Pymes: la realidad fatiga de modo cotidiano
Dos pymes cordobeses de diferentes rubros coinciden en que las dificultades para conseguir insumos importados forma parte de la problemática cotidiana para funcionar.
“Nuestra planificación es especialmente difícil porque abarca períodos de no menos de cinco años, partimos desde el desarrollo de los productos, su homologación, producción y venta. Para afrontar el día a día, nuestra estrategia ha sido pensar en el año a año, y en el lustro a lustro”, describió Román Irazuzta, socio gerente y fundador de la tecnológica Discar.
La firma tiene clientes desde Ecuador hasta Tierra del Fuego sobre todo para su principal producto, sistemas de gestión de la distribución de energía eléctrica. El hecho de que las importaciones de la empresa no son artículos terminados, sino materias primas que generan agregado de valor y puestos laborales les permite tener un argumento adicional a la hora de gestionar las autorizaciones.
“Estar listos para surfear las coyunturas que pueden ser muy tormentosas”, es una de las claves para que la empresa continúe, dijo Irazuzta.
Otro caso es el de Canteras El Diquecito, productora de áridos para la construcción. Conseguir elementos como barras, brocas de perforación y repuestos para la maquinaria exige esfuerzos cotidianos que nada tienen que ver con el objeto de la actividad.
“En febrero presentamos una Sira, el proveedor de Estados Unidos nos pide pago anticipado, y nos sacan el giro de divisas para agosto”, detalla José Díaz, director de la empresa de La Calera. “En consecuencia, no perforo, no genero mi materia primera y no tengo la planta totalmente en marcha, aun con buena demanda, aunque en las últimas semanas comenzó a ralentizarse”, indicó.
Díaz es claro: “La realidad te fatiga todos los días, pero no nos tienen que doblar, acá hay 50 familias, la mayoría de la zona donde estamos”.
La tecnológica Discar y Canteras El Diquecito, dos ejemplos de adaptación a la crisis de las importaciones.