el riesgo de dengue severo en personas que no estuvieron previamente infectadas con el virus. En la práctica, solo los pacientes con evidencia documentada de serología positiva de una infección previa constituyen la población con un balance beneficio-riesgo favorable para esta vacuna.
La prevención sigue siendo dependiente sobre todo del control del vector en áreas endémicas y de la protección personal contra las picaduras de mosquito.