El cigarrillo y el cáncer de vejiga
Existen, al menos, doce cánceres asociados con el cigarrillo. Uno de los más conocidos es el de pulmón, seguido por el de boca, de lengua, de mejilla y de laringe. El humo del cigarrillo contiene más de 7 mil sustancias químicas, de las cuales unas 70 son cancerígenas y tóxicas, como los alquitranes, nicotina, arsénico, formaldehído, polonio 210, cadmio y níquel. Estos subproductos dañan directamente el ADN de las células, provocan mutaciones que hacen que crezcan indefinidamente y causan tumores. También se ha demostrado que el riesgo de cáncer es alto en los fumadores de pipa de agua y de cigarrillos electrónicos. Actualmente, en la Argentina, hay unos 60 mil casos por esta causa y se diagnostican unos 5 mil más por año. El cáncer de vejiga es el séptimo cáncer más diagnosticado entre varones a nivel mundial y el décimo cuando se considera a ambos géneros. Su asociación con el cigarrillo es alta porque al tabaco se le atribuye alrededor del 50% de todos los casos diagnosticados, ya que triplica el riesgo de sufrirlo. Con cada cigarrillo, se aspira una mezcla de estos compuestos nocivos, que se absorben en la sangre, pasan a través de los riñones y se eliminan por la orina. Mientras la orina permanece en la vejiga para ser expulsada, el órgano queda expuesto durante horas a estos químicos altamente concentrados, algo que sostenido durante años puede llevar al cáncer. En muchos casos, el cáncer de vejiga no genera síntomas, pero, cuando lo hace, la principal señal es la aparición de sangre en la orina (hematuria), que no es específica del cáncer, pero debe ser un signo que dispare la consulta médica, al igual que molestias urinarias tales como la necesidad de orinar con frecuencia y en poca cantidad, o el dolor o ardor al hacerlo. Generalmente, esta sangre en la orina es intermitente: un día aparece sin dolor ni ardor, luego desaparece y no vuelve a haber sangrado durante un tiempo. Por estas características, muchas veces es pasada por alto y transcurren meses o años hasta que empieza a haber síntomas más intensos. Así es que muchas veces el cáncer de vejiga no se diagnostica precozmente. Una manera eficaz de prevenir este tipo de cáncer es abandonar el tabaco cuanto antes y evitar el humo del ambiente en donde otros fuman (tabaquismo pasivo). Dejar de fumar promueve una reducción del 50% la probabilidad de presentar cáncer de boca, garganta o laringe dentro de los 5 a 10 años de haber abandonado el hábito, limita la posibilidad de presentar cáncer de vejiga, esófago o riñón dentro de los 10 años posteriores y disminuye 50% la probabilidad de presentar cáncer de pulmón dentro de los 10 años siguientes. En síntesis, el cáncer de vejiga tiene altos índices de curación si se detecta en etapas tempranas. Por esto es fundamental consultar ante cualquier sangrado o síntomas urinario, sobre todo, en personas fumadoras.