¿Es sólo ganar como sea?

“El clásico se gana”. En tiempos en los que el éxito actúa como un asesino de todo lo que no sea parte de su esencia hace que esta respuesta sea lo primero que sale de la boca de la mayoría de los jugadores cuando son consultados sobre las formas para ganar un partido que es parte del campeonato que hay contra el o los rivales de siempre, tradicionales.

Es un torneo dentro del que ya se juega, porque casi nunca es un partido al año sino que hay ida y vuelta, como será ahora con este BelgranoTalleres.

Los fundamentos de la frase casi siempre están relacionados con la presión del hincha por ganarle al archirrival. No es algo absoluto, pero es por ahí la justificación. ¿De qué servirá al humor popular que el primer equipo de uno haya llegado más que el otro si el resultado terminó siendo una derrota?

Lo cierto es que los entrenadores Guillermo Farré (Belgrano) y Javier Gandolfi (Talleres) parecen pensar distinto. Al menos en el diálogo con los jugadores, los interlocutores válidos para tácticas y estrategias. Para los DT, el clásico no es sólo ganar como sea. Así lo han demostrado hasta ahora. Se piensa al resultado como consecuencia de una expresión futbolística que puede variar de acuerdo a los recursos humanos disponibles, pero que tiene prioridades de juego.

El centro a Pablo Vegetti no es un recurso excluyente para Farré y su cuerpo técnico de la misma manera que el pelotazo para Ramón Sosa tampoco lo es para Gandolfi y compañía. ¿Total de última están Losada y Herrera?...

No. No son las alternativas de la desesperación y de la urgencia las que se imponen en los planes de ambos entrenadores. De otra manera, la expresión futbolística pasaría a ser pobre y eso está lejos de ser un objetivo para todos los protagonistas. Limitar de esa manera a un equipo y a sus integrantes es algo que pudo haber pasado en otras etapas donde la apuesta a la o las individualidades era el recurso principal. Como si el resultado fuera fruto más de un acierto, del error o el azar que gobernara a uno o dos jugadores.

No hay partido sin propuesta es algo que está claro. Y es una buena premisa para asomarse a un juego que tendrá un escenario lleno por el público celeste y que volverá a jugarse después de tres años.

Belgrano, como ya se dijo, ha hecho un viraje hacia el juego con la presencia Bruno Zapelli como creativo más Franco Jara, más la capacidad goleadora de Vegetti. Se los va a extrañar a Matías García (no estará finalmente al no recuperarse de una lesión muscular) y Ariel Rojas (desgarrado), pero entre todos tratarán de que no se note tanto.

Talleres ha establecido un equilibrio entre su acto ofensivo y el defensivo. Definir en espacios amplios es una situación ventajosa por la que debe trabajar y sudar bastante. El funcionamiento completo de Garro, Sosa, Valoyes y Santos no siempre se da cuando se quiere. Pero sí necesita de un respaldo defensivo que el rival tratará de resquebrajar.

Cada uno sabe el punto débil del otro como sus virtudes. Se propone construir. Porque destruir, destruye cualquiera.