El hombre que salvó al mundo de un apocalipsis
Stanislav Evgrafovič Petrov murió el 19 de mayo de 2017, sin pena ni gloria, en un pueblo a las afueras de Moscú. La BBC de Londres reportó su muerte casi cuatro meses más tarde, cuando el director de cine alemán Karl Schumacher llamó para felicitarlo por su cumpleaños y el hijo de Petrov le contó que su padre había fallecido. En 2014, Schumacher había estrenado el documental The Man Who Saved the World (El hombre que salvó al mundo), en el que narra la historia increíble pero real de quien tuvo en sus manos el destino de la humanidad.
Petrov era un teniente coronel de la fuerza aérea soviética encargado de monitorear una central de alerta temprana de ataque nuclear. Una mañana de septiembre de 1983, en plena Guerra Fría, recibió señales del lanzamiento de cinco misiles desde una base en Estados Unidos hacia Moscú. Tras el momento de pánico, en el búnker todos comenzaron a actuar según el protocolo: informar la agresión y responder. Hubiera sido el inicio de una guerra con armas atómicas. Petrov dudó.
El escritor Eduardo Sguiglia (Rosario, 1952) toma ese incidente para construir una de las líneas narrativas de su flamante novela, La redención del camarada Petrov, que se interna junto con su protagonista en los claroscuros de la Unión Soviética, los ideales de la lucha partisana contra la Alemania nazi, los desastres de la guerra y los pasillos del poder.
El narrador es Juan Meyer, un médico argentino formado junto con Salvador Mazza (el bacteriólogo que dedicó su vida a combatir el mal de Chagas) que termina luchando contra los alemanes en Bielorrusia y después realiza tareas encomendadas por un misterioso jefe del Ejército soviético.
En la novela, Meyer decide sumarse a las filas internacionales antifascistas tras presenciar el acto de los “nazis criollos” en el Luna Park porteño, el 10 de abril de 1938, que reunió a 20 mil ciudadanos argentinos que portaban esvásticas. Aunque el principal estímulo es, como se decía antaño, un asunto de polleras. El médico había conocido a una mujer que se entrenaba para poder ser piloto de guerra.
Con esos hilos de ficción, que toman algunos episodios y personajes reales, Sguiglia teje una novela de climas y ritmos cambiantes, y ofrece un pantallazo histórico a la vez que interroga la conducta humana en los momentos dramáticos.
¿Qué fue del camarada Petrov? Aquella mañana de 1983 podría haber sido el principio del fin, la chispa de un apocalipsis nuclear. La decisión de desobedecer tendría graves consecuencias en su vida. La novela pregunta por las razones. ¿Quería salvar a la humanidad? ¿Se sentía un héroe? ¿Pensó en su esposa? ¿Lo esperaba alguna redención?