La Voz del Interior

Doloroso. Atenas sufrió una noche de tango feroz

El Griego cerró un recorrido doloroso de un año que justifica el descenso. Dejó todo en la serie, pero no alcanzó.

- Enviado especial a Buenos Aires Jorge Luna Arrieta jarrieta@lavozdelin­terior.com.ar

La peor pesadilla se hizo realidad. Es despertars­e desesperad­o, sin aire, sobresalta­do, abrir los ojos y ver a eso que te aterra a tu lado. El descenso de Atenas está consumado. El más campeón, el más picante, vive las peores horas deportivas de su rica historia.

La nostalgia ya ganó. El equipo, no. Dio pelea, con razón y corazón. Hizo un gran esfuerzo, pero no alcanzó. Llegó a Buenos Aires con la ilusión lógica de haber levantado un 0-2. Y el juego fue parejo, duro, estresante y muy parecido a lo que ocurrió en Córdoba. Lo que cambió fue el ganador.

Boedo, ese barrio con olor a tango, impuso su ritmo lacónico y malevo para ser letal con las aspiracion­es del Verde. Lo hecho por este Atenas en esta serie hubiera alcanzado si en la fase regular hubiera jugado así. Pero ya está. Las suposicion­es no tienen valor en este plano.

“Pichi” Campana estuvo en el Polideport­ivo Pando. Llegó para acompañar, para alentar. Con su hija, que lució una casaca de grandes coronacion­es pasadas con la 5 en la espalda y ese apellido que es sinónimo de ese número en la verde. Un centenar de cordobeses copó los palcos. Otra treintena estuvo alentando desde las preferenci­ales. “Pichi” exigió al máximo a la goma de mascar que mordió todo el partido. Por su cabeza habrá pasado lo mismo que por la de cada hincha de Atenas.

Tras un primer tiempo parejo, en el segundo el local empezó a marcar la diferencia. Marín sacó las dudas de su repertorio y se hizo cargo de cada pelota caliente. Por “el Pájaro”, empezó a volar el Cuervo. Y la defensa de San Lorenzo se endureció para nublar los intentos de Atenas. Y no hubo ideas ni energías. Cada jugador de Atenas comenzó a ser testigo de la debacle que protagoniz­aron a lo largo de toda la temporada. La nefasta racha de 23 derrotas en fila. Sólo siete victorias en 43 presentaci­ones. El equipo se fue desmigajan­do en el largo camino de la temporada y los cambios de nombres fueron una constante hasta llegar acá.

Mientras el Pando era grito de furia y celebració­n con el Ciclón, los cordobeses fueron agotando palabras y esperanza. El silencio y las miradas desperdiga­das en la nada todo lo sintetizan. Hubo lágrimas, bronca, impotencia y un silencio que gritó atrozmente el dejar de ser, el dejar de pertenecer a esa elite que tantas veces lo tuvo en lo más alto.

No hubo Campanas en la cancha. Tampoco Milanesios. Ni cualquier otro apellido relacionad­o con aquellos otros tiempos. Esos que llenaron de gloria al deporte cordobés y que hicieron a todos los cordobeses hinchas de Atenas.

Es sólo un descenso. Es una consecuenc­ia de lo que pasó en los últimos años. Y es una oportunida­d. Caer para levantarse. Pero, primero, aprender a levantarse. Fue una noche de tango feroz para Atenas.

 ?? FEDERICO LÓPEZ CLARO ?? TRISTE FINAL. El descenso ya es realidad y los jugadores de Atenas lo padecen, mientras los locales festejan con alivio.
FEDERICO LÓPEZ CLARO TRISTE FINAL. El descenso ya es realidad y los jugadores de Atenas lo padecen, mientras los locales festejan con alivio.

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