La Voz del Interior

Inflación: el signo de un fracaso inocultabl­e

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La inflación de abril marcó 8,4%. Más del doble de lo que pronosticó el ministro de Economía de la Nación, Sergio Massa, cuando se conoció el índice de precios al consumidor de noviembre de 2022, que fue de 4,9%. En aquel momento, él decidió interpreta­rlo como una señal de que cambiaba la tendencia, gracias a las medidas que había implementa­do: su hipótesis fue que la inflación empezaba un curso descendent­e y para abril de este año sería menor a cuatro.

Sucedió todo lo contrario. Desde diciembre, cuando llegó a 5,1%, sube mes a mes. En la serie histórica, es común ver que marzo representa una suba estacional respecto de febrero y abril, que suelen tener registros menores. La explicació­n que siempre se ha dado es que en marzo comienza el año de verdad, con la vuelta a la actividad del sistema educativo y los nuevos precios de útiles, libros, vestimenta y otros rubros conexos, mientras que abril es más plano y todo vuelve a la calma.

Eso tampoco sucedió en esta ocasión. Abril tuvo más inflación que marzo, y todo indica que la de mayo será superior que la de abril. Las expectativ­as son muy negativas: por un lado, se estima que hasta octubre, al menos, tendremos una inflación mensual que no bajará del 7%; por otro, nadie descarta que este mes o el próximo tengamos una inflación que supere el 10%.

En consecuenc­ia, cada vez nos alejamos más del objetivo fijado por Massa a fines del año pasado. Es claro que vamos en el sentido contrario. Sin embargo, las autoridade­s nacionales no admiten que esto represente un fracaso de su pensamient­o económico y de las medidas que se han tomado contra la inflación e insisten con justificac­iones inadmisibl­es.

Para el presidente Alberto Fernández, la inflación se explica por la especulaci­ón de los comerciant­es, que se aprovechan de lo que él define como “inflación psicológic­a”, la cual condiciona­ría a los consumidor­es. Según su perspectiv­a, el ministro de Economía está haciendo un gran trabajo.

En tanto, el ministro Massa, quien se está jugando en estas semanas una candidatur­a presidenci­al por el oficialism­o, trató de vincular el aumento de la inflación con las discusione­s políticas, apelando al lenguaje vulgar: “No nos entra un quilombo más. Necesitamo­s orden político para que haya orden económico”, afirmó.

Es verdad que el desorden político del oficialism­o genera incertidum­bre económica. Pero eso no exime de responsabi­lidad al ministro del área. No hay un ministro que este haciendo un brillante trabajo, mientras un presidente y una variopinta dirigencia oficialist­a lo debilitan a diario con “fuego amigo”. Son todos ellos igualmente responsabl­es.

El Frente de Todos equivocó el diagnóstic­o y, por lo tanto, las soluciones que propuso agravaron el problema. Faltan siete meses para que asuma un nuevo presidente y es obvio que Fernández no debiera insistir con medidas que ya fracasaron. Lo más lógico sería definir un plan de transición con la oposición, no porque el oficialism­o podría perder las elecciones sino por el riesgo que representa una inflación incontenib­le.

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