Gran Hotel Viena
Ubicado en la localidad cordobesa de Miramar, el Gran Hotel Viena fue, durante décadas, uno de los alojamientos más glamurosos del país. Fue una creación de la familia del alemán Máximo Emilio Germán Pahlke y la austríaca Melita María Fleischberger, quienes tuvieron dos hijos: Máximo Wolfgang Otto y Gertrudis Ingrid. La mujer y el hijo varón fueron diagnosticados de enfermedades respiratorias y de la piel, lo que los llevó a querer radicarse cerca de los beneficios de las aguas de la Mar Chiquita, a fines de la década de 1930.
Tras un intento de sociedad con un alojamiento local que no funcionó, a mediados de 1940 encargaron a los mejores arquitectos e ingenieros civiles de Buenos Aires los planos del futuro Gran Hotel Viena. La construcción comenzó al año siguiente y se ejecutó en etapas, hasta 1945. Consistía en tres lujosos edificios con los más altos estándares de servicios y calidad.
El hotel funcionó durante dos años, cuando cerró por un largo período debido a desacuerdos entre doña Melita con el personal y la Asociación Hotelera de Miramar. Además, el turismo mermó debido a la bajante de la laguna, que en 1950 apenas era un espejismo a 5 kilómetros de la costa. Casi 20 años después, Máximo decidió acondicionar algunos sectores, reabrir las puertas y coordinar una exitosa temporada turística. En 1965, el doctor Pahlke junior creó la Sociedad Waldorf y CIA S.A., que figura como propietaria del complejo desde entonces.
Ni los dueños, ni los arquitectos e ingenieros se imaginaron hasta donde podía subir el agua de la mar. El 17 de mayo de 1978, la laguna se volvió incontrolable y avanzó sin piedad sobre más del 60 por ciento del pueblo. En el hotel, el agua inundó el sótano y el oleaje rompió parte de la mampostería del lado Norte del edificio, dejando al descubierto los hierros de las armaduras de las columnas y poniendo en riesgo de derrumbe los grandes muros.
Quienes asisten a las visitas guiadas del hoy Museo Hotel Viena aseguran escuchar ruidos y ver personas pasar de una habitación a otra. De hecho, existe una versión nocturna del paseo para los más supersticiosos.
Otro mito es la relación de sus propietarios con el nazismo. No hay datos certeros ni registros que sirvan como evidencia, pero entre los lugareños se suele decir que el partido Nazi podría haber aportado los fondos para la construcción del edificio. De hecho, algunos aseguran que el propio Hitler estuvo alojado en el lugar y que tenía a disposición una habitación en suite exclusiva, con vajilla y sábanas que llevaban sus iniciales.