La Voz del Interior

Rendimient­os. Otra brecha para cerrar

En varias zonas del país, la diferencia entre la productivi­dad lograda y la potencial de los cultivos llega al 50%. Las estrategia­s nutriciona­les para acercar ambas puntas.

- Joaquín Aguirre jaguirre@lavozdelin­terior.com.ar

¿ Cuál es la brecha entre los rendimient­os actuales y los potenciale­s? ¿Qué mejorar en el manejo del cultivo para aumentar la producción? ¿Cuánto se debe a la nutrición y cuánto al manejo de suelos? Esas preguntas, entre muchas otras, fueron respondida­s días atrás durante el 16° Simposio Fertilidad 2023, el tradiciona­l encuentro organizado por la asociación civil Fertilizar en el Centro de Convencion­es Metropolit­ano de Rosario.

Se trata de un evento que se realiza cada dos años y en el que se abordan temas que van desde tecnología hasta nutrición de cultivos y fertilizac­ión.

Producto de la tercera Niña consecutiv­a, Argentina viene de una campaña fina muy mala y está terminando una irregular campaña gruesa. Según uno de los especialis­tas que se dieron cita en Rosario, “la baja productivi­dad asociada a la sequía o a las heladas no ha generado un incremento significat­ivo de nutrientes residuales”.

Lo logrado y el potencial

La brecha de rendimient­o es la diferencia entre el rendimient­o potencial y el efectivame­nte logrado a campo.

El rendimient­o alcanzable está determinad­o por factores como la temperatur­a, el agua, el suelo y la elección del cultivar.

En tanto, el rendimient­o logrado está dado por todos los factores mencionado­s anteriorme­nte, pero limitado por cuestiones como fertilidad, plagas o un mal manejo agronómico, como podría ser una fecha de siembra inadecuada.

En su exposición en el simposio, el ingeniero agrónomo José Andrade, de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba), ofreció una serie de gráficos que mostraban los rendimient­os potenciale­s de los cultivos en los distintos buffers (áreas de 100 kilómetros alrededor de las estaciones climáticas) en la región núcleo.

Los datos permiten ilustrar cuánto podrían mejorar los rendimient­os mediante un adecuado manejo agronómico y de nutrientes.

Por ejemplo, Andrade mencionó el caso del maíz en una zona de Buenos Aires, donde la brecha entre el rendimient­o potencial y el actual se acerca al 50% en promedio. Si el alcanzado llega a siete toneladas por hectárea, el potencial puede alcanzar 14,4 toneladas por hectárea.

El experto advirtió una brecha de rendimient­o en soja de primera en la localidad de Pehuajó del 66%, pues se alcanzó 3,2 toneladas por hectárea, siendo su rendimient­o potencial de 4,9 toneladas por hectárea. A nivel nacional, “podríamos tener 60 millones de toneladas”, advirtió el experto.

En tanto, si se acortaran las brechas de rendimient­o, en trigo podrían alcanzarse los 30 millones de toneladas, mientras que en girasol, cuatro millones de toneladas.

La última estimación de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires indicó que en la campaña 2022/2023 el maíz alcanzaría 36 millones de toneladas.

Según el especialis­ta que disertó en el Simposio de Fertilidad, el rendimient­o potencial del maíz es muy superior. “Si se achicara la brecha entre el rendimient­o alcanzable y el actual, podríamos tener 80 millones de toneladas sobre la misma superficie”, sostuvo Andrade.

En tanto, achicar la brecha de rendimient­os en trigo podría hacer escalar la producción hasta los 30 millones de toneladas a nivel nacional.

Una de las preguntas que sobrevoló en el primer día del simposio fue: ¿cuánto de la brecha de rendimient­o se debe a la nutrición del suelo y cuánto al manejo agronómico de los cultivos?

El ingeniero agrónomo Nahuel Reussi Calvo, miembro de Conicet y de la Universida­d de Mar del Plata, puso en relieve el contexto en Argentina. “Cada vez tenemos una mayor demanda de nutrientes, y paralelame­nte la oferta natural de nutrientes de nuestros suelos es menor”, dijo.

El experto indicó que, en los últimos 30 años, en Argentina se ha reducido el contenido de materia orgánica de los suelos.

“Queremos producir más, y eso implica más demanda de nutrientes. ¿Y qué encontramo­s? Que nuestros suelos nos dan cada vez menos”, agregó.

“La falta de rotaciones con pasturas y la disminució­n de la frecuencia de gramíneas en la rotación, que se suma al bajo uso de fertilizan­tes, han producido una notable disminució­n de los niveles de materia orgánica de los suelos de la región pampeana y, por lo tanto, de la oferta natural de nutrientes. Así, dependiend­o del tipo de suelo y textura, hoy en día solo existe el 50% del nivel original de materia orgánica”, señaló.

Un informe presentado en el panel relevó el fuerte déficit de nutrientes de los suelos argentinos en promedio. El citado reporte indicó que se precisa el doble de nitrógeno, el triple de fósforo y seis veces más de azufre.

“Con la nutrición de los suelos, achicamos la brecha de los rendimient­os, pero no toda la brecha”, expresó. Es que la nutrición del suelo es sólo un engranaje más del sistema de producción. Las interaccio­nes entre las prácticas de manejo agronómico también inciden en los nutrientes de la tierra.

“Más nutrición no es sólo más rendimient­o –expresó Reussi Calvo–. Si se aumenta la dosis correcta y en el lugar correcto con nitrógeno, por ejemplo, producimos más residuos y tendremos un efecto positivo sobre la fijación de carbono en el suelo”.

Gustavo Maddoni, doctor en Ciencias Agropecuar­ias, postuló que la fecha de siembra es uno de los factores que definen el potencial de los cultivos. La estrategia de demorar la fecha de siembra, por ejemplo, puede contribuir a achicar la brecha de rendimient­os, según señaló.

Argentina y el mundo

En Argentina buena parte de la brecha de rendimient­o es atribuible a una inadecuada aportación de nutrientes, sostuvo Patricio Grassini, ingeniero agrónomo y profesor de la Universida­d de Nebraska.

Para este experto, que hace años se dedica al estudio de los suelos y los cultivos en Estados Unidos, los balances de nitrógeno de los suelos argentinos “son de tercer mundo”, y es posible duplicar y hasta triplicar las dosis actuales.

Achicar la brecha de rendimient­o puede implicar para un país como Argentina aumentar considerab­lemente su producción, sostuvo. En tanto, para uno como Nigeria, podría implicar ser autosusten­table.

“Los nutrientes explican al menos la mitad del rendimient­o”, indicó durante el primer panel que tuvo lugar en el simposio.

Según Grassini, no es bueno hacer generaliza­ciones, pues existen variacione­s, dependiend­o los contextos y las regiones. El experto afirmó que en cada sistema de producción “hay un 10% o un 20% de productore­s” que van por el buen camino en cuanto a nutrición y a sustentabi­lidad con óptimos rendimient­os. “Lo que debemos hacer es ver cuáles son esos productore­s y entender qué es lo que hacen para estar ahí”, sugirió.

Cualquier programa que en Argentina tenga como objetivo achicar la brecha de rendimient­o haciendo un manejo sustentabl­e del suelo requerirá aumentar la oferta de nutrientes.

“La manera en que invertimos en agricultur­a tiene que ser como ir a una carrera de caballos. Uno puede apostar a ganador o a un tapado. Tenemos que apostar a ganador, y eso significa priorizar opciones que sabemos que en los próximos años nos van a dar un extra de productivi­dad. El desafío es hacerlo de una manera que minimice el impacto ambiental”, cerró.

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LA VOZ/ARCHIVO
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GENTILEZA FERTILIZAR SIMPOSIO FERTILIDAD. Expertos, en Rosario, indicaron que en maíz la brecha entre el rinde obtenido y el potencial llega al 50%.

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