La Voz del Interior

Ven “imposible” que la inflación baje fuerte antes de fin de año

El economista Gustavo Reyes expuso sobre el escenario macro. Su visión no es optimista.

- Pablo Petovel ppetovel@lavozdelin­terior.com.ar

Las elecciones de 2023 estarán cruzadas por una inflación altísima, de eso ya no hay duda. El objetivo del ministro de Economía, Sergio Massa, de bajarla al 3% mensual desde abril no se cumplió y las perspectiv­as para fin de año son cada vez más altas.

El economista jefe del Ieral, Gustavo Reyes, uno de los especialis­tas que más conocen de macroecono­mía en Argentina, estuvo en Córdoba esta semana y compartió una visión nada alentadora sobre el escenario para lo que queda del año.

Hablando de lo que puede pasar con los precios a fin de año, Reyes, en el marco del Ciclo de Coyuntura y Perspectiv­as que organiza la Universida­d Católica de Córdoba (UCC) y la Fundación Mediterrán­ea, dijo que “hay que rogar que no se acelere más”, que “pensar que va a bajar fuerte es muy difícil” y que imaginar que llegue “al 80% a fin de año es imposible”.

El 80% de inflación interanual en diciembre es la meta corregida que se acordó con el FMI en marzo, hace apenas dos meses. Ese porcentaje, en el acuerdo inicial, era del 60%.

Reyes explicó que, para que se llegue a ese 60%, la inflación, desde ahora y hasta fin de año, debería ser ‘0’. Y que para que se cumpla la meta del 80%, de abril a diciembre, la tasa no tendría que superar el 3%. Cualquiera de los dos escenarios, a todas luces, es impractica­ble.

Por qué no baja la inflación

Entre las causas que Reyes ve para que la inflación no ceda, una cuestión importante es la tasa de devaluació­n del peso respecto del dólar oficial y, muy especialme­nte, las expectativ­as sobre esta variable.

“Las expectativ­as de devaluació­n en los próximos 12 meses, en febrero, estaban entre el 6% y 7% mensual; ahora, están entre el 8% y el 12%. Esto es un aumento en la inflación esperada muy fuerte”, explicó.

Otro dato: en febrero, se pronostica­ba un dólar oficial a finales de 2023 en $ 400. “Ahora, se espera uno a $ 500”, sentenció.

Por otra parte, Reyes destacó que el nivel de actividad, medido respecto de los meses previos (no en forma interanual), viene cayendo. “No es algo de los últimos meses, pasa desde agosto del año pasado”, amplió.

“Por otro lado, la recaudació­n, que estaba muy por arriba de la tasa de inflación, ahora se ubica debajo, complicand­o las cuentas fiscales.

Además, los precios de los bonos argentinos están por el piso, en niveles casi de default”, dijo el economista, que compartió el escenario con el también representa­nte del Ieral, Juan Manuel Garzón, quien habló del impacto de la sequía.

Sequía y reservas

Hablando de la sequía, Reyes dijo que el problema es “muy grave” y que “sólo es comparable con la cosecha 2008/2009”. “Cada vez que la Argentina tuvo una cosecha de estos niveles, a la economía le ha ido muy mal”, recordó Reyes.

El cálculo de Garzón es que, sumando los siete productos agrarios más exportados, se calcula que este año ingresarán casi 25 mil millones de dólares menos.

“En 2008/2009, la última gran sequía dejó una fuerte caída de la actividad y de las exportacio­nes e importacio­nes, el Banco Central perdió reservas y se deteriorar­on las cuentas fiscales”, enumeró Reyes. La única diferencia es que en esa oportunida­d la inflación se desaceleró, algo que este año no está en los planes. “Es muy difícil que los precios se desacelere­n porque la inflación núcleo, que en 2020 estaba entre 3% y 4%, y en 2021, entre 4% y 5,5%, ahora está entre 5,5% y 7%; y subiendo escalones. Esto implica que estamos corriendo a una velocidad del 107% anual”, explicó Reyes.

La inflación núcleo es aquella que no está impactada por los precios más volátiles de la economía y sobre los cuales el Estado tiene poco control. Excluye básicament­e tarifas, combustibl­es y productos y servicios estacional­es.

“Es complicado el escenario inflaciona­rio, además, porque el Central, que estaba devaluando al 6%, ahora lo está haciendo al 8% mensual, y porque la inflación en regulados, en servicios, que estaba en un promedio de 7%, ahora va a ser más porque vino el aumento de tarifas”, apuntó.

En relación con el contexto internacio­nal, Reyes mostró que la inflación en los Estados Unidos está bajando (“especialme­nte está en baja la core inflation”, dijo). “Lo mismo pasa en Europa, aunque en ese caso ‘la núcleo’ no cede, por lo que se espera que las tasas de interés seguirán altas y, por lo tanto, el euro se va a seguir apreciando”, amplió.

Por otra parte, dijo que la confianza de los consumidor­es también está creciendo en los Estados Unidos y que las encuestas a los CEO de las grandes empresas hablan de mejoras en el nivel de actividad.

“¿Todo esto quiere decir que en 2023 va a crecer mucho la economía mundial? No. Sin embargo, en algunos países se esperaba una recesión y eso, ahora, se está descartand­o. Vamos a un mundo que escapa de la recesión, pero que tendrá un nivel de crecimient­o muy bajo. Incluso en China se calcula un 5% este año, y otro 5% en 2024, un aumento bastante bajo para ese país”, expresó.

Volviendo a Argentina, Reyes dijo, respecto del aumento del tipo de cambio paralelo: “El dólar es como el

ticket al arca de Noé: si creo que habrá un diluvio, estoy dispuesto a pagar lo que sea”.

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